𝐂𝐀𝐓𝐂𝐇 𝐌𝐄 || isaac lahey

CHAPTER TWENTY SIX

[primera parte]

Llevaba dos horas en la cama dando vueltas, sin conseguir siquiera dormir durante dos minutos. Abby sabía que necesitaba dormir y recuperar todas las horas de sueño perdidas, pero algo en su cabeza se negaba a ceder.

No podía dejar de pensar o sentir, por mucho que lo intentase, que algo estaba por suceder. No había gritos de Lydia, ni asesinatos, ni pruebas que apunten a algo sobrenatural cerca de ellos, pero Abby lo sentía en lo más profundo de sus entrañas; era un sentimiento tan agonizante que apenas podía respirar y estaba segura de que en algún momento comenzaría a gritar para evitar seguir en medio del silencio.

Por mucho que le hubiera gustado hacerlo en ese momento, donde la única luz era la de una farola en la calle, sabía que era una mala idea. Se supone que estaba durmiendo, eso le había pedido a su madre que le dijera a su padre y parecía haberle hecho caso, pero le había escuchado llegar y fue imposible no escuchar los gritos desde su habitación porque, para su suerte, se había encontrado con su profesora de francés y ella le había dicho que llevaba sin ver a Abby algo así como un mes. Al final, su madre debía haber conseguido calmarle, porque si había alguien a quien Anthony Stones no quería gritar esa era su mujer.

Ahora, media hora después, el silencio reinaba en toda la casa salvo en su mente, donde sus pensamientos, miedos y sentimientos no dejaban de mezclarse entre ellos y evadían el momento de dormir cada vez que Abby cerraba los ojos con una idea cada vez peor que la anterior. Abby acabó levantándose de su cama y cuando llegó a la cuarta vuelta estuvo quieta un buen rato, pero a lo que se dio cuenta, tenía el móvil en la mano.

Su dedo se detuvo a un milímetro de la pantalla antes de darle al botón de llamar, y Abby lanzó el móvil de nuevo a su cama. Apoyó una mano en su cadera y la otra en su pelo con la mirada fija en el nombre de Isaac oscureciéndose poco a poco, hasta que el móvil se apagó de nuevo. Ella se sentó en el borde de su cama y se dejó caer hasta que su espalda chocó con el colchón y solo entonces, sin nada más que lo pudiera evitar, dejó que las lágrimas salieran hasta que el nudo en su garganta comenzara a aflojarse.

☾

Unas pocas horas después, Abby movía sus dedos por el volante con nerviosismo. Lydia le dio en las manos de repente y ella se giró a mirarla con la pregunta en sus ojos.

- No me mires así, me estás poniendo nerviosa. Solo tenemos que esperar a que el semáforo se ponga en verde, no a que nos den el pistoletazo de salida.

Abby escondió sus labios y miró de nuevo a la carretera justo cuando se puso en verde. Arrancó al segundo y, después de un rato en silencio mientras su mejor amiga se limaba las uñas distraídamente, las palabras salieron solas.

- ¿No sientes que algo está por pasar?

- ¿Algo como qué?

- Algo malo. –Lydia la miró con una sonrisa que fue desvaneciéndose al ver la expresión seria que tenía en la cara.