La redención de Azra

Boda a la vista

Holaaaaa... Por acá paso a dejarles un nuevo episodio. Como dato, les cuento que todos los lugares que cito en la historia existen: museos, hoteles, restoranes, la isla, etc. Dejen sus comentarios, porque seguimos trabajando para Ud. jejejejejeje

- La idea de invitarme al Antiochia fue excelente. Tenemos mucho que conversar – dijo Alan mirando intensamente a Can, que picaba con paciencia las enormes hojas verdes de su ensalada.

- ¿Comienzas tú o comienzo yo? – preguntó Can concentrado en su plato.

- ¡Ay! Empieza tú. Yo tengo una verdadera bomba, así que cualquier cosa que me puedas contar se quedará corta en cuanto yo hable – replicó Alan.

Can lo miró enarcando una ceja. Alan era de sus amigos más cercanos. Si bien jamás había aceptado trabajar para él, pese a que Can se lo había propuesto, la relación nunca se había resentido por ese motivo. Lo había conocido cuando Alan era un tímido estudiante de Diseño y había presentado sus propuestas en un vanguardista desfile universitario. Pese a que no estudiaban lo mismo, la amistad había surgido dado que Can fue el único de los asistentes a la muestra que supo hacerle a Alan las preguntas que éste quería oír acerca de sus diseños. Además de ser el único varón heterosexual que no sentía temor de hablar con él en público o de tratarlo como a cualquier otra persona. Ser homosexual en Turquía todavía era anatema, por mucho que los turcos pretendieran haberse occidentalizado o europeizado.

- ¿Qué quieres oír de mí, exactamente? – preguntó Can.

- Bueno, cuéntame cómo va todo con tu esmeralda del Bósforo – quiso saber Alan.

Durante los días que Alan y su novio habían pasado como invitados a su casa en Büyükada, Can y él habían tenido la oportunidad de hablar latamente y le había contado a Alan sobre la reanudación de su relación con Azra. El diseñador, quien obviamente recordaba perfectamente a Azra, puesto que había sido uno de los testigos de su boda, se había quedado de piedra.

- En términos generales la relación marcha bien – respondió Can.

- ¿Y en términos más específicos?

- He cometido un par de errores con respecto a ella que nos han traído algunos problemas.

- ¿Errores?

- Los bebés...

- ¿Qué tienen que ver ellos?

- Melany sufrió un aborto espontáneo.

Alan dejó caer los cubiertos a un costado del plato y se llevó las manos a la cara, cubriendo su boca.

- ¡Por Alá! ¿Cómo no me lo habías dicho?

- Sucedió apenas el lunes.

- ¿Y tú cómo estás?

- Pues... Ya voy levantando cabeza. No te niego que fue un golpe duro, pero...

- ¿Pero...?

- Bien sabes que no estoy loco por ser padre.

- ¡Ay tú que puedes! Yo sí estoy loco. Está visto que Alá le da dientes a quien no tiene hambre. En fin, no tendré hijos, pero al menos tengo a mis sobrinos.

- A veces siento que la naturaleza es sabia. Mírame, trabajando y viajando todo el tiempo, con mi agenda llena. Además, amo mi soledad y mi espacio. ¿Cómo podría haberle dado a esos niños el lugar que se merecían en mi vida? Tal vez habría sido un pésimo padre.