CHAPTER THIRTY SEVEN

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El día que Allison entró a su vida no pensó lo que significaría verla salir de ella con la misma facilidad

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El día que Allison entró a su vida no pensó lo que significaría verla salir de ella con la misma facilidad.

No solo tuvieron una conexión inmediata, sino que conocerse de dos semanas se sintió como mucho más tiempo y a lo que Abby se dio cuenta, Allison ya se había hecho un hueco en su vida que nadie podría jamás reemplazar.

Supuso que las mejores amistades eran así; llegaban y ellas mismas se hacían un hueco en tu vida sin preguntar y sin recordarte que, si algún día se iban, ese lugar se quedaría vacío.

Pero Allison no se había ido, sino que la habían sacado a rastras de allí y Abby no dejaba de sentir el dolor de aquel hueco en su pecho. La rabia, la tristeza y el persistente sentimiento de que era imposible que hubiera muerto se entremezclaron en su pecho incluso sentada en las sillas de la comisaría con Scott y Isaac a sus lados y Lydia junto a Scott, pero ninguno había dicho una palabra desde que les indicaron que debían esperar allí.

Chris Argent se había empeñado en hacerles memorizar una historia para explicar la muerte de Allison que fuera lo suficientemente creíble para las autoridades y ninguno había mostrado resistencia. Al fin y al cabo, era él quien acababa de perder a su hija y si podían poner las cosas más fáciles debían hacerlo.

Los metieron de uno en uno al despacho del sheriff y cuando llegó su turno, Abby se levantó como si no sintiera que fuese a caer.

- ¿Puede decirnos algo más, Abigail? -el señor McCall presionó. Abby clavó su mirada en la suya sin delatar ningún sentimiento más que el vacío y negó lentamente.

- Todo pasó muy rápido.

- Eso mismo han dicho Scott y Isaac, ¿por qué?

- ¿No debería intuirlo? ¿O acaso formar parte del FBI requería dejar sus emociones, además de sus responsabilidades, fuera?

La frialdad con la que habló fue la causa de que todos guardaran silencio, como si estuvieran analizando cómo proceder. McCall abrió la boca de nuevo, pero el sheriff intervino antes de que dijera nada.

- McCall, es suficiente. Ya nos han dicho todo, no hace falta hurgar más en la herida.

- Stilinski, que yo sepa soy yo el que debe decidir si...

- He dicho que ya basta -atajó, sentado junto a Abby con una mano sobre su hombro-. Deja que se vaya.

Ninguno dijo nada, sino que el padre de Scott asintió y Abby se dejó guiar a la puerta por el sheriff, solo porque ella seguía sintiéndose dentro de una pesadilla.

- Ve a casa. - aconsejó, como un padre lo haría.

- No -respondió, alejándose poco a poco a la puerta con él detrás-. Tengo un nogitsune que matar.

- Abby...

- Y no pienso alejarme de Stiles. No como lo hice con Allison en ese momento.

𝐂𝐀𝐓𝐂𝐇 𝐌𝐄 || isaac laheyWhere stories live. Discover now