Capítulo 31.

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Todas las escenas no - sexuales y sexuales narradas en este libro cuentan con la participación de personajes mayores de edad de acuerdo con las nuevas normas de consentimiento de Wattpad. Además, todas ellas cuentan con consentimiento expreso para su realización. Más información o dudas sobre las modificaciones en mi página de Instagram. 

- ¿Se nota mucho el maquillaje del cuello? - le pregunto a Ian mientras el conduce por las calles de la ciudad de camino a mi casa. Habíamos pasado un día muy agradable, divertido y en su mayoría sexual, pero la realidad se hecha encima y yo tenía que volver a mi casa y, sobre todo, conseguir tapar los chupetones visibles que me había hecho Ian la noche anterior.

- Si te sigues echando más de eso vas a parecer un Simpson. - contestó con diversión. Yo me encontraba sentada en el asiento del copiloto, con el espejo bajado y el pequeño bote de corrector en la mano.

- ¿Se ve algo? ¿Está todo tapado? - me giré hacia el, bajando el escote de mi camiseta hasta dejar ver mi sujetador y mis hombros. Tenía pequeños mordiscos por mis hombros, marcas y chupetones burdeos y rojos desde mis clavículas al inicio de mi pecho, sin contar los del interior de mis muslos, los cuales no se veían y por lo cual no suponían ningún problema. Todo lo demás tenía que ser tapado y estaría como buena opción y ahorro de maquillaje el ponerme una camiseta de cuello alto, pero mi madre me miraría realmente raro porque sabe que aborrezco esas camisetas.

- No se nota nada, cuanto más te preocupes peor será.

- Esto es tu culpa. - murmure mientras me recolocaba mi ropa, cerraba el espejo y guardaba el corrector en mi bolso. - Te dije que no me dejaras marcas visibles, papi. - mis labios formaron un pequeño puchero, mirándole.

- No te vi ni te escuché quejarte hasta que no terminé de hacerlas, más bien gemías muy bien debajo de mi, nena. - sonrió al ver mi sonrojo, poniendo una mano en mi muslo, apretando suavemente.

- Acuérdate de que tienes que dejarme dos calles antes de mi casa. - le recuerdo mientras juego con su mano, tirando de sus dedos y entrelazándolos con los míos. Me sentía tan bien a su lado.

- ¿Qué tal lo han pasado tus padres? - pregunta cuando paramos en un semáforo rojo. - Tengo mañana una reunión con tu padre.

- Todavía no me han contado nada, apenas he pasado por casa estos días, sólo para cenar y dormir. - veo su ceño fruncirse.

- ¿Y dónde has estado? Porque conmigo no.

- En el hospital, haciéndole compañía a Travis. - sonrío. - No estés celoso, papi.

- Difícil está eso, por mis problemas me gusta tener lo mío bajo control y tu eres mía, bebé.

- Y me encanta ser tuya. - mi sonrisa se hizo más grande, haciendo juego con la suya. - ¿Y en qué estás trabajando con mi padre?

- Tu padre quiere invertir en uno de los sectores de mi empresa para poder meterse más en ese mundillo y junto a otro ejecutivos estamos trabajando los contratos y demás. - me explica mientras el semáforo se pone en verde y continuamos nuestro camino.

- ¿Entonces me estoy acostando con el socio de mi padre? - pregunté arqueando mis cejas de forma divertida.

- Con el casi socio, mañana firmamos el contrato. - sonríe. ¿Porqué es tan guapo?

El resto del camino un silencio cómodo se ciñe sobre nosotros, con la música de la radio sonando de fondo de forma suave, hasta llegar a un lugar un poco apartado de las urbanizaciones, donde Ian aparca su coche.

- ¿Has disfrutado este finde semana? - pregunta Ian, pasando sus brazos por mi cuerpo, abrazando mi cintura, después de bajar del coche.

- Mucho, papi. - sonrío y el acaricia su nariz con la mía en un gesto suave y tierno. Siento hagas de decirle te quiero, porque siento que es así, pero prefiero ahorrarme las palabras y una mala reacción.

Daddy🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora