CHAPTER THIRTY FOUR

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Isaac no se alejó de ella hasta que les permitieron marcharse

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Isaac no se alejó de ella hasta que les permitieron marcharse. Incluso en el coche de los Stones, Abby estaba apoyada sobre su hombro y Isaac la rodeaba con su brazo, acariciando su hombro cuando de repente tenía algún que otro escalofrío.

Sabía lo arriesgado que era sacarla del hospital tan pronto sin conocer los riesgos de un ataque así, pero Abby se había empeñado en salir y sus padres, por primera vez, no habían replicado. Su madre se giró en el asiento del copiloto y los miró con una sonrisa que Isaac devolvió, pero de la que Abby no se percató al estar mirando por la ventana fijamente. Cuando por fin habló, lo hizo con la voz ronca.

- ¿Podéis dejarnos en casa de Scott?

- Tienes que descansar, Abby -se negó su padre mientras conducía-. Si te sobre esfuerzas el dolor volverá y no sabemos que puede ocurrir.

- Necesito verle, papá.

Su padre no contestó y Abby se puso recta por lo incómoda que se le hacía la venda en su abdomen. Isaac siguió cada gesto con la mirada y la ayudó a quitarse la sudadera mientras ella evitaba quejarse por el dolor. Sin preguntar, hizo que se tumbase sobre los asientos y apoyase la cabeza sobre su regazo; ella sonrió cuando estuvo apoyada y vio que la mirada de Isaac no se despegaba de la suya.

- Hola. -Abby formuló la palabra con sus labios, sin llegar a decirlo en alto.

- Hola. -contestó Isaac de la misma manera y una sonrisa curvó sus labios.

Estuvieron así un buen rato, dedicándose sonrisas tontas mientras Be Still de The Fray sonaba de fondo hasta que su padre paró el coche.

- Llámame si necesitas algo, ¿vale? -dijo Anthony, abriendo la puerta y ayudando a salir a su hija.

- Vale. Lo haré.

- En serio, cariño. Cualquier cosa. -intervino su madre, asomada por la ventanilla como supiera que no lo haría a no ser que estuviera de nuevo en el hospital.

- Si, mamá.

Su padre la miró y, cuando Abby creyó que la abrazaría, miró al suelo un segundo antes de dirigirse de nuevo al asiento del conductor después de darle un apretón en el hombro a Isaac. Volvió a advertirles que tuvieran cuidado y, cuando se marcharon, Abby miró a Isaac.

- ¿Solo tenía que estar en el hospital para que esto ocurriera?

- Tus padres son un poco raros, ya lo sabes.

- ¿Un poco?

- Bueno, me han invitado a cenar con vosotros. ¿Eso los hace más normales o me debería empezar a asustar?

Abby empezó a reírse y se tapó la boca con la mano y Isaac se acercó a ella con una mueca, apartando la mano de su rostro para ver su sonrisa.

- Por favor, no me digas que he firmado mi sentencia de muerte al decir que sí.

𝐂𝐀𝐓𝐂𝐇 𝐌𝐄 || isaac laheyOnde as histórias ganham vida. Descobre agora