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Día 73: Jeff.

4 de Diciembre.

Suspiro tratando de terminar con la tarea de literatura, Ashley a mi lado deja caer su rostro sobre sus brazos. Alex solo se ríe mientras intenta continuar con el primer punto.

―Que tú seas buena leyendo no quiere decir que todos lo seamos ―se queja Zack. Anthony parece ser el único que comprende algo de lo que intenta explicarnos.

―Judith no te rías ―la regaña volteando hacia la mesa trasera donde se encuentran la antes mencionada junto con Helena.

―No pueden ser tan malos para solo leer un libro ―Ashley gira su silla para darle solo una de las carpetas que tenemos.

―No es solo leer un libro, es leer la biblioteca completa del autor, elegir qué libro nos identifica lo suficiente como para hacer un jodido resumen de cada capítulo y es solo la punta del iceberg porque no aporta ni dos cuartos del examen ―le sonríe mientras vuelve a concentrarse en terminar de explicarnos.

―La escuela es aburrida ―se queja Helena mientras come una papa frita.

―No todo en la vida es biología amor mío ―Helena le lanza un beso en el aire y ella le sonríe.

―No, bien gracias por compartir su amor ―Judith se levanta y sale preguntando por el baño. Merassi se lo indica antes de salir con sus cosas. Me apuro a llegar hasta su lado.

―¿Por qué no me avisaste que ya estabas? Vamos te llevo hasta tu casa ―ella niega mientras sigue con su camino―. Merassi, ¿qué sucede? –pregunto al ver su rostro que mantiene el ceño fruncido.

―¿De verdad quieres saberlo? ―suspira cuando asiento―. Vamos, te lo digo en el camino ―le aviso a Alex que me iré y vuelvo hasta dónde está mi amiga.

―¿Me dirás que sucede? ―el silencio es presente durante todo el trayecto, ella mantiene su vista fija en la ventana como si fuese el paisaje más impresionante.

―No importa Jeff, no importa ―me detengo frente a su casa pero no destrabo las puertas―. No seas inmaduro ―dice al notar que las puertas no ceden.

―Tu eres inmadura al no querer decirme ―imito su tono de voz girando levemente mi cuerpo en su dirección.

―Esto es lo que sucede ―antes de poder reaccionar, pensar o siquiera comprender que sucede las manos de Merassi atraen mi rostro hacia el suyo. No me aparto pero tampoco le correspondo solo me quedo estático.

¿Qué carajos?

Se separa manteniendo su frente unida a la mía, llevo mi mano a su mejilla y ella cierra los ojos.

―Lo siento ―no comprendo porque me disculpo pero al parecer ella si entiende porque me disculpo.

―No te preocupes –se da la vuelta para despedirse pero tomo su muñeca.

―Eres bonita Mer. De verdad que lo eres, pero no quiero hacerlo ―acaricio con el pulgar su muñeca. Ella vuelve a sentarse derecha.

―No lo entiendo, ella no parece notarte pero tú estás cegado en eso todavía, ¿por qué? ―suspiro mirándola directo a los ojos.

―Sé que ella no siente nada por mí. Ella siente algo por otro, no soy tonto y tampoco ciego. Es por eso que ahora cuando paso tiempo con ella es como amigo, nada más ―ella me mira confundida, en ningún momento dejo de acariciar su muñeca―. Pero no quiero lastimarte porque intentar algo ahora sería lastimarte.

Ella sonríe mientras suspira y vuelve la vista al frente.

―¿Quede como patética al hacer eso? ―pregunta sin abrir los ojos.

―No, claro que no. Pero si dejaste un importante olor a café en mis fosas nasales ―comenzamos a reír mientras ella intenta oler su aliento y efectivamente siente el café.

―Debería irme ―se despide de forma simple saliendo del vehículo. Dejo caer mi cabeza contra el volante suspirando. Es verdad lo que le dije a Merassi, espero olvidar a Ashley, cuando estoy con ella lo hago como amigo, solo es que eso todavía duele.

Duele verla tan feliz y sonriente con otro, saber que yo no podría hacerla sonreír de la forma que él lo logra. No sé si es infantil de mi parte o es maduro, no lo sé la verdad pero no quiero seguir pensando o intentando algo que no será bueno para ninguno.

Pero eso tampoco quiere decir que vaya a usar a Merassi para olvidarme de Ashley, eso está mal de tantas formas en como lo veas. Ella es una buena persona, es atenta, dulce, divertida y no se merece que la usen. Enciendo nuevamente el auto y conduzco hacia la cafetería para ir a recoger mis cosas.

Cierro solo un segundo los ojos recostando la cabeza en el sofá, Malak se encontraba dormida a mi lado con su cabeza sobre el hombro de Elliot, quien también estaba dormido. Creo que hace tiempo no lo había visto tan relajado.

Cuando volví a casa Elliot estaba en la cocina con Malak. Él no dijo nada, solo actúo como si no hubiese pasado nada. Luego de cenar ella nos insistió en ver una película pero quedó rendida antes de siquiera escoger cual. Elliot se estira con cuidado moviendo sus brazos, lo primero que hace es fijarse si ella sigue dormida y luego de ver que sigue como si le hubiesen dado anestesia de caballos, la acomoda para comodidad de ambos.

―¿Dónde dormiste? ―pregunto volteando a verlo.

―¿Qué? ―bosteza mientras se vuelve a acomodar para intentar dormir.

―¿Dónde dormiste? ¿Dónde duermes cuando te vas? ―levanta a Malak cuando ella se queja en sueños por la incomodidad del sofá.

―¿Cuándo es el próximo juicio? ―se acerca hasta las escaleras ignorando totalmente mi pregunta.

―El seis a las trece y veinte ―asiente con la cabeza subiendo las escaleras para ir a acostar a la pequeña.

―¿No vas a responderme? ―duda un momento antes de girarse en mi dirección.

―Eso no es importante ahora ―me dejo caer de lado mientras lo veo desaparecer por las escaleras. 

Un Secreto En Otoño [#1]Where stories live. Discover now