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Día 16: Ashley

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Día 16: Ashley.

8 de octubre.

-Es desesperante -digo en medio de un suspiro-, apenas empieza octubre y ya están sacando todas las decoraciones baratas -ella se ríe sin apartar la vista de sus cartas.

-¿No te emociona Halloween? A mi siempre me encantó -hace su siguiente movimiento y me mira con una ligera sonrisa de satisfacción, observo mi juego por última vez antes de mostrarle lo que tengo, hago cuentas con sus números y suspiro al notar que una vez más me ganó.

-Mierda -su sonrisa se borra de manera instantánea y me mira con enfado.

-Señorita, cuida ese lenguaje frente a tu madre, frente a cualquier persona -evito poner los ojos en blanco ante su reclamo ya que sé que no le va a gustar.

-Lo siento -murmuro acomodándome mejor sobre la silla, ella reúne las cartas y vuelve a mezclar el mazo.

Luego de la escuela vine directamente a la residencia para poder ver a mi madre, los domingos y martes son los únicos días que tengo fijos para poder visitarla, aunque trato de hacerlo más seguido durante la semana, la mayoría de las veces no me lo permiten. Ahora mismo llevaba perdiendo tres partidas de un juego de cartas, al parecer en su tiempo libre se dedica por completo a perfeccionar sus estrategias.

-¿Estás bien? -le pregunto notando la mueca en su rostro, asiente al instante pero sigue luciendo incómoda-, ¿te duele algo? Espera, voy a llamar a la enfermera -niega al mismo tiempo en que intenta moverse hacia adelante.

-Hay un cable en mi espalda -me acerco hasta poder inclinarme detrás de ella, levanto solo un poco la parte trasera de su camisón tratando de tensar el estómago y evitar una reacción al ver sus moretones.

Cualquiera diría que siendo su rutina estar diariamente en la camilla no podría tener golpe alguno, pero tanto su espalda como su pecho están llenos de moretones, en la espalda tiene conectados varios cables que controlan su respiración, aunque la mayoría están en la parte delantera.

Han pasado ya siete años del accidente pero todavía no logran encontrar una solución a su problema, cosa que me parece absurdo, no entiendo como es posible que luego de tanto tiempo no puedan hacerle el maldito trasplante, mi madre no es una persona que merezca perder su tiempo en la camilla de una residencia, rodeada de cables.

No es que ella no haga nada, las enfermeras no dejan que los pacientes tengan una vida inactiva porque dicen que eso solo empeora su estado. Mi madre tampoco se dejaría estar tanto tiempo, un hábito que herede de ella es el amor por los libros y la literatura, en su caso se dedica a la corrección de manuscritos de una editorial. Pero sé que ese no era su sueño.

Ella anhelaba poder convertirse en escritora, tenía un mundo de imaginación enorme en su cabeza. De hecho la mayoría de los cuentos que solía contarme cuando era niña no eran menos que sus propias creaciones, incluso llegó a publicar algunas novelas juveniles, las cuales aunque no tuvieron tanto éxito para mi siempre serán mis favoritas. Tenía una facilidad increíble para escribir, simplemente magia.

Un Secreto En Otoño [#1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon