➳ 21 | Inmunidad. Pt 2 | ➳

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No luches en una batalla si con la victoria no ganas nada.

Levanto mis ojos para ver a Alexey revisándome intentando encontrar algún rasguño o lesión en mi cabeza, busca golpes o lugar de sangrado pero no encuentra nada.

Las afectadas son mis manos con unos pocos aunque significantes cortes por cristales.

—Dame las manos—ordena.

Se las doy de forma lenta debido al dolor y puedo ver su apariencia. Se quitó el saco rojo del traje y esta en la camisa manga larga blanca, y los pantalones nagros de vestir.

Veo su rostro; tiene la cara golpeada y de sus orejas está el rastro de hilos de sangre que sale de sus oídos. Lo que lo obliga a hacer muecas de vez en cuando tragando el dolor como una hojilla.

Saca los cristales que hay en mis manos y al ver que no hay ninguna mueca me observa.

—El dolor es relativo—me encojo de hombros sin mirarlo.

Él me escruta con sus verdes iris antes de continuar limpiando, no son tan graves así que no dura mucho.

Lanza los trapos llenos de sangre en la basura del lugar y yo recorro con mis ojos la oficina de Taylor. Como siempre, blanca, limpia ordenada. Siento algo frío caer en mi frente y paso mi mano por esta para encontrar una gota de sangre, de inmediato sé su origen.

Levanto la vista y veo los oídos del Quinn.

—De acuerdo, detente—dicto y él se queda quieto por un momento.

Me levanto del sillón y como puedo me quito el blazer negro, quedo en el sostén rojo de encaje y lanzo el saco en el escritorio. El pelinegro se queda de pie observando cada uno de mis movimientos.

Tomo una de las gasas que trajo y la mojo con un poco de agua oxigenada.

Cuando lo veo de reojo noto como su mirada pasa fugazmente por mis senos, es algo rápido aunque con interés.

Sonrió en mi interior.

Es la primera vez que capto su atención de esa forma, y ya me ha visto como tres veces en ropa interior.

Cuando subo mi mano él me toma de la muñeca.

—Si no lo limpias podría secarse y hacer un tapón de sangre—le digo pero aún así no me suelta.

Ruedo los ojos.

—Si no lo hago puedes contraer otitis—le informo.

Me suelta pero lo sigo viendo de pie. Con su mirada dura y seria de siempre. 

—Hasta donde yo sé no mido un metro ochenta y seis—digo para que se siente, no llego a esa altura.

—Un metro noventa y tres—corrige y lo veo sentarse en el sillón rojo.

Yo mido un metro sesenta. Me salta como cuatro cabezas.

Comienzo a limpiar su oreja y no puedo imaginar lo doloroso que debe ser ese sonido como para que los haya hecho sangra de esa forma.

—¿Qué fue eso?—pregunto, él sabe a lo que me refiero.

No me responde.

Lo miro con cara de malo amigos y él suspira cansado.

—Zumbido de águila—dice—. Es un sonido irritante de Constantine, solo afecta a los Cazadores y es letal.

Frunzo el ceño mientras sigo limpiando.

—Fue diseñado únicamente para acabar con Cazadores, tiene una frecuencia que genéticamente solo los Cazadores podemos oír, los humanos normales no lo hacen, los Destripadores tampoco y al parecer—me mira serio—. Tú tampoco.

ARMAS LETALES © [ Despiadados I ]Where stories live. Discover now