JESSICA
Me despierto por los rayos de sol que atraviesan la persiana de mi ventana.
Me levanto, y me quedo mirándome al espejo. Despeinada, con unas ojeras del quince, todo el rimel corrido de pasar la noche llorando, lo ojos rojos y llorosos... Ya no me preocupa mi aspecto, no si ya no tengo a David a mi lado.
Bajo las escaleras y mi madre, sentada en la mesa del comedor, me recibe con una amplia sonrisa. Pero a la vez, hace una mueca de preocupación.
-Hija mia, parece que hayas salido de una guerra, estás... Horrible -me dice mirándome de arriba a abajo-.
-Gracias mamá, yo también te quiero -le suelto con ironía, y me siento en la mesa apoyándome la cara en las manos-.
-¿Que te ocurre? Ayer, cuando llegaste a casa, subiste para tu habitación y no volviste a bajar. No quería ir para no molestarte -me acaricia el hombro-.
-Lo sé, mamá, no te preocupes. Todo está... Bien -digo en un suspiro-.
Noto la mirada de mi madre penetrándome en las pupilas, como queriéndome sacar la información a través de sus ojos.
-Ay, hija. Una mirada vale más que mil palabras -me sonríe, y yo solo me limito a agachar la cabeza- Venga, cuéntale a tu madre que te pasa. Yo soy la mejor amiga que puedes tener, y la mejor consejera.
-Verás... El día del cumpleaños de Saúl, cuando vinieron a cenar y yo subí al baño... Kevin me encerró y me dijo que si no me reunía con el mataría a Mar. Entonces fue cuando te dije que dormiría en casa de Mar, pero no era verdad, te mentí -la cara de mi madre parece un poema- Entonces, me runí con Kevin en la esquina y me llevó a una cabaña... Una vez allí, él... Kevin me ató y... Y me forzó. No podía contárselo a David mamá, él me dejaría y yo... Yo no podría estar sin él. Ayer, en el restaurante, David me pidió... Me pidió matrimonio -abre los ojos como platos- y yo acepté. Pero entonces, Kevin... Esa repugnante persona... Apareció, y lo fastidió todo. Contó ante todos los sucesos en la cabaña y David... David me ha dejado. Me ha dejado mamá, se ha ido, se ha desvanecido, me ha abandonado... Y todo a sido culpa mía -digo entre sollozos-.
Mi madre era incapaz de articular palabra. Simplemente se pone en pie, y me abraza. Me abraza muy fuerte, y es abrazo me reconforta.
-A mí siempre me vas a tener, cariño. Siempre, tomes las decisiones que tomes, sean las acertadas o no -me besa la frente- Eres joven, solo tienes 18 años, tienes toda una vida por delante. ¿De verdad te vas a deprimir por un chico? ¡Venga ya! Respecto a lo de Kevin... Hablaré con su padre, tomaremos represalias, no puede hacerte algo así y quedar inmune. Tu no te preocupes, ands, sube y arréglate un poco, que estás hecha un desastre.
Le sonrío, le beso, y subo hacia mi habitación. Inmediatamente me paro en silencio porque escucho como mi madre marca un número de teléfono.
-Saúl -le dice en un tono bastante agrio- tenemos que hablar.
No escucho la respuesta del padre de Kevin, pero mi madre prosigue.
-¿Estás solo? Si es así, ven a casa y hablamos en persona. Prefiero que se así. Hasta ahora -y cuelga-.
En apenas un par de minutos suena la puerta, algo extraño. Miro a mi madre desde arriba de la escalera, y me devuelva la mirada con una mueca extraña. Me indica con la cabeza que me vaya a la habitación, pero no le obedezco.
Se dirige a la puerta, se acomoda el pelo, respira hondo, y abre la puerta.
No me da tiempo a ver quien és, pero de inmediato lo reconozco.
Pone su sucia mano en la boca de mi madre, la empuja hacia dentro de casa, y cierra de un portazo. ¡Otra vez él, no es posible!
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Obsesión
RandomJessica, junto a su madre, ha tenido que soportar una vida un tanto difícil. Tras varias mudanzas, creen que esta será la definitiva, que todo saldrá bien. Pero, eso, aún está por ver... Kevin, un maravilloso joven, le abre los ojos. Pero no todo sa...