32.

40 5 7
                                    

(Parte 2)

―¿Es usted mujer? ―pregunto sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos. Murphy voltea y niega con la cabeza lentamente―. ¿Ha sufrido acoso callejero? ―vuelve a negar cruzándose de brazos―. ¿Fue alguna vez por la calle de noche y pensó en que ya no volvería a su casa? ¿Que no vería a su familia nuevamente? ―esta vez no dice nada―. ¿No verdad? Entonces no tiene ningún derecho a pararse frente a mí e insinuar que estoy mintiendo.

«Porque usted no lo vivió y jamás lo vivirá. Jamás sentirá la inseguridad de ser mujer, porque incluso cuando nosotras somos a quienes lastiman, un tipo que se cree todo poderoso por tener un traje caro y estudios en universidades costosas, se para frente a nosotras a decirnos mentirosas y asesinas.

«Párese usted aquí. Póngase delante de todas estas personas y cuente algo que lo haya traumado, algo que no lo deje dormir por las noches sin recordarlo, entonces yo me pondré en su lugar minimizando sus problemas haciéndolo sentir como una mierda.

«¿Quiere culparme de algo? Cúlpeme de ser mujer en una sociedad en la que juzgamos a una mujer por defenderse de un ataque sexual. ¿Quiere creerse mi karma? ¿Decir que fui una mala persona y es usted mi karma con nombre y apellido importante? ¿Creerse la personificación de dios en traje? ―aparta la mirada con mala cara―. ¿Qué tan poco aprecio se tiene a usted mismo? Crease y piense lo que quiera, pero pretenda hacer creer que yo no soy la mala de la historia, es usted que intenta hacerme pensar que no debí defenderme.

«Tal vez nada me habría pasado si nos hubiésemos quedado. Tal vez nadie nos juzgaría por hacerlo. Tal vez tantas cosas. Cuando usted se encuentre en una situación así y deba decidir lo que nosotros decidimos, llámeme y veremos si le parece tan divertida la situación.

Todos se quedan en silencio, respiro pesadamente mientras el aire me falla. La jueza voltea hacia mí y luego ve a Fischer dándole un asentimiento de cabeza. Él se acerca hasta donde estoy yo y me extiende una mano para salir del lugar. Escucho de lejos a la jueza decir que se tomaran un receso antes de que el jurado de el veredicto final.

―Lo siento, lo arruine todo ―murmuro sentándome en una de las sillas.

―De hecho no, demostraste que lo que les sucedió no fue cualquier cosa ―me extiende un pañuelo para limpiar las lágrimas que no tenía idea seguían saliendo―, les demostraste cuanto te lastimó. Porque incluso Murphy, quien nunca se queda callado guardo silencio. Lo hiciste bien Ashley ―Jeff sale y se acerca para sentarse a mi lado.

―¿Puedes darnos un segundo por favor? ―Albert asiente caminando en la otra dirección del pasillo.

―No quiero hablar contigo ―toma mi mano llamando mi atención y si no fuese porque estoy cansada de pelear y discutir, me hubiese ido.

―Murphy me ofreció un trato, sí. Pero al instante dije que no. Como tú misma dijiste, no podemos hablar sin hundirnos a ambos ―acomoda un mechón de pelo detrás de mí oreja―. Además, no te entregaría, no después de todo esto ―suspiro apoyando mi cabeza en su hombro. Debería pedirle disculpas.

Antes de poder decir algo, veo como el resto llegan. Incluso están Thomas y Helena, en el resto está incluido claramente Zack. Pero él no voltea a verme, lo que agradezco, seguramente lo obligaron a venir.

Albert vuelve y se queda con nosotros mientras revisa cosas en su teléfono. Gerard le hace una seña a Zack para que se siente junto a mí, pero este niega. Helena, quien vio todo, se apresura a sentarse a mi lado.

―No creí que seguían peleados ―murmura mientras yo levanto la cabeza del hombro de Jeff.

―Es complicado ―ella asiente poniéndose a hablar con Jeff sobre diferentes cosas, por mi parte me mantengo apartada de la conversación.

Un Secreto En Otoño [#1]Where stories live. Discover now