Capítulo 33

1.7K 75 6
                                    

El doctor sale por la puerta, me ve en el suelo encogida y me tiende su mano.
-Levanta, jovencita -me sonríe-.
-¿Qué le ha pasado a mi madre? ¿Cómo está? ¿Está bien? ¡Por favor, dígamelo! -le pregunto nerviosa-.
-Tranquila. Ha tenido un paro cardíaco, pero la reanimación ha tenido éxito. Hemos estado a punto de perderla pero... Pero ella está luchando por quedarse. Puedes entrar, pero solo 5 minutos. Tiene que descansar, tiene las pulsaciones muy bajas, y lo mejor es que esté sola y serena -me coloca la mano en el hombro- Venga, no tardes.
No me lo pienso no un segundo y entro a la habitación, intentando hacer el mínimo ruido posible y disimulando un poco mi preocupación para no ponerla más nerviosa.
Abre los ojos lentamente al sentir mi presencia, y tiene un aspecto fatídico. Me duele tanto verla así...
-Hija -intenta sonreír con bastante dificultad-.
-Mamá, aquí estoy -tiendo mi mano y la poso suavemente sobre la suya- ¿Cómo estás?
-Bueno... Intentando salir de esta, que una ya no es una adolescente -se ríe, y me contagia su espléndida risa-.
-No te preocupes, tú estás más fuerte que un toro -le acaricio con el dedo índice su mano-.
-Bueno... Está por ver -hace una mueca de dolor, y me incomoda un poco-.
Mi padre... Aún no me explico cómo ha podido llegar hasta estos puntos. Mírala, aquí posada e indefensa, y el único culpable es ese monstruoso ser. Mi madre es el mayor pilar de mi vida, de verdad, sin ella no se como podría seguir adelante. No me imagino una vida sin ella, solo tiene 44 años, aún le quedan 50 años por vivir o más si Dios quiere... Hemos pasado muchas dificultades, la mayoría por culpa de Fabián. Desde que ganamos el juicio, se volvió un perturbado, está completamente loco, deberían encerrarlo. Pero, no se cómo lo hace, que siempre se escabuye y se sale con la suya.
-Jessica -mi madre interrumpe mis pensamiento- Escúchame atentamente, porque tal vez sea la última vez que me oigas.
-¡No digas tonterías mamá! Saldrás de esta como siempre lo has hecho. Nada te ha frenado nunca, nada ha podido contigo ¿va a poder esto? ¡Ni pensarlo! -una lágrima cae por mi mejilla-.
-Yo no soy quien elige, cariño. Créeme, si pudiera pedir un deseo, pediría ser eterna para estar siempre a tu lado. Pero así es la vida, una aprende de caídas, y tu puedes salir adelante sin mí. Tal vez mañana esté estupenda y esto solo haya sido un susto -suspira, y vuelve a coger aire- Pero aún así quiero decirte que te quiero, y que estoy muy orgullosa de tí. Siempre he intentado hacer todo lo que he podido para que no te falte de nada, aunque me haya costado conseguirlo. Salir adelante como madre soltera es difícil, pero tú desde pequeñita eras muy espavilada y muy cariñosa, siempre estabas conmigo, no te separabas de mí ni un segundo. A pesar de todo lo que hemos pasado, lo hemos conseguido. Y si quedarme aquí es mi destino, me iré al otro mundo con la cabeza alta. Hayas hecho lo que hayas hecho, siempre te apoyaré y estaré a tu lado. Alomejor físicamente, o alomejor espiritualmente. Porque aunque fallezca, tú de mi corazón nunca te irás hija. Y aunque no me veas, siempre estaré contigo. Pero para que pueda descansar tranquila, debes prometerme algo cariño. Prométeme, que aunque yo no esté, saldrás adelante y harás una vida normal. Prométeme que te levantarás con una sonrisa, porque desde arriba, eso será lo que realmente me reconforte. No quiero llantos, ni tristeza. Quiero risas y alegría, porque tienes toda una vida por delantey tienes que aprovecharla. Por tí. Por mí -sonríe, pero las lágrimas fluyen de sus ojos-.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora