Capítulo 9

4.8K 234 4
                                    

Me levanto, y no puedo dejar de pensar en él. En su castaño pelo revuelto, en sus intensos ojos verdedes, en el olor de su perfume aún impregnado en mí. Aquél pánico que desprendía su rostro, por mí, por miedo a perderme. Pero no, no podía pasar el resto de mi vida manteniéndolo, aguantando sus síntomas. No, no iba a perder el tiempo.

-Sí, sí. Pero seguro que como él, no me querrá nadie jamás -me viene a la mente, pero rápido sacudo la cabeza para que esa dolorosa idea desaparezca-.

Pero aún estoy enfadada con él, aquellos gritos sin venir a cuento, su bipolaridad... És realmente extraño lo que yo siento por ese chico. Y me resulta frustrante la idea de tener que aguantar verlo cada día, en clase, a mi lado, y no poder besarle, pegarme a él y nunca soltarle. ¡NO!

-Jessica, ese chico no te conviene. ¿No te das cuenta de que va a lo que va? Venga ya, no seas tonta, no caigas en su red -me decía a mi misma-.

Són las 11:53am, y todavía tengo sueño. Y aquí sigo, dándole vueltas al mismo tema una y otra vez, entre las gruesas sábanas de mi cama, y esque no puedo sacarme su imagen borrosa de mi cabeza.

La verdad és que no sé si podré vivir sin él. En tan poco tiempo me a demostrado tanto...

-Pues habértelo pensado antes de irte, chica -me reprocha mi subsconciente-.

La verdad és que mi vida sin él no había estado mal, podría volver a acostumbrarme.

-¿Pero qué dices? ¡Eso no te lo crees ni tú! -me repetía-.

Joder...¿Porqué ha tenido que pasarme esto a mí?

Mi madre está abajo haciendo la comida, así que decido bajar a ver la tele para despejarme un poco. Pero antes, me ducharé. Me dirigo al baño, cojo el champú, la mascarilla y el gel de baño. Y por último, llevo el calefactor al baño porque hacía mucho frío ahí dentro, y lo dejo 5 minutos. Pongo la música a tope, y seguidamente me meto, y los ardientes chorros de agua resbalan sobre mi piel. Cuando cojo la mascarilla, escucho un fuerte ruido en mi habitación. ¿Qué a sido eso?

-¿Mamá? -grito-.

-Dime cariño -contesta desde la cocina-.

-Nada, nada -respondo algo confusa-.

Salgo de la ducha silenciosamente, con la toalla atada bajo las axilas, con la piel todavía húmeda. Entonces, abro la puerta de mi habitación de par en par rápidamente, y veo que la ventana está abierta, y a un chico de unos 16 años, escondiendo algo en mi cama.

-¡Eh, tú! -grito- ¿Quién eres y que haces aquí? ¡Respon...-.

Antes de acabar la frase aquél chico ya había huido por la ventana. ¿Qué haría ese chico en mi cuarto, revolviendo las sábanas? No era muy alto, mediría aproximadamete unos 1'65m. Era rubio, con el pelo hacia un lado y los costados rapados, con un pirsing en la nariz y unos bonitos ojos verdes. Su rostro me recordaba a... Bueno, prefiero no recordar. Me dirigo a la cama, aparto la almohada. Y allí, entre las sábanas, había una carta, dentro de un sobre de color verde, con un intenso perfume.

Sin ninguna duda, era su inconfundible perfume.

ObsesiónWhere stories live. Discover now