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—𝕊𝕒𝕥𝕠𝕣𝕦 𝔾𝕠𝕛ō—

—¡Gojō!— grito la mujer por placer y dolor, al sentir como el mayor entraba y salía de ella sin piedad.

Mierda, es tan atractiva...

Él ya había dejado de ser cuidadoso hace tiempo, pero aún así incremento la fuerza impaciente. No lo soportaba más, no soportaba que esto le estuviese sucediendo de nuevo.

Sus labios, su cuerpo...

Era la 5ta vez en la semana y siempre sucedía lo mismo.

Ahhhhh ¿Qué me está pasando?
¿Por qué me pasa esto a mí?

Se quejó mentalmente mientras colocaba una de sus grandes manos sobre el cuello de la chica para sostenerse pero sin apretarlo.

No es ella...

No son sus manos las que me tocan, no son sus labios los que me besan, no es su dulce voz la que grita mi nombre, no es su enorme trasero el que aprieto y no son esos orbes ámbares los que me miran.

¿Qué diablos me hizo ella?

Mierda, Androssi es tan sensual...
¿Cómo se vería ella en esta posición, debajo de mí?.
Su cuerpo, sus tentadores labios, sus hermosos ojos deseosos.
Yo penetrándola, haciéndola mía.

—¡NOOOOOOOOOOOO! — grito de repente dejando a la mujer bajo él con los ojos como platos al ella no entender porque el albino había soltado un grito de frustración.

Mierda, me vine...
Otra vez de la misma forma, solo pasa cuando pienso en ella.

Por más tiempo que pasara, por más atractiva que fuese la chica... Satoru Gojō se sentía castrado al no poder llegar al clímax con ninguna chica sin pensar en la chica de 22 años con la que rechazó acostarse hace dos semanas.

Siento que me estoy volviendo loco, esto no es normal.

Saco su miembro de la pelinegra y ella a pesar del acto extraño de hace unos segundos, se sentó para acariciar la espalda desnuda de aquel apuesto hombre que estaba al borde de la cama vistiéndose frustrado.

—¿Quieres un masaje, guapo?

—Vístete— le dijo a la mujer tirándole sus ropas.

—Pero... son las 2am ¿No vamos a dormir?

—Yo no duermo con nadie — dijo molesto, no por que hubiese pegado una mentira, sino porque si lo había hecho, con una chica en la que no podía dejar de pensar — Ten dinero para el taxi. Toma los del hotel, son más seguros. — le dijo ofreciéndole unos cuantos buenos par de dólares, la chica no sabía como mirarlo. No pensó que esto sería así luego de que aquel apuesto hombre la invitara a pasar la noche. — Ahora vete.

Gojō saco una bolsa de chocolates de su abrigo y empezó a comérselos desesperado.

Era cierto, él no dormía con ninguna chica y mucho menos después del sexo, simplemente se iba o las echaba, pero durmió con ella. Con esa chica que lo volvió loco en tan solo 5 días.

Durmió con ella el día que rechazó el sexo casual que ella incitó. Permaneció junto a ella en su cama y se quedó dormido acariciando su cabello y su espalda, mientras ella lloraba entre sus brazos.

Él no quería admitirlo, pero todos los días recordaba como despertó con ella entre sus brazos y como le encantó hacerlo. Las imágenes del dulce rostro de Androssi Agüero dormida y tranquila junto a él, las sensaciones que tuvo al sentir el calor de su cuerpo por la mañana, su suave respirar, su aroma a limón rallado y los sentimientos que despertó ese pequeño acto inocente como fue dormir junto a alguien... llegaban a su cabeza diariamente haciéndolo sentir un vació que no entendía por no haberla visto hace tanto tiempo, desde que huyó al sentir esa extraña emoción en su pecho y la revoltura en su estómago.

El Chico de la Venda en los ojos I & II (Satoru Gojo x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora