Capítulo 35.

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Todas las escenas no - sexuales y sexuales narradas en este libro cuentan con la participación de personajes mayores de edad de acuerdo con las nuevas normas de consentimiento de Wattpad. Además, todas ellas cuentan con consentimiento expreso para su realización. Más información o dudas sobre las modificaciones en mi página de Instagram. 

Se podía decir que estaba irritada, molesta, enfadada e incluso cabreada y lo peor, es que llevaba así desde el martes por la tarde, después de aquella conversación extraña de Ian con su secretaria y ese corte. Era estúpido pensar tanto en ello, darle tantas vueltas a algo que desde fuera era una simple tontería que no tenía más que roer, pero para mi no era así y además, Ian tampoco es que me hubiera dado motivos para no sacar conclusiones dolorosas y precipitadas. Desde el miércoles estuvo raro, las rosas de colores con sus notas poéticas seguían llegando, sí, pero tenía un comportamiento extraño. Los mensajes y llamadas habían disminuido y las pocas veces que habíamos hablado por teléfono se le notaba nervioso y hastío, sus comentarios bonitos hacía mi también bajaron, por no decir que eran mínimos al punto de llamarme constantemente por mi nombre o por la abreviación, y ni hablar de volverme a decir 'te quiero', porque eso si que no había vuelto a salir de su boca. A lo mejor porque nunca lo sintió de verdad y prefería dejar de decir mentiras o quizás eso solo eran ideas mías poco optimistas y demasiado negativas. Constantemente intentaba dejar de comerme la cabeza, pero con todo lo anterior rondando la era bastante difícil.

- ¿Qué está pasando por esa cabecita tuya, nena? - llamó mi atención Ethan, dándome un pequeño golpe con el codo.

- Simplemente me duele la cabeza, eso es todo. - contesté con desgana encogiéndome de hombros.

- Venga, puede que solo lleve una semana contigo pero se nota rápido cuando estás preocupada por algo. - insiste, acariciando mi brazo. - Puedes confiar en mi y contármelo.

- Gracias Ethan, pero es solo eso, no te preocupes. - le regalé una sonrisa torcida y para mi suerte, decidió no seguir insistiendo en ello.

Como se podía apreciar, mi relación con Ethan había mejorado mucho y, aunque todavía no nos podíamos considerar amigos del alma, nos llevábamos bastante bien. No es que yo me hubiera acercado a el, sino que desde esa conversación a primera hora de la mañana el se había empeñado en estar cerca mía, sentándose con nosotros en el almuerzo e interceptándome por los pasillos. Quitándole lo estúpido y que ya se le había pasado la tontería con Travis al saber que tenía novio, era un chico muy agradable y amistoso, además, del roce se hace el cariño.

- Bueno chicos, para el lunes tendré todos vuestros trabajos corregidos. Que tengáis un buen finde semana. - se despidió nuestro amable profesor de filosofía para después salir por la puerta al tiempo que suena el timbre.

- Al fin. - suspire con cansancio, haciendo que Ethan riera.

Ambos recogimos nuestras cosas y salimos de clase cada uno hacía su taquilla, quedando en encontrarnos a la salida.
Al abrir la taquilla metálica la rosa morada con la notita al lado hizo que rodara los ojos con cierto cansando. La agarro con la intención de leerla otra vez.

Y llegaremos a esa ciudad desconocida. Pasaremos del guía y nos perderemos. Y reiremos en cualquiera de esas calles que seguro que brillan. Cenaremos tarde en un sitio al azar. Que seguro que nos timan. Hablaremos de todas esas cosas que nos dejan tranquilos. Nos abrazaremos todas las noches antes de dormir. Nos quedaremos pensando que sí. Que esto funciona.
Dime que sí, que lo haremos inolvidable.

- Ian.

Bonitas palabras pero pocas acciones por el momento.
La vuelvo a colocar dentro, junto a mis libros. Hoy no me voy a molestar ni en llevársela a casa.

Daddy🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora