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Día 65: Jeff.

26 de Noviembre.

―¿Y ahora en que están? ―me pregunta Alex ladeando la cabeza.

―¿En qué de todo? ―nos encontrábamos en la cafetería del colegio mientras le contaba lo ocurrido en los últimos días.

―En general ―no tenía pensado decir nada pero sentí que si no lo hablaba con nadie iba a explotar así que me senté con mi amigo y empecé a hablar sobre todo. Él en todo momento me escucho y me dio su apoyo.

―Bueno, Guillermo se está haciendo cargo de la casa por ahora, pero él tiene su vida y su propia casa. Todavía no hablé con mi madre, de hecho ella no habló con ninguno, Elliot dice que ella también necesita procesarlo así que por ahora todos lo estamos procesando ―asiente poniendo una mano sobre mi hombro.

―Sabes que si necesitas algo, lo que sea, cuentas conmigo y mi familia ―le doy una sonrisa mientras tomo un trago de agua.

―Gracias, de igual forma es como si todos estuviésemos congelados. Guillermo no habla mucho, Elliot tampoco lo hace y Malak no entiende lo que sucede así que solo nos imita.

―¿Qué le dijeron del que él no vuelva a la casa? –Alex dijo que no se referiría a él como mi padre porque no era un padre.

―No preguntó, pero tampoco pensábamos mentirle, solo acaramelar la verdad ―él se ríe mientras niega con la cabeza.

―¿Acabas de decir Acaramelar la verdad? ―comienzo a reír mientras lo empujo.

―¿Jeff? ―volteo cuando escucho la voz de Ashley―. Debemos irnos, es Fischer ―me levanto apurado y la sigo mientras ella habla por teléfono con el abogado.

―¿Qué te dijo? ―pregunto cuando nos subimos al auto.

―Debemos ir al juzgado ―volteo a verla con el ceño fruncido―. Dictaminaran si vamos a juicio o no ―suelto una maldición mientras golpeo el volante.

Cuando llegamos Albert nos extiende una bolsa a cada uno diciendo que debemos entrar vestidos formales. Nunca había usado un traje antes y espero no volver a usarlo en un futuro. Guillermo dice que es por los nervios pero que todo va a estar bien.

―Esta mierda es incomoda ―se queja Ashley mientras se acomoda los zapatos de tacón.

―Ash deja de insultar ―la regaña Noelia.

―Es su turno ―nos dice Albert mientras caminamos hacia las puertas―. Pueden venir pero deben quedarse detrás de las sillas, no hablen ni digan nada hasta que salgamos porque hasta mínimo detalle influye en si la jueza les da ventaja o nos dejará a diez metros bajo tierra ―entramos, tal y como nos indicó Albert ninguno dice nada.

―Caso seiscientos tres ―dice un oficial de mala gana. Nos levantamos y caminamos hasta el centro, donde un abogado de la parte atacante se para en la punta de la pequeña mesa. Ashley abre en grande los ojos pero Albert le da una mirada pidiéndole que guarde silencio.

―Presenten ―pide la jueza levantando la cabeza de entre los expedientes.

―Familia Durand contra Ashley D'angelo y Jeff Heller por asesinato en segundo grado ―siento un escalofrío ante cada palabra pronunciada.

―¿Fianza? ―pregunta la jueza.

―Ambos tienen los recursos necesarios para salir del país. Pedimos encarcelamiento hasta y durante el juicio ―responde el abogado acusante.

―Tanto la señorita D'angelo como el señor Heller son menores de edad. Pedimos que queden bajo la custodia de sus respectivos tutores ―Albert mantiene en todo momento la seriedad en su voz, en ningún momento flaquea ni siquiera en su postura.

Un Secreto En Otoño [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora