Capítulo 26

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JESSICA

Me despierto por los rayos de sol que atraviesan la persiana de mi ventana.
Me levanto, y me quedo mirándome al espejo. Despeinada, con unas ojeras del quince, todo el rimel corrido de pasar la noche llorando, lo ojos rojos y llorosos... Ya no me preocupa mi aspecto, no si ya no tengo a David a mi lado.
Bajo las escaleras y mi madre, sentada en la mesa del comedor, me recibe con una amplia sonrisa. Pero a la vez, hace una mueca de preocupación.
-Hija mia, parece que hayas salido de una guerra, estás... Horrible -me dice mirándome de arriba a abajo-.
-Gracias mamá, yo también te quiero -le suelto con ironía, y me siento en la mesa apoyándome la cara en las manos-.
-¿Que te ocurre? Ayer, cuando llegaste a casa, subiste para tu habitación y no volviste a bajar. No quería ir para no molestarte -me acaricia el hombro-.
-Lo sé, mamá, no te preocupes. Todo está... Bien -digo en un suspiro-.
Noto la mirada de mi madre penetrándome en las pupilas, como queriéndome sacar la información a través de sus ojos.
-Ay, hija. Una mirada vale más que mil palabras -me sonríe, y yo solo me limito a agachar la cabeza- Venga, cuéntale a tu madre que te pasa. Yo soy la mejor amiga que puedes tener, y la mejor consejera.
-Verás... El día del cumpleaños de Saúl, cuando vinieron a cenar y yo subí al baño... Kevin me encerró y me dijo que si no me reunía con el mataría a Mar. Entonces fue cuando te dije que dormiría en casa de Mar, pero no era verdad, te mentí -la cara de mi madre parece un poema- Entonces, me runí con Kevin en la esquina y me llevó a una cabaña... Una vez allí, él... Kevin me ató y... Y me forzó. No podía contárselo a David mamá, él me dejaría y yo... Yo no podría estar sin él. Ayer, en el restaurante, David me pidió... Me pidió matrimonio -abre los ojos como platos- y yo acepté. Pero entonces, Kevin... Esa repugnante persona... Apareció, y lo fastidió todo. Contó ante todos los sucesos en la cabaña y David... David me ha dejado. Me ha dejado mamá, se ha ido, se ha desvanecido, me ha abandonado... Y todo a sido culpa mía -digo entre sollozos-.
Mi madre era incapaz de articular palabra. Simplemente se pone en pie, y me abraza. Me abraza muy fuerte, y es abrazo me reconforta.
-A mí siempre me vas a tener, cariño. Siempre, tomes las decisiones que tomes, sean las acertadas o no -me besa la frente- Eres joven, solo tienes 18 años, tienes toda una vida por delante. ¿De verdad te vas a deprimir por un chico? ¡Venga ya! Respecto a lo de Kevin... Hablaré con su padre, tomaremos represalias, no puede hacerte algo así y quedar inmune. Tu no te preocupes, ands, sube y arréglate un poco, que estás hecha un desastre.
Le sonrío, le beso, y subo hacia mi habitación. Inmediatamente me paro en silencio porque escucho como mi madre marca un número de teléfono.
-Saúl -le dice en un tono bastante agrio- tenemos que hablar.
No escucho la respuesta del padre de Kevin, pero mi madre prosigue.
-¿Estás solo? Si es así, ven a casa y hablamos en persona. Prefiero que se así. Hasta ahora -y cuelga-.
En apenas un par de minutos suena la puerta, algo extraño. Miro a mi madre desde arriba de la escalera, y me devuelva la mirada con una mueca extraña. Me indica con la cabeza que me vaya a la habitación, pero no le obedezco.
Se dirige a la puerta, se acomoda el pelo, respira hondo, y abre la puerta.
No me da tiempo a ver quien és, pero de inmediato lo reconozco.
Pone su sucia mano en la boca de mi madre, la empuja hacia dentro de casa, y cierra de un portazo. ¡Otra vez él, no es posible!

ObsesiónWhere stories live. Discover now