15.

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Día 14: Jeff.

6 de Octubre.

Paso la pomada por mi brazo ahogando un quejido. Los moretones fueron más duros esta vez y llevaban dos días ahí. Elliot seguía sin volver a la casa y ese fue el desquite de mi padre. Él me culpó porque Elliot no quiera volver a la casa, y en cierta forma tiene razón. Soy yo quien siempre juzga a su hermano por la forma que tiene de lidiar con sus problemas.

―Jeff ―dice Malak del otro lado de la puerta alargando la "E"―. ¿Te falta mucho? ―vuelvo a ponerme mi camiseta para abrir la puerta y dejarla entrar.

Me da una sonrisa rápida antes de entrar y empujarme hacia el pasillo. Vuelvo a mi habitación y me siento en mi cama observando mi teléfono. Le había escrito a Ashley hoy temprano pero no me respondió y cuando la vi en el receso solo me ignoró yendo en dirección a Anthony.

Bajo a la sala donde mis libros están regados por la mesa. Dos toques a la puerta se llevan mi total atención y posible concentración de mi tarea. Cuando llego a la puerta intento observar por la ventana pero no logro ver nada así que solo abro.

Me detengo observándolo con ambos ojos bien abiertos. Este me ve con una sonrisa y los brazos abiertos. Pero los pone en su cadera al ver que no reacciono.

―Hola, tierra llamando a Jeff ―pasa una mano por delante de mi rostro―. Ven a darle un abrazo a tu amado hermano mayor ―río antes de rodearlo en un abrazo.

―Ya era hora de que recuerdes que tienes una familia ―me abraza con fuerza y evito soltar un quejido por el dolor de mis moretones.

―¿Quién es? ―dice Malak mientras baja las escaleras. Se detiene al verlo y sonríe en grande.

―He aquí la princesa de la casa ―ella corre y él la alza en brazos girando sobre sí mismo. Malak suelta un agudo grito mientras ríe―. Por dios, que grandes que están ―dice mientras se acerca a mí y me abraza aún con ellos en brazos.

―Te extrañe mucho, mucho ―dice Malak aferrándose al cuello de Guillermo.

―Yo también te extrañe mucho, mucho ―se sienta en uno de los sillones mientras la abraza―. ¿Dónde está Elliot? ¿Por qué ese apestoso no vino a saludarme? ―me remuevo un poco incómodo.

―Él solo se fue ―le dice Malak jugando con su cabello―. No entiendo porque se fue pero no volvió y estoy enojada con él ―Guillermo pasa a verme y yo bajo la cabeza.

―¿Mamá está en su habitación? ―esta vez ella baja la cabeza y yo asiento―. Bien, iré a saludarla y nosotros luego veremos una película ¿Quieres? ―Malak asiente rápidamente antes de salir corriendo.

Acompaño a Guillermo hasta la habitación de mi madre pero antes de entrar el me detiene cruzándose de brazos, doy por entendido que rumbo tendrá la conversación.

―¿Hace cuánto que no lo ves? ―pregunta con seriedad.

―Seis días ―suspira y asiente lentamente. Sé por experiencia que será él quien se haga cargo de la situación. Aunque ellos dos nunca hayan tenido una muy buena relación Guillermo no lo dejaría solo en algo así jamás.

Abre la puerta y puedo ver a mi madre medio sentada en la cama, se gira al escuchar la puerta y casi llora al ver a Guillermo.

―Hola mamá ―con cuidado se sienta a su lado mientras la abraza.

―Mi niño ―pellizca sus mejillas dejando salir algunas lágrimas pero las seca rápidamente― ¿Cómo estás? Dios, hace tanto que no vienes a vernos ―él se ríe y comienzan a hablar de diferentes cosas. Salgo de la habitación dejándolos solos.

Un Secreto En Otoño [#1]Where stories live. Discover now