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Los secretos son iguales a una hermosa rosa, cuando menos te lo esperas las espinas te hieren dejando una herida dolorosa.

Ok.

Nunca dije que fuera una santa, al contrario. Soy tan culpable de cosas como los Quinn. 

En teoría jamás te mentí, es decir, nunca preguntaste y pues no tuve oportunidad de mentirte, así que... no mentí. Técnicamente solo oculte información pasada. Ocultar y mentir son muy diferentes términos.

Pero si quieres que te explique pues...

Estoy en todo mi derecho de no contar absolutamente nada así que no lo haré.

Sólo continuemos con nuestras vidas como hasta ahora ¿sí?. 

Supongo que lo que te queda de enseñanza de esto es... no confíen en nadie. Ni en sus más conocidos por que pueden tener un gran as bajo la manga que los dejará pendejos en cualquier momento. ¿Qué mejor ejemplo que yo misma?.

Sé que fue algo malo y desleal de mi parte no contar algo como eso, pero por ahora créeme que no es necesario enterarte de nada. Es lo más seguro para mí, para ti y para todos.

Mis ataques de pánico eran algo obvio, pero vamos... admitir que tenía trastornos como esos... No es que me avergüenza, con el pasar de los años he aprendido a controlar algunos de ellos, pero del que aún no logro tener control total es el estrés postraumático.

Nunca se conoce completamente a una persona. 

Graba esa frase en tu linda mente.

Ellos me expusieron.

Los Quinn me habían dado justo en la herida.

Yo había hecho lo mismo y por eso respeto su decisión de ojo por ojo pero eso no quiere decir que comparta completamente su elección de dejarme infraganti frente a todos los Cazadores, espero que solo se hagan rumores y que esto no llegue a salir en el Anónimo porque una cosa es que Blody Place se entere y otra muy diferente es que el mundo criminal  sepa que estoy mentalmente desequilibrada.

Y sí, lo admito.

Estoy loca.

Por otro lado...

—¿Si está bien ajustado?—le pregunto a Tea una vez más.

—Que sí niña—mueve sus manos con unas largas y afiladas delante de mi cara—. Está perfecto.

Suelto mi tercer suspiro nervioso.

Ella comienza a hacerle los últimos retoques a mi cabello. 

Su cabello rosado y corto sigue igual que la primera vez que me vistió cuando tomé la Celestial. Tomo un momento para verme en el espejo de su salón. Me veo bien, luzco bien, me siento bien. ¿No?.

Las luces me reflectan en la piel haciéndome ver muy blanca con el sencillo aunque elegante vestido rojo que traigo puesto. Los tacones del mismo color y accesorios de perlas en mi cuello y orejas. Mi cabello está suelto, está completamente alisado y el brillo que le saco Tea es impresionante. 

Me miro al espejo una vez más recordando mi lugar, lo que soy y lo que he logrado para llegar hasta aquí. Me digo a mi misma que siempre debo estar segura, completa en todos mis sentidos.

Miro a Tea sonriendo.

—Eres increíble—le agradezco.

—Lo sé—se pone las manos en las caderas mientras me sigue examinando buscando algún error—. Y tú, te ves preciosa.

Sonrío una vez más.

Tea es una mujer de cincuenta años alta, delgada y muy estilizada. Su cabello es rosa barbie, piel morena, lentes de ojo de gato y manicura como cruella de vil. No tiene casi arrugas en su rostro y su estilo es increíble.

ARMAS LETALES © [ Despiadados I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora