La Conquistadora (Camren)

Porque La Misericordia Es Algo Más Grande Que Lo Correcto

Los músicos y los bardos fueron suficientemente entretenidos, pero he encontrado mi atención constantemente detrás de las puertas principales de la sala del banquete, esperando el retorno de Camila.

Parecía como si hubiera pasado bastante tiempo desde que se fue para refrescarse, sin embargo, yo no sé por qué me preocupaba. Muchas de las damas de las fiestas se iban, para volver con un vestido o una falda nueva. Mucha gente iba y venía, razón por la cual no fue ninguna sorpresa descubrir que Solan había salido de la sala, quizá con la esperanza de adquirir los favores de una de las prostitutas que se quedaban fuera de los muros del palacio en las noches como ésta.

Terminé otras dos copas de vino en ese momento. Hice un gesto a Ganicus, solicitando que mi capitán comprobara para ver si tal vez la noche había sido simplemente demasiado para Camila. Yo iba imaginando en mi mente a Camila en lágrimas por algo que alguien había dicho o hecho. Todo esto era muy nuevo para ella, y aunque ella se maneja con una buena cantidad de gracia y dignidad, me preocupaba todavía. Cuando más me preocupaba, más bebía. En un momento mi amante volvió a entrar a la habitación, del brazo de uno de mis soldados, que parecía a punto de desmayarse del susto, yo estaba bastante borracha. Ahora ya había consumido mucho alcohol y aún poseía la capacidad de cortar a un hombre sentado con mi espada. Esta noche era diferente. Era como si me había dado permiso para dejarme ir un poco. Por primera vez en este palacio, me sentí a gusto. Esta noche, los amigos nos rodearon, y por eso, cuando vi a Camila, hice algo que no esperaba.

A pesar de que puse a Camila en mi regazo, un pensamiento fugaz cruzó por mi mente con respecto a mi dignidad y la forma en que pudiera parecer, la Conquistadora y su amante besuqueándose en la cabeza de la mesa. Había sido mi meta todo el tiempo asegurarme que a mi futura esposa siempre se le muestra el debido respeto, como corresponde a una mujer de su rango y posición en el Imperio. La cercanía de Camila, la sonrisa en su cara, incluso el suspiro indiscutible que salió de sus labios cuando me besó en el cuello, tuvieron éxito en la reducción de mi conducta a la de una colegial enamorada. Cuando Camila me susurró seductoramente al oído, le tomó casi todo el control que me quedaba, para no para llevarla a las habitaciones en ese mismo momento. Hice una nota mental para explicar a Camila que esta era una ocasión muy especial. Algo así como una fiesta privada en nuestra propia casa. Con las visitas extranjeras, de los cuales yo no sé por qué no tuvo en cuenta a Solan, aun así, mostré mi devoción a mi esposa, pero tendría que ser mucho más fuerte que esto para ponerme freno, a las desvergonzadas muestras de afecto.

Traté de ser tan digna como sea posible, dando gracias y una feliz noche para todos los que ayudaron a que sea un éxito. Yo no estaba tan borracha como demostraban muchos síntomas externos, pero mis abstenciones habían sido sin duda menores en el punto en que Camila y yo salimos de la sala de la mano.

He oído algunos comentarios y atrapé algunos guiños intercambiados entre mis invitados.

La vieja Lauren habría sacado su espada y de inmediato se enfrentaría a los bromistas. Sentía algo muy diferente esta noche. La risa no era estridente, ni eran obscenas bromas a costa del honor de la mujer que estaba a punto de acostarse. En lugar de eso las miradas eran de la envidia. Los fragmentos de conversación que escuché durante la noche, anunciando un viento fresco que soplaba a través del nuevo Imperio. Un número de hombres, así como algunas mujeres, exclamando: sus celos, así como deleitándose con la hermosa joven que la Conquistadora había ganado.

Salí de la habitación en un estado de euforia. No sólo había Camila encantado a la nobleza de mi corte, por primera vez en mucho tiempo, me sentí como si estuviera haciendo lo bueno y lo recto. Las palabras de envidia que he escuchado esparcidos a lo largo de la sala no hicieron ningún comentario acerca de cómo la Conquistadora había robado a la mujer a su lado.