Capítulo XI

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Quebec 

Mi cuerpo duele, me siento aturdida y mis piernas arden. Me levanto de la cama y analizo la situación. Recuerdo que me había quedado dormida con Will en el sillón y ahora estoy en mi cama. 

¿Seguirá aquí?  Me levanto y me dirijo a la sala. Todo está bien acomodado, el comedor está limpio. Voy a la cocina para tomar un vaso de agua, y veo una pequeña nota. Es de él.  "Espero que esto se pueda repetir, si te sientes mal o adolorida házmelo saber y vendré a verte para poder cuidarte como mereces."  Sonrió al leer la nota; me duele el cuerpo, pero no quiero molestarlo. Bebo el agua y me dirijo al baño para poder asearme e irme a hablar con el señor Maxwell.

Al salir me pongo unos jeans negros, una blusa escotada roja y unos botines negros, tomo mis cosas y me dirijo a la oficina. 

Llegando, me dirijo a la oficina de mi jefe. Toco y escucho a alguien decir que pase.  Entro y ahí está, mi salvador. Me mira y sonríe.

-Mi niña, ¿que buenas noticias me traes?

-Sólo ha vendido una pregunta.-respondo y su sonrisa se desvanece.

-Dime.

-¿Por qué desea matar al señor Crane?-suelto, parta la mirada de mi, y se levanta del asiento.-No es mala persona, me ayudaría con la fundación, es amable, es...

-¿No lo entiendes?-interrumpe. 

¿Entender?, Will puede ser todo y puede ser parte de la mafia, pero, ¿matarlo ?, necesito saber la verdad.

-¿Entonces?

-¿Desde cuándo cuestionas las misiones que te doy?-pregunta, maldición, me daba una misión y yo cumplía, sin cuestionar ni hacer preguntas.-Creí que eras capaz de hacerlo. Eres mi mejor espía.

-Lo soy.-alcanzo a decir, su mirada de ser dulce ha pasado a ser fría.

-No parece, parece que ahora estás metida con él y no solo de manera sexual.

-Es solo que no tengo mucha información sobre él.-mentira.

-Tengo la sensación que ya dormiste con él.  

Mierda.  Quiero decirle que solo fue cosa de una noche, pero no puedo, al dejarme la nota, al disculparse, me hace querer estar con él y fallar. 

-No... 

-Tienes una semana estando con él. A estas alturas ya debería estar muerto.  

-Sólo quiero saber la razón por la cuál quiere que lo mate.-me siento agitada, quiero respuestas.  Él no dice nada, solo me mira.

-Bien, bien. ¿Recuerdas a Esther?-pregunta de repente.

Claro recuerdo a Esther, era su hija, él la amaba y lamentablemente falleció hace dos años.  No supe la razón, unos decían que murió por un aborto clandestino, otros que su novio la asesinó y otros que se que suicidó.  Nunca quise preguntarle al señor Maxwell, perder una madre es una cosa, pero perder a una hija, siento que es más fuerte. 

-La recuerdo.

-Ella tenía un novio, cuando conoció, ella ya tenía depresión, traté de llevarla a terapia, pero ella no quería.-suspira, me levanto de mi asiento y me dirijo a él, me inclino y lo abrazo.

A pesar de todo, me ha dado trabajo, me ayudó cuando me quedé sola y estar ahí para él al recordar a su hija es lo mínimo que puedo hacer. 

-Los rumores que se han dicho no son ciertos, ella decidió suicidarse tras enterarse que estaba embarazada, no lo deseaba y quiso abortar a mis espaldas. 

Dios, debió haber estado tan sola, si hubiera sabido sobre su situación, pude haber estado con ella, acompañarla cuando más lo necesitaba, así como ella me ayudó tras la muerte de mi madre. 

-Su novio no quería saber de ella, sabía su condición, cuando se enteró de su embarazo la dejó.  Apagó la luz que iluminaba mi vida.

-Lo siento mucho.-digo, sonríe y me mira, me pongo de rodillas y limpio una lágrima que ha salido de sus ojos.

-William Alexandr Crane ... ese infeliz la llevó a su muerte.

Will... ¿la mató?... ¿sólo por estar embarazada?... Siento que mi corazón duele, no es posible, ¿cómo alguien cómo él pudo hacer algo así?

-Ahora lo sabes ... por esa razón lo quiero muerto.

Oh, Por Dios! (I)Where stories live. Discover now