Capítulo XXII

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William.

Salgo de la farmacia con dos píldoras del día después, nunca supe cómo funcionaban, la verdad nunca me importó, nunca había pasado algo así ya que siempre usaba condón y después de lo que pasó Esther me aterra la idea de que esté embarazada.

Vuelvo a su departamento, toco un par de veces pero no hay respuesta, lo he arruinado, comenzamos a conocernos y siento que ya abusé de ella.  ¿Qué tenía en la cabeza ?, no usar condón sin su permiso y hacerlo de todos modos es algo muy bajo de mi parte.  Ni siquiera tenemos un acuerdo, no ha aceptado en ser mi esclava, pero siento que no hay necesidad, sabe su palabra de seguridad y ambos disfrutamos de nuestra "relación", si se podría decir. 

Vuelvo a tocar dos veces más y la puerta se abre, tiene los ojos cerrados y la luz le molesta, se acaba de despertar.  Se ve tan tierna, me da la indicación para poder entrar.  Cierro la puerta detrás de mi y la tomo entre mis brazos, la cargo y pone sus piernas en mi cadera, paso mis manos a sus muslos para no tirarla, beso su cuello y me dirijo a su habitación.  En este momento no quiero hacer pensar que solo quiero coger con ella, al contrario, ahora, mi mente está pensando en hacerla sentir bien, cómo cuidarla. 

La coloco en la cama y voy hacia la cocina por un vaso de agua, veo que aún está la cena en el comedor, no me gustaría que tenga que limpiar todo por su parte, así que comienzo a recoger, busco entre los cajones recipientes para  colocar la comida para que se pueda conservar, levanto todo, llevo los platos sucios al fregadero y comienzo a lavarlos.  No pasan unos minutos y siento unas manos en mi espalda.  Volteo y está ahí, ruborizada.

-Yo me encargo de eso.-dice.  

-Yo puedo hacerlo, es lo mínimo que puedo hacer después de una cena tan deliciosa.-respondo, quiero pedirle perdón por lo que le hice, claramente es algo que le afecta a toda mujer si no desea ser madre, pero no sé, termino de lavar los platos, volteo a verla y está sentada en la isla de la cocina, está perdida  en sus pensamientos, mirando a la ventana.-Lamento lo que pasó.  No fue mi intención de haberlo hecho sin tu permiso.

-No te preocupes, he pasado por peores cosas.-baja la mirada y sonríe.

¿Peores ?, mierda, quiero saber que le pasó, quiero protegerla.  Vuelve a mirarme y hace una seña para que me acerque más.  

-¿Peores?-pregunto estando a centímetros de ella, pongo mis manos en su cintura y la abrazo, se queda quieta y me hace pensar que estoy invadiendo su espacio, trato de separarme pero me abraza.  

-Gracias.-susurra y siento caer gotas en mi hombro desnudo, acaricio su espalda y trato de calmarla.  ¿Quién la lastimó tanto?-Fui abusada sexualmente por mi novio hace seis años.

Maldita sea, quiero saber quién es, poder darle lo que se merece.  Se separa de mi y evita mi mirada.  

-Puedes hablar conmigo, lo sabes.-asiente y me mira a los ojos.  

-Me drogó, me llevó a una habitación de un club y pasó lo que tenía que pasar.

¿Lo que tenía que pasar?  Sé que no quiere decir nada, pero al mismo tiempo quiere desahogarse, quiere gritar y romper el silencio de algo que la está atormentando por años.

-Ma amarró, abusó de mí, se fue y me aventó $50 dólares después de que se corrió dentro dentro de mi.  

Maldita sea, estoy enojado, ¿cómo alguien le hizo algo así ?, necesito saber que ocurrió con él, saber que pasó después de lo ocurrido.

-Estás molesto.-la miro y sonríe.-Tienes el entrecejo fruncido y los labios apretados, me he dado cuenta de tus expresiones.  

Nadie se había fijado en eso, en las expresiones que ni siquiera me había dado cuenta.  Tomo sus manos y las coloco en mi pecho.

-Me gustaría haber estado ahí para evitar eso.  

-No te preocupes, si no hubiera sido por eso no hubiera conocido a Erick y... tal vez no te hubiera conocido.-dice en un susurro, le beso la frente y le ofrezco el vaso de agua que había dejado antes de haberme puesto a limpiar.  Lo toma y agarra una caja.  

-¿Estás bien?  

Asiente, la abre y coloca la pastilla en su boca, bebe el agua y me mira.  

-No suele pasar a menudo y tomando en cuenta que no estoy ovulando, estaré bien y no serás padre.-suelta una carcajada y me mira, de repente sus ojos muestran tristeza.-Lamento lo de Esther.  

Mira el vaso que está sostenido, mierda, lo sabe y ya es momento de decirle la verdad de lo que pasó.

Oh, Por Dios! (I)Where stories live. Discover now