La hora de la verdad

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Luego de dejar mi nombre en el cáliz fui a la biblioteca a leer un rato. Era tarde, la luna se asomaba por el ventanal y dejaba entrever su luz. Era una imagen muy linda y acogedora, así que traté de sacar una imagen mental y limitarme a disfrutar de mi libro.

Un rato más tarde Ginny vino corriendo a decirme que los gemelos estaban a punto de poner sus nombre en el cáliz y que me estaban esperando. Me levanté de un salto y me dispuse a caminar hacia el salón. Antes de entrar respire hondo, dispuesta a seguir ignorando a Fred.

Ginny empujó la puerta y logramos ver a las zanahorias con una poción en sus manos cada uno. El resto de los alumnos vitoreaban y aplaudían. Hermione les tiró malas vibras, pero ambos con gracia las evadieron. Que raro.

La picion era verde esmeralda, la mezclaron, cruzaron los brazos y con un suspiro hicieron fondo blanco. Una vez que tiraron los frascos, saltadores dentro del círculo de la edad, pusieron sus nombres y todos los allí presentes gritaron y aplaudieron felicitandolos, pero algo andaba mal.

De la nada comenzaron a salir llamaradas del cáliz, los papeles volaron y los gemelos salieron volando hacia atras, expulsados del círculo de edad. Cuando se levantaron, se miraron y todos contemplamos como su rostro envejecia de a poco. ¡Eran unos mini Dumbledores! Al instante se lanzaron a pelear echándose la culpa mutuamente al tiempo que todos nos descostillabamos de la risa.

Alguien abrió la puerta. Silencio. Como su hubiera entrado el mismísimo Merlí. Claro, tania que ser, el idolatrado y endiosado Victor con su séquito de idiotas por detrás. Bueno, en fin, la diversión había durado poco.

Entre Ginny y yo logramos separar a los gemelos y los llevamos a la enfermería, ella con Fred y yo con George, claramente. Madame Pomfrey les dio una poción y les diho que en unas horas iba a volver todo a la normalidad  pero que tal vez la barba iba a perdurar en el tiempo. Esto hizo que casi se caigan de culo al piso, pero que hacerle. Obvio ella estaba molestando, pero los dos tontos de lo creyeron, y con cara de haber visto a un fantasma (literalmente porque el Barón Sanguinario pasó frente a nosotros), se fueron a la sala común.

Ginny y yo los seguimos por detrás, riéndonos a más no poder.

Al llegar George y yo nos quedamos abajo en el sillón mientras los otros sabían.

- Gané - sentencié sin poder aguantar más la palabra dentro de mi boca.

Él revoleó los ojos y asintió - lamentablemente- dijo con desdén.

- Ya se a qué lugar voy a ir para los masajes- lo miré de reojo riendo.

- Con Fred?- bromeó George estallando en risas.

Lo fulminé con la mirada - Mejor vamos a dormir antes de que sigas diciendo más pavadas-.

A la mañana siguiente desperté renovada, había dormido tan bien. Prender velitas aromáticas de gardenia a lo muggle había sido la mejor decisión tomada. Además había limpiado un poco las malas vibras que los nervios por el torneo, y si, Fred, me ocasionaban.

Desayuné con Luna, una chica muy agradable a decir verdad. Me dio una charla sobre como la magia se entrelaza a las malas vibras de las que tanto hablan los muggles.

Durante el día había hablado con algunas chicas de la otra escuela y con algunos chicos de Dumstrang. Desgraciadamente no me encontré con el muchacho que me guiñó el ojo.

Me gustaría decir que para la noche ya me había calmado un poco, pero estaría mintiendo. Fue la primera vez que todos llegaban en horario a cenar.

Por fin, la hora de la verdad.

- Ya es hora de anunciar a los participantes  del torneo- sentenció Dumbledore sin ir con rodeos.

Se acercó sutilmente al cáliz, el cual empezó a sacar chispas de su aura superior verde para expulsar un papel semi quemado.

- Como alumno de Dumstrang tenemos a Victor Krum- aplausos y silbidos por doquier. Este se levantó de su silla y se dirigió al frente, donde le indicaron que debía entrar a la sala de trofeos.

El cáliz nuevamente ardió para dar lugar a un segundo papelito.

- La alumna de Beauxbatons es la señorita Fleur Delacour- de nuevo aplausos y gritos agudos.

Un tercer papel salió disparado, acompañado por otro.

El momento de la verdad.

- Los alumnos de Hogwarts, que como saben al ser el colegio sede tiene el honor de cobrar con un participante más, son- segundos de silencio wue parecieron horas.

Las manos me sudaban, las piernas me temblaban y mis ojos no podían estar más abiertos.

- Cedric Digory y _____ Riddle Lestrange.

Hujo un ligero silencio cuando el director pronunció mi apellido, pero al instante este se vio opacado por plausos y más aplausos.

Todo eso era real?

Apenas pronunciaron mi nombre Fred se levantó de la silla enojado y se fue quien sabe a donde.

Qué le pasaba?

En fin, no iba a prestarle atención en lo que podía ser uno de los mejores momentos de mi vida.

No me podía levantar de la silla, estaba anonadada, no podía salir del shock. George tuvo que empujarme y ayudarme a pararme porque sino no iba a ir más.

Chocamos los 5 con Cedric, pero al pasar en frente de los profesores sucedió algo extraño, Ojoloco Moody no dejaba de mirarme con cara de pocos amigos, como si no quisiera que yo estuviera ahí.

Entre a la sala de trofeos con el corazón en la boca.

Hubo un gran silencio hasta que entró Harry y se sumó a la ronda. Un sexto jugador había sido agregado como participante tras muchos gritos y discusiones.

Luego nos explicaron como venía la mano, las pruebas, los puntos, la copa, la gloria, todo.

Cuando por fin pude irme a dormir hable con Harry yendo a la sala común. Este me explicó toda la situación y claramente le creí, de igual forma le dije que cuidaba su espalda y que ante cualquier cosa podía consultarme.

Algo que me había sorprendido era que Harry jamás había dejado de tratarme  diferente a pesar de mi parentesco con el asesino de sus padres, lo que me parecía muy noble y maduro de su parte.

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora