Capítulo 57.

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Todas las escenas no - sexuales y sexuales narradas en este libro cuentan con la participación de personajes mayores de edad de acuerdo con las nuevas normas de consentimiento de Wattpad. Además, todas ellas cuentan con consentimiento expreso para su realización. Más información o dudas sobre las modificaciones en mi página de Instagram. 

Feliz cumpleaños linda @ValentinaBorre ❤

Madison's POV.

Arriba.

Abajo.

Arriba.

Abajo.

El cuerpo de Ian comenzó a revolverse entre las sábanas, mientras yo continuaba saltando sobre el colchón.

Arriba.

Abajo.

Arriba.

Abajo.

Pareció bastante confundido, frunciendo el ceño y abriendo los ojos casi alarmado.

- ¿Se puede saber que demonios estás haciendo? - preguntó enfocándose en mi.

Su tono de voz es ronco, propio de cuando recién despierta y sus ojitos verdes se cuentan ligeramente cerrados por el sueño.

Que guapo es, joder.

- Estoy saltando. - respondí con tranquilidad, mientras continué impulsando mi cuerpo encima de la cama.

- Me estás molestando.

- Mentiroso, ni siquiera estoy consiguiendo mover tu lado del colchón. - sonreí divertida, sin parar de saltar.

- ¿Porqué tanta emoción esta mañana?

Se incorporó ligeramente, descansando su espalda contra el cabecero de la cama, sin quitar la vista de mi y mis movimientos. Solo llevaba puesta una bata blanca bastante fina, que era lo único que había conseguido ponerme después de la noche tan movida que habíamos tenido. Ni siquiera me había molestado en ponerme ropa interior.

- No lo sé, ¿quizás porque anoche me pediste que me fuese a vivir contigo? - respondí con una sonrisa.

- Ah si, eso. - murmuró sin interés, bostezando.

Fruncí las cejas, utilizando toda mi fuerza para dejar caer mi peso en la cama, sentándome de culo y haciendo que casi se saliera del colchón.

- No actúes así de desinteresado. - le reprendí tirando de su brazos para que no se cayera.

- Era broma amor. - se recolocó en su sitio. - Yo también estoy muy emocionado, pero no por eso ando despertando a la gente pegando brincos como una cabra montesa.

- Bueno, pues que sepas que vas a vivir con una cabra montesa. - besé sus labios rápidamente antes de volver a incorporarme para saltar.

Me sentía eufórica y eso que, al final de esta noche casi no había podido levantarme al baño sin que me temblasen las piernas.

- Me gustas más cuando saltas en otro sitio, como por ejemplo aquí. - señaló descaradamente su regazo y yo me dejé caer encima de él más despacio, solo separando nuestros cuerpo por la fina sábana.

- Estoy adolorida. - confesé pasando mi dedo por sus abdominales, haciendo formitas por todo su torso.

- ¿Me pasé mucho anoche? - preguntó con cierto tono de preocupación en su voz, abriendo la parte posterior de la bata para repasar con su mirada las múltiples marcas en mis pechos y los mordiscos en mi estómago y caderas. Por suerte esta vez no los había hecho visibles, solo del cuello para abajo.

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