22.

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Día 61: Jeff.

22 de Noviembre.

Decir que esto es culpa de Ashley es mentir, ella no fue la única culpable. En ningún momento me pidió que hiciera lo que hice. Así que las consecuencias son cosas de ambos y por ambos. Porque fui yo quien golpeó y decidió en ese momento.

Pongo pomada en mi brazo y espalda, al menos hasta donde llego con mi brazo. Los moretones se veían bastante verdes, dolían demasiado. Pero me alegro de que ni Guillermo, Malak o Elliot hayan estado.

Más que nada con el último, estos días había sido un gran apoyo para mí. Estuvo ahí para escuchar mi versión de los hechos, no me juzgó ni mucho menos me atacó, porque así es él conmigo. No vino, me abrazo y lloramos hasta quedarnos dormidos, claro que no. Solo se quedó hasta que lo necesité.

Voy hasta mi cuarto y me cambio de ropa para ponerme una remera manga larga, faltaba relativamente poco para que el otoño termine y comience el invierno por lo que no tengo que dar una explicación cuando a causa de los golpes y moretones tengo que usar manga larga.

Otoño. Solo dura noventa días y uno no espera que pueda causar tanto daño porque es solo una estación más del año. Pero a partir de ahora el otoño para mi va a tener otro significado, uno más profundo.

Escucho que tocan a mi puerta así que me acerco a abrir. Guillermo está parado ahí con las llaves en la mano. Él decidió quedarse hasta que todo esto termine y también se sentó a escucharme sin juzgarme, tengo buenos hermanos.

―Vamos, te llevo a la sesión ―por ser un caso de la justicia me dieron una cita rápidamente con el psicólogo. Al ver la tarjeta rápidamente reconocí aquel nombre al que mi profesor me había recomendado ir. Pero preferí no decir nada.

Guillermo conduce con tranquilidad mientras tararea una canción. Según me dijo, Malak se quedaría en casa con Elliot, para que él pueda esperarme hasta que termine. No sé si lo hace porque quiere estar ahí para mí o porque tiene miedo de que me escape y vaya a cometer un delito. Cuando se lo dije me propino un golpe en el brazo el cual me dolió de más por los moretones pero lo disimulé bastante bien.

―Te espero aquí ―dijo cuándo la recepcionista me indico que podía pasar.

El lugar no es como me lo esperaba, imaginé todo blanco o deprimente, pero es un edificio normal con plantas y cuadros en los pasillos. Toco a la puerta que se me indico y sigue de un "adelante"


Es un despacho con colores similares al marrón y más que algún que otro cuadro con figuras raras, hay un escritorio grande que detrás tiene diplomas, más cerca de la puerta hay un sofá de esos grandes y frente a ese uno más pequeño.

―Buenas tardes, soy David Keller, pero puedes decirme solo Keller ―asiento con la cabeza tomando su mano.

―Soy Jeff Heller, con como Keller pero H no con K ―se ríe con la boca cerrada antes de asentir.

―Lo había notado ―se hace a un lado señalando el sillón grande―. Toma asiento por favor ―me siento justo donde señalo.

Se acerca al escritorio tomando un cuaderno y una carpeta amarilla. Estoy cansado de ver esas estúpidas carpetas amarillas, a donde sea que voy las tienen. Debería comprarme una.

―Cuéntame Jeff ¿Hace cuánto conoces a Ashley? ―miro el suelo tratando de recordar.

―Tal vez cuatro o cinco años ―asiente mientras anota eso en el cuaderno dejando de lado la carpeta.

―¿Habían hablado antes?

―No, yo si la conocía pero ella a mí no ―vuelve a asentir cambiando de posición.

Un Secreto En Otoño [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora