Capítulo 5

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Me despierto más pronto de lo habitual, aún no ha sonado la alarma, són las 5:56am. Estaba pensando en la maravillosa tarde que pasé ayer junto a Kevin, él y yo, solos, en medio del atardecer. Era realmente magnífico. Sus ojos verde esmeralda, sus carnosos y brillantes labios, su sensual pelo, y esa sonrisa tan reluciente, capaz de derrumbar mil tsunamis. No sé si será una palabra muy grande, pero sinceramente creo que me estoy enamorando. Ya són las 6:30am, así que decido levantarme, me ducho.

El agua caliente cae sobre mi desnudo cuerpo, me pasaría horas y horas aquí abajo. Cuando salgo de la ducha son las 6:48am, tengo la toalla enroscada en mi cabeza para secarme el pelo. Y otra toalla de axilas para abajo para tapar mi húmedo cuerpo. Ya tendría que haber llegado Kevin. Me visto sin prisas ya que aún no había llegado a recogerme. Pasan las 7:00am, y aún no ha llegado. ¿Qué ha pasado? No és propio de él llegar tarde. Mi madre sube las escaleras, viene para mi cuarto. Ya és tarde, Kevin no ha venido, y en el instituto no tengo nada importante que hacer, así que pondré una excusa para quedarme hoy en casa. Entra mi madre.

-¡Jessica, has perdido el autobús! -me grita. Aún no sabe que ya no estoy inscrita en el autobús- ¿qué te pasa?

-Mamá, me encuentro fatal -miento-, anoche bomité tres veces, casi no puedo mantenerme en pie.

-Está bien hija, quédate durmiendo. Llamaré al director para decirle que estás enferma -pronuncia tranquila, me apaga la luz y cierra la puerta-.

Estoy muy preocupada por Kevin, le llamaré. Tras 8 llamadas sigue sin cogérmelo, así que saltaré por la ventana esta vez con más cuidado e iré a su casa, a ver qué pasa. Salto, cruzo la carretera, y pico al timbre. Me abre Saúl.

-Saúl, ¿dónde está Kevin? -digo preocupada-.

-Jessica, Kevin...-hace una breve pausa- Ayer, cuando volvisteis de vuestra cita, mandé a Kevin a comprar un par de cartones de leche. Y él... Me temo que él no regresó. Una hora después me llamo la policía, había tenido un accidente con el coche, la rueda resbaló y él...cayó por un barranco. Ha pasado toda la noche en el hospital, en coma, y me temo que aún no ha despertado. En 1h voy a ir a verlo. -responde, con los ojos llenos de lágrimas-.

No me da tiempo a reaccionar.

-Iré contigo Saúl, necessito verle -contesto precipitada-.

-Esta bién, te recogo en 1h, prepárate.

Vuelvo a mi casa, voy a mi habitación por la escalera trasera. Me tumbo en la cama. No tengo ganas de nada, excepto de llorar. ¿Kevin estará bien? Porfavor, Diós, no me lo quites. Su sonrisa és mi oxígeno, le necesito. Las lágrimas fluyen por mis mejillas. Entra mi madre.

-Cariño, cuéntame qué te pasa. Puedes confiar en mí, ya lo sabes -le abrazo, y lloro desconsolada-.

-Mamá, Kevin a tenido un accidente de coche, está en...coma. Iré a verle en 1h -me cuesta hablar-.

-Oh, hija. No sabes cuánto lo siento. En unos días ya estará bien, ya verás, no te preocupes. Ves a verle -me consuela-.

La última media hora se me hace eterna. No puedo estar tranquila sabiendo donde está él. ¿Se recuperará? ¿Despertará del coma?

Suena el pito del Mercedes Benz de Saúl. Corro al coche. Vamos a toda velocidad, y llegamos al hospital en cuestión de minutos. Rápido subimos a la sala 25, que és donde se encuentra Kevin. Saúl abre la puerta.

Veo a Kevin, en la camilla, dormido. Bueno, más que dormido. Tiene el cabello despeinado, con mechones sobre su frente. Tiene dos tubos en la nariz, para el oxígeno. Y dos más en el brazo, para el suero. Tiene una raja de unos 8cm en la pierna izquierda, tapada con una venda, que está ensangrentada. Tiene el labio roto, todavía le caen algunas gotas de sangre, y tiene un brazo escayolado. Madre mía. Comienzo a ver borroso. Creo que...voy a desmayarme. Todo se vuelve negro.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora