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Día 13: Ashley.

5 de Octubre.

―Pásame la ensalada ―pide Luke a Alba, quien está a mi lado. Tal vez para muchos sea una salida aburrida. Pero para siete chicos que no lo tienen seguido, esto es el cielo.

Nuevamente estábamos almorzando bajo el árbol, todos estábamos pasando un buen rato, de pronto Gerard y Noelia comenzaron a echar miradas un tanto peculiares. Ella se aclara la garganta llamando la atención de todos.

―Hay algo que deben saber ―ellos se observan antes de mirar a Alba, Luke―. Hace unos días nos llegó una notificación del estado. Hay unas familias, dos. Quienes aprobaron los pasos principales ―Alba me observa confundida pero le doy una sonrisa ates de apretar su mano―. Todavía hay cosas que resolver y ustedes tienen que hablar con ellos, pero los Davis buscan una niña. Y los Cooper tienen muchas ansias por conocerte, Luke ―Alba se ríe antes de abrazarme con fuerza y Luke abraza a Thomas antes de caer juntos sobre la manta.

Judith y Anthony no parecen comprender al comienzo pero terminan por felicitarlos antes de que los siete nos abracemos.

―¿Por eso me dejaron comer chocolate de postre? ―pregunta él a lo que los Petrov ríen asintiendo.

―¿Tendré una familia? ―le pregunta Alba a Gerard, quien con una sonrisa le da un beso en la cabeza.

―Una que te querrá mucho ―comienzan a hacerles preguntas y ellos responden todas las que pueden. El problema se puede presentar si algo llega a salir mal, pero conozco a los Petrov y sé que no los ilusionarían a menos que sepan que todo va bien.

Judith se deja caer a mi lado apoyando su cabeza sobre mi hombro. Mientes si dices que en estas situaciones no sientes un pequeño dolor en el pecho, algo en ti dice ¿Por qué yo no? Porque incluso yo que tengo a mi madre lo siento. Pero es imposible no sentirse feliz por ellos.

Siento a Alba sobre mi regazo abrazándola con fuerza mientras ella escucha atentamente lo que los Petrov le indican. Ambos irán conociendo a sus nuevas familias poco a poco ya que no quieren que sea algo duro para los niños.

―Ahora vayan a jugar y a divertirse ―ayudamos a guardar todo mientras ellos se acomodan para tener una buena vista.

Helena agarra una pelota de plástico y explica en que consiste el juego. Es similar al quemados solo que en este caso uno solo será quien arroje el balón, intercambiando de lugar dependiendo a quien lo roce el mismo.

―Tú las quedas ―grita Helena lanzándole el balón a Anthony, quien rápidamente le apunta a Judith.

Judith se lo arroja a Alba quien cae por el impacto y la mira con mala cara antes de arrojárselo a Luke, quien a su vez comienza a perseguirnos con el balón entre las manos, termino haciéndome a un lado por la falta de aire. El balón vuelve a caer en manos de Judith, Thomas se apresura a acercarse a mí y parase a mis espaldas, ella me sonríe antes de dar una rápida mirada al niño, lanza el balón en la dirección contraria a la que yo me muevo dándole de lleno a Thomas.

―¡Me vendiste! ―me mira como si fuese una traidora de la sangre.

―Y tú me usaste de carnada ―pongo mis brazos como jarra imitando su acción. En un despiste me arroja el balón el cual con muy mala puntería le da a Zack.

―Oh, oh ―decimos los siete al mismo tiempo ya que para ninguno es secreto que él tiene bastante puntería. Sus ojos conectan con los míos y tiene malicia en su sonrisa.

―No te atrevas ―comienzo a retroceder y él avanza mientras asiente divertido. Lanza el balón y lo tomo en las manos antes que de con mi rostro, claramente no usó ni la mitad de su fuerza total ya que podría haberme roto la nariz de hacerlo.

A modo de rebote se lo devuelvo pero digamos que mi puntería fue diferente a la suya. El balón fue más abajo de lo que esperaba dándole en la zona de mayor dolor. Todos sueltan un "auch" y él se arroja al suelo haciendo presión entre sus piernas.

―Lo dejaste sin descendencia ―dice Anthony riendo. Me acerco para comprobar si está bien, al estar dándome la espalda no logro adivinar sus movimientos. Patea mis pies haciendo que caiga de trasero al suelo.

