Capítulo 20

3K 129 9
                                    

Ella está allí en el hospital, inconsciente, llena de heridas y moratones que cubren su bella cara. Y yo...yo no puedo hacer nada. Y todo por mi culpa, por comportarme como un imbécil y irme. Esta frustración me consume lenta y dolorosamente.

El doctor me ha dicho que no saben cuando despetará del coma, ni siquiera saben si realmente despertará, pero yo no quiero pensar en eso. Me ha contado que su estado es bastante grave, y que se necesita un gran reposo. De momento todos sus órganos funcionan a la perfección, y eso me anima.

Prefiero pensar que está durmiendo, que está en un profundo e intenso sueño, y que está bien.

He estado hablando con mi padre, dice que són cosas que pasan y que se recuperará. Pero, ¿qué sentiría él, si el amor de su vida estuviese al borde de la muerte?

No se que hacer, estoy tirado en la cama, de brazos cruzados, sin poder hacer nada por ella. Ya ha pasado una semana desde el accidente, pero todo sigue igual.

Los semanas pasan y pasan, 1, 2, 3...y cada vez tengo menos ganas de hacer nada. Y esque mi vida depende de ella, joder. Voy a verla cada día, pero el doctor me dice cada día lo mismo: 'Tenga paciéncia'. ¿¡Qué paciéncia ni qué paciéncia!? La necesito ya, no se que será de mí sin ella...

Vuelvo al hospital, y me siento al lado de la camilla, observándola. Ya no me queda nada en esta vida si no la tengo a ella, nada de nada. No quiero vivir sin ella, no, no quiero.

Entonces entra el doctor Gutiérrez por la puerta.

-Dr. Gutiérrez, ¿hay alguna novedad? -digo con una voz temblorosa-.

-Llámame Jhon, porfavor. Muchacho, sin ofender, tienes un aspecto horrible. ¿Te ocurre algo? -dice ignorando mi pregunta-.

-¿Que qué me ocurre? ¿Está de broma? ¡Venga ya! -el doctor se acerca a mí, y me apoya un brazo en el hombro-.

-¿Cuál es tu nombre? -me pregunta-.

-David -digo con la voz decaída-.

-Pues David, no creo que esto te vaya a animar mucho, pero no puedo engañarte. Mi trabajo es informar del estado del paciente, y así debo hacerlo aunque me cueste. Ya ha pasado un mes y Jessica sigue en coma, tras varios análisis no le hemos encontrado nada raro, pero sinceramente dudo mucho que despierte del coma. Durante el período máximo de un mes aún hay esperanza, pero después de eso...después de eso es muy difícil su rehabilitación -las lágrimas fluyen de mis ojos sin parar, veo borroso, no puedo creer que me esté diciendo que todo está perdido, que no se puede hacer nada más por ella. Yo me limito a agachar la cabeza, y llorar-. Chico, créeme que lo hemos intentado todo, pero ha sido un accidente muy grave. Si en 4 días aún no ha despertado deberíamos...deberíamos desenchufarlo todo, y dejar que se vaya.

-¡Ni se le ocurra, nadie va a tocarle nada! ¿¡Se entera!? ¡Nadie! -grito entre sollozos-.

-Como máximo puedo darte dos meses David. Lo siento, de verdad. Todo está en sus manos, nosotros ya no podemos hacer nada.

Sale de la habitación, y yo me tumbo boca abajo al lado de Jessica, con la cara empapada de lágrimas. Paso varios minutos llorando, tumbado a su lado, y entonces al levantar la vista veo algo de varios colores dentro del cajón entreabierto de la mesilla. Me seco la cara con la camisa, y abro el cajón. Me encuentro con un gran y colorido ramo de flores: Margaritas, amapolas, de todo. Dentro hay una nota que pone 'Recupérate. Kevin'.

Como a ese chaval se le ocurra intentar algo con Jessica, tendrá problemas.

Las horas pasan, y yo sigo aquí, sentado a su lado. De repente el aparato de sus pulsaciones se acelera, y un fuerte pitido suena en la habitación. Oigo un agudo 'Piii', y el corazón me deja de latir. ¿Qué le pasa?

-¡Algún médico porfavor! -grito desesperado-.

Cuatro enfermeros entran en la habitación.

-¿¡Qué le pasa, doctor!?

-Ha entrado en parada, sube a 200 -le dice el uno al otro, ignorándome-.

Le acercan al pecho una espécie de placas metálicas enchufadas a una pequeña máquina, suena un 'Zzt' y la espalda de Jessica se eleva de la camilla bruscamente.

-Sigue igual, sube a 250 -se dicen entre ellos-.

Uno se me acerca para sacarme de la habitación, cierra la puerta, y desde la ventana veo como repiten la acción de las placas varias veces.

Salgo a tomar el aire, no puedo con esto, és demasiado para mí. Salgo al párquing, y doy varias vueltas por los alrededores. Aún tengo en la mente la imagen de Jessica con la espalda arqueada, y ese pitido retumba en mi cabeza consumiendo mis energias. Ha entrado en...en parada. Pe...pero, ¿eso que significa? ¿Se va a morir? ¡Por favor, no! Espero que salga bien de esta.

'Todo es mi culpa' 'Todo es mi culpa' 'Todo es mi culpa' 'Todo es mi culpa'.

Si no me uviese ido ahora mismo estaríamos paseando, cogidos de la mano. O en el parque de al lado de mi casa, en el banco, con ella en mi regazo, comiéndomela a besos. Tengo tantas cosas planeadas para nuestro futuro...

-¡Si no me uviese ido, joder! ¡Soy un imbécil! ¡Un inútil! ¡Un gilipollas! -grito-.

Sin darme cuenta, comienzo a golpear con mucha fúria y con ambas manos la pared de cemento del párquing. Sigo y sigo sin parar, cada vez más fuerte y más rápido, deshaciendome de toda mi rabia acumulada. Cuando me doy cuenta, grandes gotas de sangre caen de mis nudillos, giro el puño para mirarme los puños, y los tengo ensangrentados. En algunos nudillos se me ve hasta el hueso, y la pared esta llena de sangre también.

Pero ahora mismo no siento dolor físico, solo dolor emocional. Lo único que realmente me duele, és el corazón.

ObsesiónWhere stories live. Discover now