➳ 49 | Rusia. Pt 3 | ➳ |

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¿Pueden las islas ser un afrodisiaco?


Kalet Quinn.

—Debemos saltar del jet—propongo de manera inmediata al ver el medidor de combustible. De otra forma, no llegaremos a Nueva York a salvo.

—No tenemos el vestuario, por lo tanto, tampoco localizadores—me refuta Alexey.

—Tiene razón—Raven me apoya. Sigue llena de sangre, seca en su rostro y en sus labios, en su ropa rasgada y su genio malhumorado. Sus heridas no cierran aún, y siguen muy abiertas.

Me acerco a ella.

—Déjame ver eso—tomo su brazo para ver la enorme abertura en su piel, con capas de tejido y carne visibles. Una corriente de rabia me recorre la espina dorsal y miro el cuerpo destruido de la mujer en el suelo.

—¿Quién demonios era esa señora?—Lucka cojea con su pierna herida mientras se acerca.

— Me encantaría saberlo—Raven arruga el gesto en dolor—. La verdadera pregunta no es quien era. Es... ¿Qué sabia?. Además de el dato que recientemente descubrimos acerca de nuestra debilidad por el oro—niega con la cabeza y la apoya en la palma de su mano.

—No—Alexey se sienta frente a ella—. Nosotros lo descubrimos hace un maldito día, a menos que la mujer sea...

—¿Una bruja?—yo hablo, aún de pie—. No me sorprendería, ¿Vieron como levantó esas dagas?.

Lucka las observa en el suelo, intenta tomar una pero su piel es quemada al instante. Suelta un quejido.

—No lo hagas Luc—Alexey lo ayuda a sentarse desde el asiento. Yo arranco una parte de la camisa rasgada de Raven y me cubro la mano para tomar la daga de oro. La levanto en el aire para que todos lo veamos.

Es una daga peculiar, es completamente de oro, desde el mango hasta la punta afilada pero su diseño no es muy... moderno. Tiene molduras, diseños ondulados en el mando y está rayada, como si la hubieran usado muchas veces antes.

—Parece casi... medieval—Raven frunce su ceño, confundida.

—Esto es demasiado...—Lucka se comienza a masajear las sienes.

—¿Cuánto tiempo crees que tarde en sanar?—Raven me mira. Yo observo sus heridas.

La verdad es que no tengo la más mínima idea pero optó por mirarla y decir:

—Pronto, seguro—mis ojos oscuros buscan reconfortar los de ella y la hago levantarse para que se siente en mis piernas.

Solo cuando la tengo así de cerca puedo sentir como su cuerpo está temblando y se encuentra hirviendo.

—Raven tienes fiebre—le toco la cabeza. En definitiva está hirviendo.

Miro a los chicos, buscando que entiendan mi mirada y mi ordenes. Los dos se levantan y comienzan a buscar por toda la jet, en todos los cajones, los estantes y hasta el la cabina, en el lugar del piloto.

Comienzo a mecer a Raven en mi regazo y le doy un beso en la cabeza. Ella tiembla aún más y mis labios se contagian de aquel agresivo calor en su cuerpo. Me doy cuenta de que suda porque mis labios se humedecen al tocarla.

Mierda.

Incluso si logran encontrar algo, nuestros cuerpos son diferentes ahora. Más fuertes, más sobrenaturales, más... mágicos. No sé si una maldita pastilla le sirva al cuerpo de Raven, después de todo, es una Hibrida.

Los chicos me miran y sin encontrar nada. Se sientan y Raven abre los ojos.

—Deberías dormir—Lucka le dice.

ARMAS LETALES © [ Despiadados I ]Where stories live. Discover now