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Día 4: Jeff

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Día 4: Jeff.

26 de septiembre.

La alarma de mi teléfono suena con fuerza irrumpiendo en la mitad de mi sueño, miro la hora y maldigo por lo bajo. Odio tener que despertarme tan temprano, más que nada los viernes. Mi cerebro tarda varios minutos en activarse, por lo que me quedo mirando el techo de la habitación hasta que mi cuerpo decide que ya pasó el tiempo suficiente como para poder ponerme de pie.

Trato de no tardar tanto en el baño ya que todavía tengo que despertar a Cora y prepararle el desayuno. Aunque golpeo la puerta de su habitación no espero una respuesta ya que lo más probable es que siga dormida.

Cuando entro puedo notar que finge estar dormida, tiene los ojos cerrados con fuerza y respira de manera pesada. Sé que odia tanto como cualquier otra persona tener que levantarse temprano.

—Cora —me siento a su lado poniendo una mano sobre su hombro—, tienes que levantarte, es hora de ir a la escuela —se queja volteando su cuerpo para darme la espalda, se me escapa un bostezo y tengo que frotarme los ojos antes de volver a intentar levantarla.

Aunque está despierta tiene varios nudos en el cabello y se ve como una maraña que le costará varios minutos acomodar. La realidad es que yo no soy bueno haciendo peinados ni nada por el estilo por lo que suele llevarlo suelto o con una coleta no muy bien atada.

Difiere mucho de los días en los que Elliot es quien la peina, él suele hacer un buen trabajo y ella siempre queda satisfecha con el resultado. Pero claro, nunca se puede contar por completo con él.

—¿Cómo dormiste? —le pregunto una vez que logro que por lo menos abra los ojos en mi dirección.

—¿Puedo dormir un rato más? -su voz es muy pausada y adormilada, niego con la cabeza y suelta un bostezo—, entonces dormí mal, muy mal, terrible —me río poniéndome de pie luego de decirle que no tarde mucho o vamos a llegar tarde.

Voy bajando las escaleras cuando por algún motivo que no encuentro mi cabeza viaja al repentino encuentro con Ashley el otro día.

Tengo que admitir que no sé qué esperaba al acercarme a ella, no pensé que iba a sonreír y hablarme como si fuéramos amigos de toda la vida, pero tampoco pensé que iba a tener esa respuesta por su parte. Su voz fue brusca y casi grosera, pero en sus ojos se proyectaba el miedo.

Aun así esas emociones no le quitaban lo atractivo de su rostro. Tal vez no sea la típica chica que vaya a llamar la atención del resto por algo en particular, pero eso no significa que no sea linda. Sus ojos son de un marrón bastante común al igual que el color oscuro de su cabello, características que son muy comunes pero en ella forman algo diferente.

Es mentira decir que nunca antes me había fijado en ella, en más de una ocasión la vi hablando con dos de los chicos con los que comparto clases. Aunque yo nunca había interactuado con ninguno los conocía, y luego de la primera vez me fue inevitable volver a observarla.

Un Secreto En Otoño [#1]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