➳ 12 | Metzgerei | ➳

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Una arma tan pequeña y delicada,  pero a la vez tan letal y despiadada.

Camino detrás de ellos con la misma prisa y al par de sus pies.

Es más que obvio que tengo una y mil preguntas ahora, pero el ser paciente es la clave del éxito así que si quiero descubrir que es lo que traman estos tres tengo que ser paciente. Claro que yo no soy paciente y ese va a ser otro problema más.

Como estoy detrás de ellos me pongo a examinarlos, los repaso de arriba a abajo y veo que sus vestimentas son algo parecidas a la mía, solo que los pantalones no son tan ajustados y las botas son más grandes, de resto tienen a misma camisa manga larga y con capucha, la cual ninguno tiene puesta y eso me hace examinar sus cabezas llevándome una gran sorpresa.

Los tres, tienen un tatuaje justo en su nuca, justo donde se supone yo tengo mi marca de nacimiento, son de un color banco mezclado con manchas negras difuminadas, pero me tengo que acercar más así que camino un poco más rápido quedado a centímetros de ellos.

Alzo un poco mi cabeza para ver que son los tatuajes y mis ojos se abren en sorpresa. 

De inmediato esas imágenes me llevan a mis tiempos en la secundaria cuando apoyaba a el club de ajedrez para que no lo sacaran de la lista de deportes mentales de consejo estudiantil.

En sus nucas cada uno tiene una pieza de ajedrez realmente importante en un tablero.

Lucka tiene un alfil.

Alexey un rey.

Y Kalet un caballo.

Cada tatuaje tiene una mezclilla de color negro y blanco realmente sutil, no se ve mal ni estúpido, a decir verdad nada que tenga que ver con el ajedrez es estúpido. Por lo mismo es considerado un deporte mental, es algo que requiere de concentración y un buen enfoque ya que en una sola partida de ajedrez pueden haber más de tres mil trillones de resultados, es algo que no muchos creen pero que pocos pueden confirmar. 

Cuando tenía 16 me uní al club de ajedrez para distraerme un poco de todas las cosas que tenía que hacer, aprendí a jugar y desde ese entonces teníamos partidas todos los días, nunca nos cansabamos, era algo que nos gustaba hacer y a pesar de que es un juego que se lleva a cabo la mayoría del tiempo en silencio, la adrenalina es adictiva.

Soy buena en ajedrez, no una experta, pero me se defender en una partida.

Detallo bien los tatuajes y no puedo pasar por alto el hecho de que lo tienen en el mismo lugar.

Disminuyo un poco el paso para separarme un poco de ellos. 

No voy a negar el hecho de que estoy algo sorprendida, son tatuajes originales tengo que admitirlo ¿Quién se tatua una pieza de ajedrez?; nadie a menos que esta tenga un gran significado para esa persona. Y claro que esas tienen un gran significado.

Veo como nos detenemos en una puerta e instintivamente doy un paso hacía atrás.

—¿Qué hacemos aquí?—cuestiono notando como mi respiración se vuelve irregular.

—Tú cállate—dicta Alexey, mira a Lucka—. Llámalo.

Lucka toca a puerta y no se escucha respuesta. Cuando va a volver a tocar Alexey chasquea la lengua con poca paciencia, abre la puerta sin ningún pudor y yo doy otro paso atrás.

La habitación de espejos queda a mi vista con un Taylor limpiando unos cuchillos llenos de sangre, se ve serio y concentrado. Miro el interior repleto de espejos con horror, no es como si hayan intentado matarme allí pero de igual forma le tengo cierto odio y miedo a esa habitación, me causa escalofríos.

ARMAS LETALES © [ Despiadados I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora