Ambivalencia

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Holaaaa... Y llegó el sábado de la verdad.

Dejar atrás ciertas conductas y desconfianzas es un proceso más lento y difícil del que pueda suponerse. A veces no basta con las buenas intenciones.


Estaba tan ansioso que llegó a la cita diez minutos antes de lo presupuestado. La costanera era bastante amplia, así que comenzó a recorrer el lugar, que a esa hora estaba concurrido mayoritariamente por deportistas y pescadores. Pese a que faltaban diez minutos para las nueve, la vio sentada a unos cuantas bancas de distancia mirando fijamente el mar frente a ella.

Estaba tan linda, pero en su mirada no había alegría, ni entusiasmo. Se veía algo abatida e incluso, algo triste. ¿Estaría enferma? Recordó que el señor Yilmaz había mencionado que Azra se estaba haciendo exámenes médicos la última vez que se vieron en la escuela, ese día en que él se había abalanzado como un maniático sobre ella en la sala de profesores. Sintió un súbito temor. ¿Y si tenía algo grave? Se acercó cautelosamente a ella, quien sólo advirtió su presencia cuando ya estaba a escasos metros de distancia. Su cabello caoba brillaba a la luz del sol. El día estaba luminoso, aunque bastante helado, como correspondía a los fríos días de fines de octubre.

- Hola – saludó acercándose.

- Hola – respondió Azra permaneciendo sentada.

- ¿Quieres ir a algún sitio? – preguntó él sin saber muy bien qué hacer.

- No. ¿Quieres sentarte? – lo invitó ella, señalando el sitio contiguo al suyo.

Por toda respuesta, Can tomó asiento algo inseguro. Recordó el presente que tenía para ella y le extendió una bolsa de papel a Azra.

- Es para ti – dijo Can.

- ¿Para mí?

- Sí, fue tu cumpleaños.

- Ya pasó casi un mes. No debiste molestarte – señaló mientras sacaba un hermoso cuaderno tipo croquera con una enorme mariposa grabada.

- Puede que el regalo te parezca un poco simple, pero tiene un significado – repuso Can.

- ¿Cuál es ese significado? – inquirió Azra mientras sus dedos se deslizaban sobre el hermoso grabado de la portada.

- Es una croquera en blanco, para escribir un nuevo capítulo.

- ¿Un nuevo capítulo?

- En tu vida... Y en la mía, si tú lo quieres.

- No estoy entendiendo – repuso Azra.

- Tal vez sería bueno que partiera desde el principio. Estoy viendo a una psicoanalista. ¡Pero no vayas a creer que estoy loco!

Azra sonrió con dulzura.

- Por supuesto que no creo que estés loco.

- ¿Es bueno sabes? A veces necesitamos ayuda para evaluar nuestros problemas desde una nueva perspectiva.

- Así es – concedió Azra – Pero todavía no entiendo muy bien que tiene que ver este lindo cuaderno con eso.

- En estas últimas semanas he comprendido que he sido muy injusto en mi vida. No sólo contigo, si no que con un montón de personas también. Hay algunas con las cuales ya no puedo remediar la situación, pero hay otras personas y otras situaciones en las que sí quedan cosas por hacer. La idea es que empecemos nuevamente, desde cero... O bueno, no desde cero, pero... Ya me entiendes... Haciéndonos cargo del pasado. Por eso la croquera en blanco, para escribir un capítulo nuevo.

La redención de AzraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora