Capítulo 27

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Mi padre me busca con la mirada, pero me escondo tras la pared de arriba de las escaleras.
-¡Suéltame! -grita mi madre mientras le golpea repetidamente el pecho-.
-¡Cállate puta! -le responde mi padre, y le da una bofetada-.
Todo en mí se retuerce. Acabo de observar como pegan a mi madre y estoy aquí parada sin hacer nada.
¿Qué puedo hacer? No puedo ni pensar lo que ese hombre es capaz de hacernos si no actúo. Silenciosamente corro a mi cuarto de puntillas, cojo el teléfono y marco el número 112.
-Hola, ¿policía? -digo rápidamente en un susurro-.
-Buenas, está llamando a la comisaría de los Mossos de Escuadra. Si se trata de un accidente: marque 1. Si se trata de una cuestión y/o obtener información: marque 2. Si se trata de una emergéncia: marque 3.
Marco el número 3 casi sin mirármelo, y escucho un fuerte chillido de mi madre que proviene de la cocina. De la exaltación, y a causa de mi torpeza, el teléfono impacta contra el suelo de parqué provocando un fuerte estruendo. Me agacho lentamente, rezando por que mi padre no lo haya escuchado, pero entonces escucho unos fuertes pasos que suben la escalera. No me da tiempo a cogerlo, le doy una patada para ocultarlo debajo de la cama y me meto de inmediato en el armario, escondiéndome tras la ropa.
Escucho el suelo crujir, y el sonido de la respiración de mi padre. Ya no oigo a mi madre. Aguanto la respiración, intentando hacer el mínimo ruido posible.
-¡Buenas! ¿Cuál es su emergéncia? -suena la voz del policía, a través de mi teléfono-.
Mierda, pensé que del golpe se habría apagado o algo por el estilo. Ahora sí que la he cagado, no tengo escapatória, sabe que estoy aquí.
A través de la rejilla que queda de espacio entre las dos puertas de mi armario veo como mi padre se agacha, mira bajo la cama, y coje mi móvil.
-¡JAJAJAJAJA! -se ríe- Qué patética eres Jessica.
Mira por toda la habitación, tras la puerta, en todos los rincones. Y entonces, eleva mi iPhone y lo estampa contra el suelo haciendo añicos, y abre la puerta del armario. Me tapo la boca para evitar soltar un grito de terror, por suerte a abierto la puerta izquierda, y yo me encuentro tras las ropa de la derecha. Tras unos minutos, por fin se da por vencido. El escondite a resultado efectivo, unos centímetros más y me hubiera pillado.
De inmediato me viene a la mente mi madre. ¡Joder! No la escucho, a saber lo que le ha hecho. Estoy realmente aterrorizada. Cuando escucho los pasos de las escaleras, me decido a salir del armario. Algo tengo que hacer, tengo que intentarlo todo, no puedo dejar esto así, no puedo dejar a mi madre. Salgo con cuidado del armario, lo cierro, y camino de puntillas esquivando los pedazos de mi teléfono. Salgo por la puerta de mi habitación y entonces noto un fuerte impacto en mi cabeza. Mientras pierdo la conciéncia veo a mi padre con el otro cacho del jarrón que me había estampado en la cabeza. El muy cabrón había simulado los pasos para hacerme creer que había bajado, pero no era así. Me estaba esperando tras las puerta, y yo como tonta he caído.
La vista se me nubla, soy incapaz de decir ni una palabra, de mover ni un solo músculo. Todo me da vueltas, todo se vuelve negro, y de repente me desmayo.

ObsesiónWhere stories live. Discover now