No tengo fuerzas para sostenerme de pie. Me siento en el suelo con la espalda apoyada en la pared del párquing, y me llevo mis manos ensangrentadas a la cara. La lágrimas fluyen y fluyen sin parar de mis ojos, pero me lo merezco. Me merezco todo esto, por imbécil, y porque por mi culpa Jessica esta así. Mi padre viene corriendo hacia mí.
-¡David! -al verme sangrando se para en seco-. Pe...¿¡pero qué te ha pasado!?
No soy capaz de pronunciar ni una sola palabra. Cuando llega a mí, se arrodilla, y me coge las manos con cuidado.
-¿Por qué te haces esto? -me dice preocupado-.
-Porqué me lo merezco, papá. Todo es mi culpa -le abrazo fuerte-.
-Vamos arriba a que te curen esto, anda.
Estira de mí y me levanta, y subimos al hospital. Entramos en la habitación de Jessica.
-Quédate aquí, iré a por un médico para tus manos.
Sale por la puerta.
Apoyo mi cara entre las manos, con los codos en la camilla de Jessica.
-Esperaré el tiempo que haga falta, Jessica. Sin tí no soy nada. -alargo la mano, y le acaricio la mejilla con el dedo índice, con mucho cuidado.
Los párpados de Jessica comienzan a temblar, y se le entreabren los ojos.
-¿Esperar a qué, llorón? -la voz rota e irónica de Jessica me devuelve la vida, la alegria, las ganas de vivir-.
-Je...Jessica. Has despertado -las lágrimas caen por mis mejillas, pero de alegría-.
-¿Despertado de qué? Pero... ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Que me ha pasado? -pregunta confusa-.
-Llevas 1 mes en coma, amor. Te he echado de menos, lo he pasado fatal. Pensaba que no podría volver a escuchar tu dulce voz nunca más. Siento haberme ido, de verdad. Ahora tengo muy claro lo que quiero, y es a tí -le beso, le beso intensamente, no quiero dejar de hacerlo nunca. La amo más que a mi vida-.
Jessica se intenta sentar, pero hace una mueca de dolor.
-No hagas esfuerzos, cielo, te cuidado -le coloco mi mano en la espalda y la apoyo lentamente en la camilla de nuevo- Ahora vuelvo, voy a por el médico.
Salgo al pasillo y veo a mi padre y al doctor dirigiéndose a la sala de Jessica. Corro hacia ellos.
-¡Papá! ¡Gloria! ¡Doctor! -grito entre lágrimas-.
Corren hacia mi y me cogen de los hombros para sostenerme, llevo varios días sin dormir, por ella. El dolor y la culpabilidad que sientía era tan grande que no podía con ello, me temblaban las piernas.
-¿Qué pasa David? -mi padre me agita-.
-Jessica.. -no soy capaz de articular palabra-.
-¿¡Qué le ha pasado a Jessica, David!? -grita Gloria exhausta-.
-Ha despertado -pronuncio-.
Todos se quedan boquiabiertos, mirándome. Nos dirigimos a la habitación de Jessica, y al entrar su madre corre hacia ella.
-Cariño, ¿cómo estás? Pensaba que iba a perderte. -dice entre sollozos-.
-Eso nunca pasará, mamá -sonríe-.
-Eres una chica muy fuerte, Jessica. Eres muy valiente -le dice el doctor- ¿Cómo te encuentras?
-Perfectamente, aunque me duelen un poco las cervicales.
-Es normal, no te preocupes. Llevas 1 mes escayolada, las esguinzes y roturas estan solidificadas, ya te lo podemos quitar todo, y en un par de días podrás volver a tu casa. Pero necesitas una semana de reposo, nada de esfuerzos, ¿entendido? -explica el doctor-.
-Está bien -sonríe Jessica-.
El doctor llama a los médicos, y comienzan a quitarle las escayolas.Pronto volverá a estar a mi lado, mi vida vuelve a tener sentido si está ella conmigo.
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Obsesión
RandomJessica, junto a su madre, ha tenido que soportar una vida un tanto difícil. Tras varias mudanzas, creen que esta será la definitiva, que todo saldrá bien. Pero, eso, aún está por ver... Kevin, un maravilloso joven, le abre los ojos. Pero no todo sa...