➳ 33 | Sensitivo | ➳

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Respira... sólo respira.

Lucka Quinn.

Levanto las pesas una vez más antes de tomar una bocanada de aire.

Mis músculos están tensos, mi cuerpo suda, mis extremidades se flexionan, mi mente evade, mis sentimientos vibran y mi cabeza está a punto de explotar. Mi pecho sube y baja con cada levantamiento, mis labios se fruncen cada que me cuesta, mis ojos se cierran cuando no aguanto más, mis brazos flaquean por un momento y me obligo a soltar el tubo de hierro.

Lo dejo en su lugar y me siento para ver a Kalet parado frente a mí.

Su aspecto es muy extraño últimamente, trae una botella de Celestial en la mano y se cae en el asiento frente a mí.

—Apenas es medio día hermanito—lo reprendo.

—¿Es que acaso hay horario para la Celestial?.

—No exactamente.

—Entonces no hay problema—me lanza la toalla que estaba en su puesto y comienzo a secar mi espalda.

Me sonríe pasándome una copa llena y me quedo viendo como luego de eso su sonrisa se desvanece y se recuesta, se empina la botella directamente.

No es exactamente que este despechado. Se puede decir que Kalet es el espíritu libre de los tres.

Es el más despreocupado.

—¿Qué pasa?—le cuestiono directamente.

De los tres, soy el más directo.

—¿De qué hablas?—se hace el estúpido.

—No me digas que estás así por pecas.

Frunce el ceño.

—Raven, le digo pecas ya que tiene la cara llena.

Él niega.

—No estoy así por Raven—lo piensa un segundo—. De acuerdo, ella está incluida pero... estoy así por todo Luc. Las cosas que suceden a cada rato, los problemas, mi situación con ella, el plan...—se empina la botella otra vez—. Todo me está consumiendo—niega para él mismo—, muy lento. Muy y dolorosamente lento.

Oh no...

—Explícate—le exijo.

Esto no es bueno.

—No he tomado mis pastillas desde hace semanas y he seguido los consejos de Raven—mis cejas se alzan en sorpresa, he estado con él todo el mes y no ha tenido ningún episodio así que eso significa que....—. Peculiarmente, me ha funcionado.

No puedo creerlo.

—Disculpa, ¿Acabas de decir que—

—Sí.

Lo miro un segundo antes de alzar mi copa en honor al él.

Para nosotros, siempre había sido complicado dejar las pastillas ya que nuestros trastornos no son algo... sencillo.

Kalet lo logró, ¿Cuánto más faltaba para que yo lo hiciera?.

—Entonces, ¿Qué es lo que te tiene así?.

—Bueno, dirás que soy un halagador, pero Raven es una resistente hija de puta.

Se me escapa una sonrisa.

—Eso ya lo sabemos desde hace un tiempo Kal—le reitero.

—Sí pero, me refiero a que, no sabes lo duro y difícil que es intentar ir en contra de lo que sientes, de lo que tu cuerpo te exige, lo que tus sentidos se encargan de hacer que funcione—cierra los ojos un momento antes de tragar grueso—. De tu naturaleza.

ARMAS LETALES © [ Despiadados I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora