Un Secreto En Otoño [#1]

5.

Día 6: Ashley.

28 de septiembre.

La rutina en la casa de los Meyer era siempre la misma, y los sábados era el día que nos tocaba la limpieza. Los más pequeños se encargan de limpiar sus cuartos, la señora Meyer se pasa casi todo el día lavando la ropa mientras que su esposo junto a los dos chicos más grandes limpian el garaje.

Helena, Judith y yo solemos hacer la limpieza de la cocina y la sala.

Aunque la casa nunca está sucia, durante la semana siempre se barre o se ordena la cocina y la sala, pero la mujer de la casa dice que es necesario hacer una limpieza general de manera seguida ya que eso evita que los muebles terminen arruinados por la suciedad.

Judith se deja caer sobre el sofá suspirando antes de poner una sonrisa perversa en su rostro.

-Así que... Ashley -saborea mi nombre mientras hace una pausa dramática-, ¿vas a contarnos qué es lo que ocurrió o no? -mi rostro expresa la confusión de mi cerebro ya que no entiendo a que se refiere.

-Ahora se hace la que no sabe -comenta Helena poniendo los ojos en blanco, ambas se ríen y la rubia finalmente se apiada de mi alma explicando-. Llevas semanas sin hablar con Zack, no sería nada raro de no ser por lo acaramelados que estuvieron tiempo atrás -cualquier rastro de gracia es borrado de mi interior y pongo mala cara.

-No sé de qué hablan -sigo pasando la franela sobre el televisor tratando de sacar una mancha inexistente.

-No tienes que ocultarte, no con nosotras al menos -dice Judith-. No es difícil darse cuenta de las vibras que hay entre ustedes.

-¿Vibras? -mi voz sale en una mezcla de confusión y esperanza. Aunque me aclaro la garganta para fingir que no fue así.

-Vibras -confirma Helena.

-Vibras sexuales -deja escapar la otra chica mientras hace una tos falsa para ocultar su comentario, le pongo mala cara arrojando el trapo en su dirección.

-El punto es -interviene la rubia-, que no es secreto que entre ustedes hay algo más que una linda amistad -sus ojos celestes me miran con ternura pero a la vez con intriga.

-No sé de qué hablan -voy a la cocina tratando de dejar atrás la conversación, no sé hasta que punto buscan llegar.

-Ash, es obvio, ni te esfuerces en negarlo -me apoyo contra la mesada y ambas se detienen frente a mi.

Termino cruzándome de brazos tratando de buscar alguna excusa razonable para defenderme, pero el hecho de que su argumento no tenga un pilar sólido me lo vuelve difícil. Algo extraño la verdad.

Los recuerdos de aquella noche que compartimos juntos vuelven de golpe haciéndome imposible ocultar la sonrisa, ambas se ríen y doy por perdida la batalla.