―¡Todos arriba de Ashley! ―grita y literalmente se arrojan sobre como si fuesen plumas.

Escucho a los Petrov reír cuando suplico que se aparten ya que me presionan el pecho y dificultan mi respiración. Comienzo a toser mientras intento apartarme pero son como seis monos ―más Alba―que literalmente están sobre mí.

―Solo te estamos dando cariño, Ashley ―se burla Helena.

―Si Ashley, danos de tu cariño ―secunda Judith.

―Del mismo que le das a Jeff ―ríe Luke, pero lo que menos me causa es gracia. Mis ojos se encuentran con los de Zack. Esta vez no finge que no le afecta, se aparta sin más.

Todos al ver que el implicado principal se aparta terminan alejándose, Judith quien fue la única que no se alejó me ayuda a levantarme mientras pone una mano en mi hombro.

Pasamos el resto de la tarde jugando y divirtiéndonos, me encantaría decir que me habló, sonrió o siquiera miró, pero no lo hizo. Volví a ser alguien insignificante. Esa misma noche volvimos, decidí ir junto a Alba ya que al parecer soy la única dispuesta a escuchar todo lo que tiene por hablar de lo ansiosa que esta de conocer a su nueva familia.

Sé que todos estaban durmiendo, ya que yo debería estar haciendo lo mismo. En su lugar estaba acostada intentando leer. La lectura es algo de lo que realmente disfrutaba, cada que podía me compraba un libro nuevo, incluso varios de los que tengo habían sido obsequios de los Petrov.

Este es uno que me había comprado hace un tiempo, me faltaba relativamente poco para terminarlo pero no porque no me gustase, sino porque tenía la cabeza muy perdida como para poder concentrarme. Dejo el libro en mi mesa de noche antes de levantarme e ir hacia la puerta.

El pasillo estaba oscuro y silencioso, lo único que se podía ver era gracias a la luna, pero tampoco era mucho lo que alumbraba. Llamo a la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido. Al no tener respuesta decido entrar sin más.

Estaba acostado de lado mirando en dirección contraria a la puerta, pero se da vuelta y se sienta cuando me ve. Baja la cabeza antes de sonreír e invitarme a que me acueste a su lado. Me acerco y me recuesto de la misma forma en la que estaba él hace un momento, hace lo mismo quedando frente a frente. Con sus dedos aparta el cabello que cae por mi cara y acaricia mi mejilla.

―Te prometo que no es eso que piensas ―susurro cerrando los ojos.

―No me debes una explicación, además sé que nadie va a gustarte más que yo ―finge arrogancia mientras ríe para disimular lo que realmente siente.

―Entonces ¿Por qué te pusiste así? ―es mi turno de acariciar su mejilla y luego su cabello. Toma mi mano deteniéndola en su rostro.

―Porque me jode saber que si es real no tengo ningún derecho a reclamarte nada ―besa mis nudillos los cuales tienen todavía unas leves marcas rojas y rasguños por lo que sucedió, claramente los nota pero elige no preguntar por ahora.

―Qué bueno entonces que no es real ―me acerco un poco más y él extiende su mano hasta dejarla sobre mi cintura.

―¿Qué cosa si fue real? ―pregunta sin despegar sus ojos de los míos.

―¿Serás una copia de Peeta Mellark? ―ríe nasalmente. Acerca su rostro al mío y me da tiempo a correr mi rostro pero no lo hago.

Sus labios se encuentran con los míos en un suave beso, es un lugar en el que ya había estado y donde me gusta estar, la mano que sostengo sobre su nuca hace que le dé más profundidad al beso.

Comienza a dar pequeños besos en mis labios y reposa su frente sobre la mía. Me volteo y hace que mi espalda este contra su cálido pecho, nos cubre con sus sabanas antes de pasar su brazo por mi cintura y abrazarme.

Odio las cursilerías, pero a veces no puedo evitar pensarlas. Y este es uno de esos momentos. Mi corazón podrá tener latidos con otras personas, como ya me sucedió, aunque me gustaría decir que no y tal vez nunca lo acepte en voz alta. Pero no serán tan fuertes como el primero. Y mi primer latido es él. Zack Petrov. 

Un Secreto En Otoño [#1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon