Malas decisiones

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IV Malas decisiones

Azra tenía dificultades para conciliar el sueño. Siempre que su hermana salía tendía a desvelarse, seguramente por la preocupación. Semra tenía tanta seguridad en sí misma que se sentía invulnerable. Se suponía que el desfile ya había terminado porque la propia Semra le había enviado unas fotografías desde una lujosa fiesta brindando con espumante. Eso le había puesto los pelos de punta. Para peor después había dejado de responder a los mensajes de WhatsApp que le había hecho llegar, es más, ni siquiera los había leído. Estaba preocupadísima y a punto de ir a la habitación de su madre para pedirle el teléfono de la tal Nehil, quien le había conseguido el trabajo de esa noche a su hermana.

Sabía que Semra se pondría furiosa si la llamaba, ya que odiaba sentirse controlada. Sin embargo, la preocupación por su bienestar era mayor y no lograba dejar de pensar que debería estar de vuelta.

La llamó un par de veces, pero no contestó a sus llamadas y decidió que sólo intentaría una vez más y luego le exigiría a su madre que le diera el teléfono de Nehil, pero antes de llamar una última vez abrió su aplicación de Instagram, la cual tenía única y exclusivamente para "controlar" a su hermana y vio que ésta había subido unas historias en la última hora, etiquetando, obviamente, el lugar en el que estaba: Le Meridien Istanbul Etiler Hotel. Suspiró aliviada.

Su nombre de usuario no daba pistas sobre su nombre real, ya que era @vidasanaparajovenes y no tenía actividad, ni fotografías. Tampoco tenía seguidores y sólo seguía a una persona: su hermana. La vanidosa jovencita ni siquiera sabía que Azra la espiaba por redes sociales, puesto que su cuenta era sólo una más de entre los miles de seguidores que la popular Semra tenía.

Azra marcó una vez más, rogando que su hermana atendiera de una vez, para ahorrarle el disgusto de tener que tomar un taxi y partir a preguntar por ella al dichoso hotel.

Semra y Can viajaban en silencio a esa hora de la noche hacia la casa de ésta. Cuando Semra sintió vibrar su móvil, recordó que le había enviado unas fotografías a su hermana para enseñarle lo hermoso del lugar y luego la había ignorado totalmente, ya que le parecía una descortesía estar con el móvil mientras hablaba con Can. Vio que tenía dos llamadas perdidas de su hermana y que le estaba entrando una tercera en ese momento. Respondió bajito para no incomodar a Can que fingía estar distraído mirando por la ventana.

- Ya vamos para casa – susurró Semra.

- ¿Vamos? ¿Con quién estás? – inquirió Azra.

Semra pensó que, si le decía que estaba con Can, Azra saltaría como un gato ante un pepino, por lo que respondió con evasivas.

- Te dije que iría con más gente.

Azra suspiró fastidiada. Es claro que su hermana no quería hablar.

- ¿Está todo bien? – preguntó Azra molesta.

- Por supuesto, nos vemos en unos minutos, adiós – contestó Semra antes de cortar.

- ¿Problemas? – preguntó Can, curioso.

- No, para nada. Es sólo mi madre que estaba preocupada – respondió Semra quien no quería volver a mencionar la existencia de su hermana para no enrarecer el ambiente. Sigilosamente tomó el móvil y escribió un rápido mensaje a Azra indicándole que en el bus todas las modelos estaban dormidas y no quería despertarlas. Una mentira para ahorrarme explicaciones pensó Semra para sí.

Cuando llegaron a la puerta del edificio en el que vivían Semra agradeció a Can la gentileza de haberla ido a dejar y éste se mostró muy afable. Esperó a que Semra entrara al edificio y se despidió con una seña de adiós. En el momento en que el chofer partió y se quedó a solas con sus pensamientos, se volvió para mirar el edificio, mientras el vehículo se alejaba. No vio luces encendidas, así que no pudo adivinar cual era el departamento que habitaba Azra.

La redención de AzraWhere stories live. Discover now