Una poderosa llama sigue a una pequeña chispa

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Me desperté con la cama vacía, lo que me puso de mal humor enseguida. El tipo de día que el clima indicaba que podría ser no ayudó a mejorar mi actitud. Una espesa niebla se filtraba sobre el pueblo, impidiéndome ver siquiera el suelo. Era temprano y probablemente se disiparía después de que el sol se elevara en el cielo, pero en ese momento me sentía como si flotara en una casa entre las nubes.


Camila había dejado una nota para mí en la mesa del comedor. Se había levantado temprano y se había ido a hacer un viaje al templo de Artemisa. No era un comportamiento inusual en ella, y teniendo en cuenta que me había dejado una nota, decidí ser comprensiva con su ausencia. Además, ella había bebido mucho menos que yo anoche. Al irse a dormir tan temprano como lo hicimos, debía estar muy despierta y esperando impacientemente en la oscuridad a que el carro de Apolo levantara el vuelo. Yo, en cambio, tenía la cabeza del tamaño de toda Grecia de tanto beber.

Después de asearme por la mañana, me vestí y volví a mirar por la ventana. La niebla ya había comenzado a disiparse. Tal vez el día resultara claro después de todo. Oí voces apagadas y risas silenciosas en el balcón. Pensando que Camila había decidido visitar a alguien ahí fuera, me dirigí hacia allí. Estoy segura de que la sorpresa se reflejó en mi cara cuando vi a Selene y a Prax sentadas en los muebles de mi balcón como si pertenecieran a él.

-Hola, hermana mayor- dijo Selene.

-¿Qué hacéis ustedes dos aquí?- Pregunté de forma no muy educada.

-Tienes resaca, ¿no? - Selene me sonrió, pero al menos Prax tuvo la decencia de ponerse en pie , reconociendo mi puesto.

-Perdónenos, Señoraa Conquistadora. Sólo queríamos esperar aquí hasta que usted y la Reina se despertaran. Quería ser la primera en decirle a la Reina Camila que había pasado las pruebas físicas administradas por la Capitana Ephiny esta mañana-.

-Estoy segura de que estará encantada de oírlo. ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? - pregunté, inclinándome sobre la barandilla para ver el suelo al menos a ochenta manos por debajo de nosotras.

-Subimos-, respondió Prax. -Selene se está volviendo bastante buena.

Selene me sonrió. Creí que había un toque de triunfo en esa expresión. Quizá demasiado para mi gusto.

-Procura no romperte el cuello antes de que lleguemos a Corinto-. Sé que he sonado bastante irritable, pero me latía la cabeza y deseaba desesperadamente una taza caliente de té fuerte, pero no tenía ni idea de cuánto té había puesto Camila en la tetera. La última vez que intenté prepararlo yo misma, la infusión salió como agua turbia y con el mismo sabor.

-Sí, hermana querida - murmuró Selene. Al menos a mí me sonó mucho.

- ¿Qué has dicho? - La fulminé con la mirada.

Debió darse cuenta de que había cruzado una línea. -Yo... dije... parece que el día va a estar despejado.

-Eh, sí- respondí, volviéndome hacia Prax. -Siento decepcionarte, pero si buscas a Camila estás en el lugar equivocado. Se fue al templo al amanecer.

Prax saltó de nuevo de su silla. - ¡Pero pensaba que estaba contigo!

-No- dije lentamente. -Para que ella esté conmigo se requeriría que estuviera realmente presente, lo cual no es así.

-¿Quieres decir que está sola?-

-No estoy muy segura, pero...-

Entonces ocurrió algo muy extraño. La chica saltó por encima de la barandilla del balcón, saltando de rama en rama hasta desaparecer rápidamente de nuestra vista. Selene y yo simplemente nos miramos.

La Conquistadora (Camren)Where stories live. Discover now