Capítulo XXXV

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Quebec.

Tal vez estoy loca y puede que esté haciendo algo que me hará arrepentirme en algún momento, pero estar con él, me hace sentir amada y segura.  

Lo escucho regresar a la habitación y ya está solo con unos jeans, su mirada es fría y me hace pensar que algo está mal, se acerca a mi y comienza a desatarme con cuidado, cuando suelta mis piernas pasa sus manos sobre ellas y las masajea, sube hasta mis manos, hace lo mismo hasta llegar a mi torso, quiero decirle que estoy bien y que quiero continuar pero está tan concentrado que no quiero interrumpir sus pensamientos.  

Justo cuando termina de desatarme me mira de pies a cabeza, se inclina y me besa en los labios, el beso es suave y dulce, al cabo de unos segundos se separa de mi, se levanta y recoge la ropa que está en el piso, comienza a vestirme con extremo cuidado, giro la cabeza a un costado y en el espejo que está a un lado veo mi reflejo, mi cuerpo está lleno de moretones y hay cortadas, bajo la mirada y ahí está él, tomándose su tiempo en ponerme la ropa y en tener cuidado.

Al terminar, me ayuda a levantarme y nos sentamos en la cama, la habitación es silenciosa y el sonido de la lluvia la hace más acogedora.  

-¿Está todo bien?-rompo el silencio y lo miro.  

-Necesito hablar contigo.-responde sin apartar la mirada de la ventana, se levanta de la cama y se dirige al pasillo, me levanto detrás de él y comienzo a seguirlo, pasamos por una pequeña cocina y el comedor, llegando hasta la sala, para ser su casa es un lugar realmente pequeño, pero acogedor.

Se sienta en el sillón y le da unos pequeños golpes a su lado, dándome la orden de sentarme junto a él, obedezco y pongo mis piernas al nivel del pecho, esperando por lo que tiene que decir.  

-Conocí a tu padre cuando mi madre tuvo un accidente, él estuvo con nosotros cuando no teníamos nada, era el jefe de mi padre y bueno, hicieron negocios sucios, algo que en realidad no me gustaría hablar.-asiento y espero a que continúe, suspira y prosigue.-Después de unos contratos mi padre fue asesinado en una entrega de mercancía, y bueno, tu padre nos dio lo necesario, me dio los recursos para poder crear mi propio negocio, cuando lo logré comencé a tener diferentes clientes... 

-¿De qué era el negocio?-lo interrumpo y sonríe.  

-Drogas... 

-Oh...-nos quedamos en silencio por un momento y continúa.  

-Después él se volvió en mi mejor cliente, hasta que de un momento a otro desapareció, ya no supe nada de él, nunca me dijo que tenía una hija o si estaba casado, inclusive lo busqué en internet esperando hasta respuesta pero no, volvió a  contactarme, me dijo que que te había investigado y que quería conocerte, tanto así que te quería dar más de la mitad de sus ganancias.  

-¿Entonces tú donador era mi padre?-asiente, es increíble que no lo haya aceptado o que ni siquiera lo haya conocido, sino hasta hace unas semanas, toda mi vida creí que estaba muerto y que nunca le importé, pero ahora, estaba buscándome y estaba dispuesto a dar una gran cantidad de  dinero a la fundación.  Estoy sorprendida.

-Tenía mis sospechas de que era tu padre después de lo que me habías comentado, pero no quería hacerme esa idea y estar equivocado.-suspira.-Hace rato me llamó y quiere que te vayas con él, ya que el señor Maxwell me está buscando y si me encuentra me matará, así que quiero evitar que te haga algo que no sería capaz de soportar.  

Siento mi cabeza a punto de explotar, en realidad solo estaba protegiéndome y, mierda, lo necesito, necesito estar con él.  Lo miro a los ojos y lentamente paso mis piernas por ambos lados de su cuerpo, sentándome en su regazo, juego un poco con su cabello y analizo su rostro, su entrecejo está levemente arrugado, sus ojos rojos por no dormir y debajo de ellos tiene  marcadas las ojeras, sus pestañas son largas y rizadas, su nariz es gruesa y ligeramente punteada, sus mejillas están levemente sonrojadas y sus labios, Dios, esos labios por la cuál moriría, carnosos y rosados. 

Siento que este será el último momento en el cuál podré verlo, y algo en mi interior me grita que es mejor alejarme antes de que sea ​​demasiado tarde, pero ahora solo quiero estar con él.

Paso mi pulgar por sus labios que están ligeramente separados, necesito regresar a la realidad y enfocarme que en algún momento me tendré que ir.  Sonríe y pasa sus manos por debajo de mi cabello, subiendo hasta mi nuca, me acerca a él y lentamente me besa, separo mis labios dejándolo entrar, succiona mi labio inferior y su lengua comienza a jugar con la mía, sonrió entre besos, separándonos por falta de aire.  

-No quiero dejarte ir.-susurra y pone su frente contra la mía, nuestras narices se tocan y estamos a milímetros de volver a besarnos, pero me separo de él, me mira sorprendido y suspira.-Te alistaré un poco de ropa y lo necesario para que te vayas mañana por la mañana.  

Lo miro sorprendida, ¿de verdad quiere que me vaya?, ¿no soy nada para él?, siento las lágrimas comenzar a salir pero trato de mantenerme firme, me levanto de sus piernas y me siento a su lado, no quiero que me vea  llorar, no de nuevo.  

-¿Él sabe en dónde estamos?-pregunto.  

-Sí... me dijo que vendrá mañana por la mañana.  

Miro a la chimenea que suelta un poco de humo, y las brasas comienza a salir, tal vez lo nuestro es como el fuego, y ahora, está por apagarse.  Miro al reloj que está colgado en un muro, 03:56 am, es tarde, y debería de dormir, pero no por creo ser capaz de cerrar los ojos y pensar que tal vez esta será la última noche que estaré con él.  

-¿Qué soy para ti?-pregunto, y al momento me arrepiento de haberlo hecho, suspira y abre la boca para responder.

Oh, Por Dios! (I)Kde žijí příběhy. Začni objevovat