➳ 24 | Secretos | ➳

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A veces para que las cosas salgan bien, tienes que hacerlas tu mismo.

Taylor.

Espero sentado en el garaje de la base con mi pie derecho temblando por sí sólo, las manos me sudan y me es imposible mantener mis ojos grises en un punto en específico, están paranoicos buscando cualquier indicio, sonido o movimiento de que llegaron.

Debían llegar hace cinco horas  y no tengo como comunicarme con ellos.

Miro al techo y paso la mano por mi cabello pelirrojo mientras respiro pesadamente. Me duele el cuerpo y mis parpados intentan cerrarse cada diez segundos cuando me relajo, me estiro la cara. ¿Por qué no llegan?,  la misión era clara, tenían todo muy bien organizado y era sencillo.

Mi pie sigue temblando.

Me quito la camisa que tengo cuando el sudor me hace sentir exasperado y no es por el calor, estamos en octubre y comienza a hacer frío.

Me trueno el cuello.

Me recuesto y cierro los ojos por un segundo. Tengo días sin dormir bien, Raven podrá ser muy buena pero joder... vaya problemas y dolores de cabeza me ha traído,. 

Mi mano comienza a relajarse cuando el sueño se empieza a apoderar de mi cuerpo.

El sonido de un auto atravesando el lugar a toda velocidad me toma por sorpresa y sacudo la cabeza, al fin... pensé que alguno podría haber muerto o algo por el estilo.

Me levanto con los mejores ánimos para felicitarlos aunque me este muriendo y mi sonrisa se borra cuando veo a Alexey bajar de la camioneta con Raven ensangrentada y completamente pálida.

Corro.

Cuando Alexey me ve es como si ante sus ojos apareciera un ángel, me mira con expresión de disculpas y sé porque, me muestra a Raven. Está inconsciente y tiene la cara blanca, su característico rubor de siempre no está y sus labios están secos y pálidos, demasiado distintos a los que acostumbro a ver con un tono natural rojo.

Veo de donde viene la sangre en su vientre y lo identifico como una herida de bala.

Veo dentro de la camioneta el charco de sangre y de inmediato meto un dedo dentro de la herida, ella no protesta y maldigo.

—Joder—solo con tocar el hueco ella debía protestar, no tiene mucha sangre en su sistema y eso hace que este moribunda.

La tomo en brazos.

—¿Llamaron a...?— 

—Sí—me dice Lucka.

Tomo a Kalet de la camisa y la rompo, tomo el pedazo de tela y lo amarro alrededor de las caderas de ella. La tomo en brazos y salgo corriendo a los quirófanos. 

Cuando llego la dejo en una camilla y le quito la ropa.

Las enfermeras entran y me quitan de en medio para prepararla. Salgo del lugar cuando el olor a instrumentos y esterilización me molestan, no puedo evitar fruncir los labios, gruño a solas y golpeo la pared de la frustración. 

Los Quinn llegan y me volteo furioso.

—Tú sólo tienes una maldita tarea—señalo a Alexey que me mira serio—. ¡Protegerla joder!. 

Intenta hablar.

—¡Que no es tan difícil!—exclamo en medio de todo el lugar.

—Ella intento matar a uno de los violadores—defiende Lucka.

Lo miro.

—El tipo tenía un arma encima y la saco, disparó primero—termina Kalet.

—Tres malditos pasos, ¡tres jodidos puntos que no deben olvidar!.

ARMAS LETALES © [ Despiadados I ]Where stories live. Discover now