Capítulo 13

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Me despierto y estoy vestida dentro de la cama. Me giro para ver qué hora és, y escucho detrás de mí una voz.

-Són la 1:34pm -la voz de David suena algo decaída-.

-Da...David. ¿Has estado ahí sentado toda la noche?

-Sí -se tapa la cara con las manos, parece disgustado- Jessica, yo... No debería haberte dejado sola, lo siento mucho, de verdad.

-David, no pasa nada, un error lo comete cualquiera. Tampoco tienes porqué estar encima de mí todo el tiempo, no me importa. Simplemente que, después de la sorpresa con...con Kevin, estaba... no sé, no sé qué me pasó.

Se me acerca, y se sienta a mi lado en la cama. Me pongo la almohada en la espalda, y me repongo a su lado.

-Sabes que te quiero, ¿verdad? -dice en un suspiro-.

-Lo sé David, lo sé. Yo también.

Me rodea con su brazo izquierdo, y me da un leve beso en los labios.

-Creo que ya és hora de levantarse, ¿no, princesa? -su voz suena dulce y cálida-.

-Sí, señor -le dedico una amplia sonrisa, doy un brinco de la cama y me dirigo hacia el armario-.

Estoy varios minutos mirando mi gran armario para decidir qué ponerme, y de repente David se coloca a mi lado.

-Me parece que vamos a desayunar, no a los premios Goya -dispara, irónico-.

Suelto una carcajada. Tiene razón, decido ponerme unos pantalones de chándal y una camisa ancha. Cuando acabo de vestirme, David me coge de la mano, y bajamos las escaleras.

Cuando bajamos, en la mesa hay preparados dos cafés y dos platos de huevos revueltos con beicon.

-Pensé que tendríais hambre -dice mi madre, sonriente-.

És muy raro que esté así de feliz, creo que me oculta algo. David y yo nos sentamos en la mesa.

-Gracias, mamá. Debe estar buenísimo.

-De nada, hija -me dedica una sonrisa-.

Se sienta delante nuestro, y nos mira fijamente.

-Tengo que contarte algo, Jessica -está algo merviosa-.

¡Sabía que me ocultaba algo!

-Dime -le respondo, secante-.

-Pues, verás... Ayer, me llamo, y me invitó a cenar, entonces...

-¿Quién te llamó? -le corto-.

-Saúl, Saúl me invitó a cenar, y la verdad és que... Que me gusta. Saúl y yo estamos saliendo.

-¿¡Saúl!? ¿¡Estáis saliendo!? -contesto furiosa-.¿Cómo ha podido hacerme esto? ¡Después de todo lo que he pasado con Kevin, y no tiene otra persona con quién salir que con su padre! ¡Justamente, su padre! ¡Joder!

Me levanto furiosa de la mesa y dejo caer la silla al suelo.

-Jessica, no te lo tomes así. Sé que Kevin y tú ya no os lleváis muy bien, pero tienes que entender que Saúl y yo nos queremos -dice en un tono coinciliador-.

-¡Tú no sabes nada, mamá! ¡No quiero que esa gente pise nuestra casa! ¡O él, o yo! -las palabras salen solas de mi boca, estoy muy enfadada-.

-Jessica, no puedes hacerme esto. Después de lo de tu padre, ahora que por fin encuentro a alguien... ¡No me hagas esto! ¡Ésta también és mi casa, y si quiero que Saúl venga, vendrá. Y sí se quiere traer a su hijo, tendrás que aceptarlo, y aguantarte! ¿De acuerdo?

-¡No pienso aceptar nada, y menos si tiene que ver con esos dos!

Salgo a la terraza, y doy un portazo. Me siento en el suelo, y hundo la cabeza entre las rodillas. Los ojos se me llenan de lágrimas. No puedo aceptar que Saúl y Kevin sean ahora de mi família. No, no pienso aceptarlo. Pero, ¿quién se cree? Como vea a esos dos por aquí, pienso irme de casa, y para no volver.

La puerta se abre y David sale, y se sienta a mi lado.

-Jessica, no seas así. Tu madre ahora és feliz con Saúl, entiéndelo. No puedes hacerla elegir entre la persona que quiere y su hija, es demasiado para ella, Jessica.

-Pero David, yo estoy feliz de que por fin encuentre el amor. Pero, ¿por qué Saúl? ¿Por qué? -las lágrimas resbalan por mis suaves mejillas- Ahora, ¿qué? ¿Tendré que aguantar a ese hombre cada día en mi casa? ¿Tendré que verle la cara a Kevin todos los días, y tendré que callarme? ¿Después de todo el daño que me ha echo ese? No, David. No pienso soportarlo.

David me dedica una sonrisa, me agarra la cara entre sus manoa, y me besa. Me da un profundo e intenso beso. ¿Qué haría yo sin él?

-Venga, vamos adentro. Aunque sea dale un abrazo a tu madre. Te has ido tan enfadada qué se ha quedado preocupada, porfavor. Hazlo por mí -me sonrie, y me seca las lágrimas de la cara-.

-Está bien... -refunfuño-.

Entramos, mi madre esta en el sofá con una expresión muy triste, creo que estaba llorando. Me siento muy mal por haber actuado así, debería haberme alegrado por ella y no haberle hecho elegir. Me siento a au lado, y le abrazo.

-Lo siento, mamá. Estoy muy contenta de que hayas encontrado el amor, espero que seáis muy felices. Pueden venir a casa cuando... Cuando quieran -sonrío-.

-No sabes cuánto me alegro de oír eso, hija. Te quiero muchísimo.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora