Capítulo XXXIII

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Quebec.

Los golpes son cada vez más fuerte, está en el piso de su departamento, tratando de cubrir su rostro y su vientre.  Sólo se escuchan los lamentos de desesperación y los golpes que le están dando a su pequeño cuerpo, no se puede mover, una sombra la toma por el brazo y avienta por las escaleras, se golpea en la cabeza y suelta un gran grito de dolor, hay sangre por todos  lados y lo peor, está sangrando de la entrepierna. 

La sombra toma el palo de la escoba que se encontraba en la cocina, y sin pensarlo comienza a golpearle el vientre, sube hasta su cuello y con una mano libre, toma la cuerda que estaba amarrada a su pantalón, comienza a colocarla en su  cuello y jala, dejándola sin respiración.

Ella deja de luchar, cada segundo que pasa pierde cada vez más el conocimiento, su piel pasa de ser morena a un morado, después de unos minutos a blanco.  Ha muerto.

Me despierto de golpe con el corazón al mil por hora, fue un sueño, eso fue, estoy bien y estoy viva.  Analizo la habitación y por la ventana entra el reflejo del agua, ha comenzado a llover y las gotas golpean contra el vidrio, resbalándose del mismo, hace frío, pero en realidad ya no importa, abro la puerta que lleva al exterior y salgo, ahora necesito aire fresco.  

Al salir al pequeño jardín, hay una alberca y está lleno de plantas y flores, es realmente hermoso, camino hasta el borde de la alberca y me siento, hundiendo mis pies.  El agua está fría, y la lluvia comienza a colarse entre la ropa, me siento... bien.  ¿Por qué estoy tan molesta con Will ?, al final, fue quien me sacó de ahí, quien me salvó, pero, el hecho de que sabía sobre mi padre y decirle lo que he pasado después de la muerte de mi madre y quedarme sola, que él no me haya dicho nada, en realidad es molesto.  

Me ha traído a su casa, me ha limpiado y ha estado al pendiente de mi, es más de lo que esperaba.  Mi mente está aturdida, ¿escuché bien ?, ¿el señor Maxwell mató a Esther ?, ¿acaso lo hizo para lastimar a Will ?, él la amaba, era su pequeña niña y el simple hecho de imaginar que está muerta por culpa de su  padre, me hace querer vomitar.  

La lluvia comienza a caer cada vez más fuerte, cae por mi cara y se mezcla con las lágrimas que han salido de mis ojos, estoy tan metida en mis pensamientos y siento que unas manos me abrazan por detrás, suelto un suspiro y comienzo a llorar más fuerte, sé que es él, pongo mis manos sobre sus brazos y lo abrazo, jamás me había sentido tan protegida... tan amada.  

Él no dice nada, solo se queda ahí conmigo, abrazándome, ahora, no se necesitan las palabras, pasa sus piernas por cada lado de mi, colocándome en medio de su cuerpo, acercándome más, me recargo en su pecho y acaricia mi rostro mojado, quiero decirle lo mucho que le agradezco haber ido por mi, por todo lo que ha hecho para mantenerme a salvo.

Sonríe y me da un beso en la frente, su acción me hace recordar cómo mi madre solía hacerlo cada noche o cuando las cosas no estaban bien.  Me siento inofensiva y vulnerable ante él. 

-Entremos, hace frío y puedes resfriarte.-asiento, nos levantamos y entramos a la casa, en la entrada de la habitación comienzo a quitarme la ropa para evitar mojar el piso, él me observa y se dirige al clóset, saca unas toallas y ropa seca, me ayuda a sacarme y a cambiarme,  hacemos lo mismo con él y cuando estamos listos me acerco a la bandeja que está mesita de noche, me siento en la cama y comienzo a comer.

Al cabo de unos minutos termino la comida y me acerco a él que está sentado en el sillón.

-Perdón por lo que te dije hace rato, estaba molesta por cosas que ahora no tienen sentido.-sonríe, toma mi mano y me carga en su regazo.  

-Está bien, de todos modos te mentí.  

-Pero me salvaste del señor Maxwell y... no sé cómo agradecerte, mi comportamiento estuvo mal y lo siento.-nos quedamos en silencio por un buen rato, no había necesidad de hablar, solo disfrutaba de su compañía.-¿Cómo sabías en dónde estaba?  

-Al inicio creí que estabas molesta por algo que habías visto o escuchado, así que decidí darte tiempo, no quería presionarte después de haberte pedido que fueras mi esclava.-suelta una risa nerviosa y se rasca la nuca.-Después, tu amigo me llamó preguntándome si estabas conmigo, él no sabía nada de ti, así que pensó que habías escapado conmigo... hasta que recibí un mensaje, fui corriendo hasta tu oficina y todo estaba regado, inclusive encontré las llaves de tu departamento, no pasó tanto tiempo hasta que me di cuenta que te había llevado al departamento de Esther, pensé que tal vez ya estabas muerta.-lo miro a los ojos y una lágrima sale, la limpio con cuidado y le sonrió, él continúa.-Así que, entré y te vi ahí, tirada en un colchón, atada y completamente golpeada, Dios, me quería morir, jaja, y después veo a tu ex... por favor, dime que no te lastimó que no volvió a abusar de ti... 

Su voz se quiebra y quiero decirle que no, pero le estaría mintiendo, nunca lo había visto tan vulnerable ante mi, mi corazón duele, acaricio sus mejillas y con un susurro le respondo.

-Por poco, pero el señor Maxwell lo impidió.-las lágrimas salen una tras otra.

¿Por qué ahora me siento tan culpable ?, si hubiera cumplido con lo que se me ordenó nada de esto estaría pasando, pero, ¿me habría arrepentido por haberlo matado ?, en este momento solo quiero estar con él y tal vez esté mal, pero creo que me he enamorado de el hombre que salvó mi vida, que la ha cambiado drásticamente.  

-Lo lamento...-murmura y me abraza tan fuerte como si no quisiera que me alejara de él nunca. 

Levanto su rostro y lo beso, trato de transmitirle todo lo que siento por él, sigue el beso y se vuelve más apasionado, paso mis manos por su nuca y comienzo a jugar con su cabello, pone sus manos en mi cintura y me acerca cada vez más, nos separamos por falta de aire y nos vemos a los ojos.  Quiero ser suya, y ya no hay vuelta atrás, estoy atascada con él.  

-Sí... 

-¿Qué?  

Uno mi frente con la de él y con un suspiro logro a decir.  

-Seré tu esclava.

Oh, Por Dios! (I)Where stories live. Discover now