2.

166 16 8
                                    

Día 2: Jeff

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Día 2: Jeff.

24 de septiembre.

Tengo que batallar contra mis propios ojos que amenazan con cerrarse, llevo dos noches en las que apenas pude dormir y aunque he tenido semanas peores, la carga mental que tengo estos días se me hace demasiado. En el fondo agradezco que sea un día pesado, cada vez que logro llevar a mi mente a un punto de descanso los recuerdos de esa noche me golpean con fuerza.

—Aquí está su cambio —finjo una sonrisa luego de entregarle los billetes a la mujer que tras controlar lo suyo se va.

Hago mi mayor esfuerzo para no poner mala cara cuando llega un tipo que sin siquiera levantar la mirada del teléfono lanza las compras sobre la caja, escaneo los productos y recibo el efectivo. Prácticamente me arranca las bolsas de la mano cuando se las extiendo.

Por suerte mi turno no tarda mucho más en terminar y no tengo que seguir soportando malos tratos de las personas, aunque bueno, aquí por lo menos me pagan. Voy hasta la parte trasera de la tienda y suspiro apoyando la cabeza contra la taquilla en la que guardo mis cosas, siento el cuerpo entumecido y pienso en todo lo que tengo para hacer todavía.

—¿Estás bien? —la voz de Sabina me saca de mi neblina mental.

—Día pesado —murmuro mientras me saco la especie de delantal que tenemos que llevar puesto durante el horario laboral.

Hace unos meses me dijeron que en el almacén que estaba a unas calles de mi casa estaban buscando adolescentes que quieran trabajar para cubrir los turnos y lograr que sea un lugar abierto las veinticuatro horas. Por lo general cubro el turno de la tarde, no suele haber tanta gente, aunque casi todos suelen estar de mal humor no es tan malo, la paga es buena y la jefa no suele quejarse si me ve haciendo tarea en mi horario, siempre que no haya clientes.

No tardo mucho en salir del lugar y comenzar a caminar, antes de volver a casa tengo que pasar a buscar a mi hermana de la clase de baile. Aunque es un gasto extra con el que a veces es complicado contar, es un alivio saber que ella está allí siendo cuidada y no sola en casa.

Mi padre está en el trabajo todo el tiempo y si es que llega en algún punto, lo hace de noche cuando Cora ya está dormida. Aunque para mi es un alivio que no esté en casa. Mi madre por otro lado no es alguien con quien se pueda contar para cuidarla, no entiendo muy bien cómo son las cosas, pero por lo que llegué a entender en este tiempo es que la depresión post parto le afectó demasiado, tiene días en los que no sale de su habitación y sus defensas por algún motivo son muy bajas.

Es algo que no llego a comprender ya que han pasado siete años de eso, pero ella simplemente no salió de ese pozo, a veces dudo que lo haga.

Guillermo es el mayor de los cuatro, pero él hace ya un par de años que no vive con nosotros, aunque hizo lo posible por contribuir en casa, llegó un punto en el que le tocó irse y no podíamos retenerlo. Hubiera preferido que se quedara pero no pudo ser así.

Un Secreto En Otoño [#1]Where stories live. Discover now