Negociación

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Hoy doble ración porque había dejado muy pocas actualizaciones. No olviden dejar sus comentarios sobre lo que va ocurriendo. ¿Les parece correcta la decisión de Azra o creen que se está equivocando?


A las ocho de la tarde salió de su casa llevando consigo una pequeña maleta cargada de ansiedad e ilusiones en partes iguales. A su madre le había dicho que "Dilara" le había pedido que cuidara a la mascota de su prima, que estaba de viaje y que por tanto se quedaría un par de semanas en la casa de esta persona. La excusa le había parecido de lo más tonta e inverosímil, pero no podía decirle la verdad, además que por lealtad le parecía que tenía que seguirle la idea a Semra. Después de todo la responsable de haber metido a su hermana en la tesitura de tener que mentir era ella.

Su madre había asentido sin creerle ni una sola palabra, pero al menos había tenido la amabilidad de fingir que le creía. ¿Qué le podía decir? Si tan sólo llegaba a insinuar el nombre de Can su madre enloquecería en dos segundos y seguramente en un abrir y cerrar de ojos tendría a la prensa tras ella.

Sumergida en un mar de dudas y con un poco de vergüenza, se acercó a la recepción del hotel, pensando en las ironías de la vida, ya que esa misma mañana había abandonado el lugar presa de la más absoluta indignación.

- Buenas noches, busco al señor Vural – señaló algo cohibida. Lamentablemente ni ella le había pedido su número a Can, ni él se lo había proporcionado, por lo que no tenía forma de contactarlo directamente.

- ¿Señorita Özak? – preguntó amablemente el encargado.

- Sí – respondió visiblemente turbada.

- Bienvenida, la estábamos esperando – respondió.

Por unos segundos la ira volvió a nublar su mente. ¿Qué se creía Can? ¿Tan seguro estaba de que ella iba a aceptar? Sintió el irresistible deseo de dar media vuelta y volver a su casa, pero recordó que la ira no era buena consejera y procuró serenarse.

- Estamos reacondicionando la suite, estará lista en unos minutos. Si gusta, puede esperar en el bar que se encuentra en la azotea, la vista es espectacular. Un camarero la acompañará y no se preocupe por su maleta, la puede dejar en la custodia de la recepción

Más interesada en perder de vista al recepcionista, que seguramente pensaba que ella no era más que otro ligue fácil de Can Vural, que en conocer de verdad el lugar, aceptó la propuesta.

Las vistas desde el bar que había en la azotea eran, tal como había anticipado el tipo de la recepción, impresionantes. La ciudad de Estambul ya figuraba iluminada artificialmente, pero en el horizonte aún quedaban destellos de fuego y desde el privilegiado lugar que Azra ocupaba se dominaba todo el cuerno de oro de Estambul.

En otras circunstancias, la situación le hubiera parecido idílica. Sin embargo, la ansiedad y la falta de perspectivas sobre su futuro le impedían disfrutar del instante como le hubiera gustado.

- Le dejo la carta, por si desea ordenar algo – le señaló un amable camarero.

A punto estuvo de negarse, pero se lo pensó mejor. Ya que estaba ahí, no tenía sentido que siguiera martirizándose por la decisión que había tomado. Es cierto, muchas personas pensarían que no tenía dignidad ni amor propio por aceptar una "relación" en esas condiciones, pero ella había evaluado los pro y los contra y había llegado hasta ese lugar. Si no pensaba dar pie atrás ¿para qué seguía actuando como si fuera una condenada a muerte?

- ¿Qué vino tinto me recomienda? – preguntó procurando entusiasmarse.

El móvil de Can sonó insistentemente tan pronto él, su madre y su tía llegaron devuelta a casa. Finalmente, se lo había pensado mejor y le había dado en el gusto a la terrible Neslihan Vural. No sólo habían almorzado en casa de Hatice Ozdemir, junto a su marido y sus dos hijas menores, si no que debía reconocer que había pasado una tarde agradable.

La redención de AzraUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum