CHAPTER THIRTEEN

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- Abigail, tienes que ir

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- Abigail, tienes que ir.

- Elizabeth, no voy a ir de visita al hospital para ver al padre que lleva sin dejar de perseguirme cuatro meses.

- Estabas metida en lo sobrenatural, solo queríamos lo mejor para ti. Aunque eso implicara alejarte de Isaac y... ¿Scott? ¿Se llamaba así?

- Me aislasteis, ¿qué pretendías con eso? ¿Que cambiase de opinión y estuviera en contra de ellos de repente?

- Al menos en algo nos has hecho caso. ¿Qué estás haciendo ahora?

Claramente pretendía algo con esa pregunta, Abby lanzó un cuchillo y lo clavó justo en el centro de la puerta de su habitación. Miró al cuchillo perfectamente clavado y después el móvil, la voz de su madre llegaba desde el escritorio, donde tenía el aparato en manos libres.

- Estoy estudiando.

- Eso es una estupidez, es verano. No recuerdo la última vez que te vi estudiando.

- ¿Sabes lo que es estúpido? Que papá esté en el hospital por un accidente causado por un ciervo.

- Le golpeó en la puerta y lo sacó de la carretera.

- Quizás no fue agradable con él, no se le da muy bien.

- Ve a visitarle y vuelve pronto, mañana tienes instituto

- ¿Te enteras de lo metida que estoy en el mundo sobrenatural y de repente controlas mis horarios desde Londres? Me encanta, yo también te quiero.

- Abby, no seas así.

- Tengo motivos para ser así.

Después se acercó al escritorio y colgó la llamada, sin siquiera despedirse. Su madre se había ido hace un mes a Londres y se había quedado a solas con su padre, el cual no permitió que saliera a la calle y puso medidas de seguridad excesivas para evitar su contacto con alguno de sus amigos. Todo aquello le parecía ridículo, pero Abby pasó el último mes del verano entrenando con las dagas de su padre para calmar su enfado y callar a su padre de una dichosa vez.

No sabía nada de Scott ni Isaac, sin embargo, sí que había hablado con Stiles y Lydia. El primero no tenía mucho que contar, tan solo que Scott tenía pensado hacerse un ridículo tatuaje que consistía en dos franjas en el brazo o algo así había dicho su amigo, en cierta manera esperaba que fuera una broma. La segunda había ido de chico en chico tras dejarlo con Jackson, la había visitado unas cuantas veces y ella era lo más parecido a una conexión con el exterior que tenía, ni siquiera había podido hablar mucho con Isaac desde el beso.

Cogió su bolso y salió de casa enfadada, con sus padres principalmente. Se dirigió al garaje y montó en su coche, si algo había salido bien de estos meses de locos era que por fin pudo comprarse un coche propio. No era la gran cosa, pero al fin y al cabo solo lo quería para desplazarse, lo único a lo que le tomó importancia fue el color, pero fue una decisión sencilla cuando se imaginó el momento en el que se escapara de casa y fuera de nuevo con sus amigos, así que el color no era nada más especial que el negro.

𝐂𝐀𝐓𝐂𝐇 𝐌𝐄 || isaac laheyWhere stories live. Discover now