Capítulo XVIII

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William.

Lo que faltaba, no aceptó al trato del señor Salas, a pesar que es demasiado dinero para una pequeña fundación, él trata de conocer a su hija y ayudarla para lo que necesita.  

Le pido a Katerina que llame al contador para hablar con él y decirle que el trato tomó un camino diferente y más factible para su empresa.  Después que Quebec se marchó no he podido dejar de pensar en ella, trata de alejarme y eso es comprensible, la muerte de Esther y lo que dijo el señor Maxwell culpándome sobre ello, lo más seguro es que teme a que le haga algo peor.  

Pasan las horas, trabajo con los encargos de droga recibo el dinero y nuevos clientes piden mercancía.  No sé nada de ella.
Mi teléfono suena y contesto.  

-¿Diga?  

-Señor Crane, escuché que quería hablar conmigo.-conozco esa voz. es el señor Salas.  

-Tanto tiempo sin escucharlo.  

-Merecía un descanso, después de años, al final de todo, ya estoy viejo.  

-A veces un descanso es bueno.  

-Y descubrí que tengo una hija, ¿puedes creerlo?-dice entuciasmado.

-Su contador ya me lo dijo todo.  

Hay una pequeña pausa.  

-Hablé con ella.-suspira y se ríe.

-¿Ah si ?, ¿qué es lo que piensa?  

-No quiere el 55% de sus ganancias, es demasiado testaruda, aceptaría el 15%.  

-Sabía que no aceptaría.-puedo sentir que está pensando y que haría lo que sea por convencerla y ayudarla.-Ya pensaré en algo. Por el momento, necesito que trates de convencerla.

Oh no, si lo hago, las cosas entre nosotros pueden ser más complicadas y técnicamente, terminaríamos teniendo sexo.  Cuando voy a hablar, él ya terminó la llamada.  Si no hago lo que dice, Quebec corre peligro, y de igual manera mi empresa.  

Termino de hacer mis pendientes, los arquitectos me han enviado los planos para poder enseñárselos a Quebec y ver si está de acuerdo con los cambios.  Veo el reloj y ya son las seis de la tarde, tal vez debería dejar que todos salgan temprano de trabajar, son buenos empleados y merecen un descanso. Llamo a Katerina y toca a mí puerta.

-¿Desea algo?

-Si, podrías avisarle a todos los empleados que ya se pueden retirar.-me mira extrañada

-¿A todos?

-Si, también tú te puedes ir, es viernes y creo que necesitan descansar.-sigue mirándome sorprendida, asiente.  

-Muchas gracias señor.-dice y se marcha. Al final de una media hora la empresa está completamente vacía y en silencio

Escucho sonar mi celular, no se me apetece responder, quiero un momento a solas para poder analizar lo que haré con Quebec.  Pero de alguna manera, reviso el nombre del contacto.  Es ella. Presiono un responder. 

-¿Ahora hablaras?-digo en tono juguetón.

-Hola, solo quería ver si quisieras cenar conmigo.-su voz es insegura, ¿acaso teme que no acepte?, su pregunta me hace sonreír, me la imagino como una niña pequeña que quiere salir con el niño que le gusta pero le da pena decirle. 

-¿Ah si?

-Sí, tómalo como una cena de...-se queda callada, pensando en qué decir.-Negocios.  

-¿Y de qué deseas hablar?  

-Por favor Will, esto es muy difícil.  

Suelto una carcajada, es divertido molestarla un poco, tiene poca paciencia. 

Oh, Por Dios! (I)Where stories live. Discover now