Mi siguiente movimiento

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- Lee!- grité y corrí a abrazarlo.

Había pasado casi un año sin vernos, lo extrañaba demasiado...

Él me devolvió el abrazo y dijo- no puedo creer que ya esté de vuelta, no sabes cuánto te extrañé- pero con una voz un tanto más grave y varonil.

Me separé de él y pude observarlo bien, había crecido, de eso no había duda. No estaba tan alto como los gemelos pero casi. Tenía la espalda mucho más formada y ancha, se había dejado crecer el pelo, y las facciones de su cara estaban mucho más "acomodadas"... en un año se había transformado casi completamente en un hombre.

- Qué pasa sist?- preguntó un tanto preocupado al observar como lo miraba.

- Estas enorme, y ya se que es frase de abuela, pero vaya... cuanto has crecido- respondí sin salir de mi asombro.

Él se rió y agregó- tú tampoco te quedaste atrás- hizo una pausa para observarme, y continuó- pero no de altura, ese metro sesenta no cambia más-.

Los gemelos se rieron y susurraron al unísono- enana-.

- Digan lo que quieran, yo soy feliz así- dije con la cabeza en alto y sin perder la compostura- además prefiero eso a tener que estar agachandome constantemente, trío de pie grandes-.

- Sisi, seguro- dijo Fred riendo.

- Bueno, me parece que es hora de comenzar- sentenció Molly antes de que la pelea siguiera su rumbo.

- Te parece bien ma, muero de hambre- comentó Ron para variar, agarrándose el estómago.

Esa noche fue espectacular, durante la comida Lee y yo nos pusimos al corriente.

Entre la cantidad de cosas que me contó, tocó el tema de su novia, dijo que iban a probar de mantener una relación a distancia.

A decir verdad estaba muy feliz por Lee, había crecido y aprendido un montón. Hacer ese cambio le había servido como una especie de borrón y cuenta nueva, además de que había aprendido una millonada de cosas sobre ser comentarista, hasta tomó clases de eso!

Ya íbamos por el postre cuando George dijo- ahora vas a tener que controlarte don comentarista-.

Lee lo miró confundido, así que agregó- ahora que tu hermana es capitana...-.

- Capitana?- preguntó sorprendido.

- Se me olvidó decirte eso- me excusé dejando el vaso sobre la mesa.

- Vaya _____! Felicidades- me felicitó.

- Gracias Lee-.

- En cuanto a lo de controlarme, no prometo nada, si alguien tiene las agallas de siquiera tocarla...- comenzó mi hermano el protector, pero lo interrumpí antes de que dijera una grosería frente a Molly y Arthur.

- Eso no va a pasar, y si pasara sabes muy bien que sé defenderme sola, no voy a dejar que quedes suspendido de comentarista solo por un estúpido juego-.

Acababa de decir eso, cuando siento que alguien me tapa los ojos. No necesitaba adivinar para saber de quién eran las manos y el perfume.

- Ya Fred, sé que eres tu- dije tratando de soltarme, pero no lo hizo.

- Feliz cumpleaños hermosa y Lee- dijo Fred y me soltó.

Una torta se acercó volando a los dos. Podría jurar que era de nutella, mi favorita.

La celebración continuó con una especie de fiesta entre nosotros. El baile comenzó, pero lo único que faltaba era la bebida muggle.

Habían pasado como treinta minutos y ni Ron ni Harry les habían pedido a Herms y Ginny para bailar, así que las incentive a que ellas tomaran la iniciativa. Al comienzo dudaron, pero luego de un rato accedieron y fueron a buscarlos.

Fue una noche muy divertida, todos bailando al son de la música, disfrutando de una última fiesta antes del inicio de clases.

Cuando salí a tomar aire me di cuenta del amor y cariño que había en la familia Weasley, y de que yo era parte de eso, de que a pesar de la sangre y mis orígenes, era parte de una familia que iba a cuidarme y no dejarme sola...

Fue ahí cuando decidí cual sería mi siguiente movimiento con respecto a mamá, la de sangre. Iba a escribirle una carta, pero no con la esperanza de que todo fuera diferente, sino con idea de que ambas vivíamos en mundos separados y no compatibles, que encontrábamos la dicha en cosas total y completamente diferentes, pero esperando a que por lo menos tuviera la decencia de saludarme luego de como dieciséis años.

- En qué pensas mi amor?- preguntó Fred acercándose con un vaso de jugo para ambos, sacándome de mi mundo.

- Voy a escribirle una carta a mamá- sentencié luego de recibir el jugo.

- Sabes que te voy a apoyar en la decisión que tomes, y no quiero pincharte la burbuja ni nada, pero...- comenzó, pero lo interrumpí.

- Lo sé, no voy a hacerme falsas ilusiones- dije segura de lo que pensaba.

Fred se acercó más y me abrazó, pero no de forma casual, sino como consolandome o algo por el estilo.

- Y esto por qué? No me mal entiendas, no me quejo, pero a qué viene?- pregunté un tanto sorprendida.

- Eres valiente, sabes? Yo no sé si sería capaz... luego de todo lo que has pasado y ha pasado en general este año- comenzó a explicar, pocas veces se lo podía ver así de serio- ya sabes, los sueños, el mundial, las conexiones entre los hechos... no sé, se me hace muy difícil pensar que alguien es capaz de cargar con tanto- dijo separandonos para poder mirarme a los ojos por unos segundos.

- Solo con la ayuda de ustedes, sobre todo con tu apoyo, sin vos yo... no sé, no quiero siquiera imaginarlo- respondí, lo que era verdad, Fred siempre había sido mi soporte en todo, siempre había estado ahí para mi, y el simple hecho de imaginar que no estaba conmigo me devastaba.

A decir verdad me daba miedo depender tanto de alguien, que mi integridad y felicidad estuvieran íntimamente ligadas a la presencia y el cariño de esa persona... eso le daba demasiado poder sobre mí... tenía total y completa libertad sobre mi corazón, podía romperlo y destruirme a su antojo, pero sabía en quién confiaba, sabía que Fred no era así...

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora