Qué voy a hacer?

327 19 1
                                    

La verdad que no sé cómo hice para dormirme, la cabeza me daba vueltas pensando en Max, en lo que me había dicho...

Qué voy a hacer?

La verdadera pregunta es qué siento por él. Pero no iba a desperdiciar mi sueño por un hombre, así que me fui a dormir para consultarlo con la almohada.

Desperté de maravillas. Había dormido tan bien. Me puse un buzo y bajé a desayunar.

Todo estaba demasiado bien, no parecía real. Y es que no podía durar más de quince minutos, apenas me crucé con Max, todos los recuerdos de lo acontecido me abrumaron y comencé a vibrar bajo... otra vez.

- Qué pasó _____? Parecías tan animada cuando despertaste- inquirió Hermione  cuando me senté a desayunar con el grupo.

La miré con cara de pocos amigos y suspiré- ojalá todo fuese tan fácil Herms.

Me serví una buena taza de café. La iba a necesitar. Por su parte, los muffins  de banana estaban exquisitos, lo que me reconfortó, pero lamentablemente no del todo.

Luego de un rato, alzé la cabeza para ver quien se había sentado junto a nosotros. A mi pesar, eran zanahoria uno y zanahoria dos.

Solo quería desayunar en paz.

- Buen día gente- saludó George alegre y campante. Algo bueno le acabana de pasar, lo podía percibir.

Por su parte, su gemelo se encontraba inmutable, mirando como zombie la taza de té que se había servido, claramente vagando en su propio mundo sin darse cuenta siquiera de donde estaba.

Eso me hizo recordar las mañanas en la madriguera que pasábamos juntos, pero no permití que ese pensamiento de explayara y tomara poder de mi conciencia.

Más tarde salí a caminar por la nieve. Como me gustaba. Por más natural que fuera, parecía mágica, podía traer vida incluso al paisaje más desierto, era como la pizca de brillo que todo el mundo necesita en su vida. Eso me hizo pensar en cuál era la nieve de mi vida, qué me hacía... brillar.

En el medio de mi filosofía, me crucé sin querer con Luna.

- Oh, hola _____- saludó con una paz envidiable. Sin duda su tranquilidad era la nieve de su vida. Sonreí ante el pensamiento.

- Qué haces por aquí? Ha e frío para estar fuera del castillo- inquirió con sus enormes ojos color azul, y un tono de voz que se asemejaba a una canción de cuna.

- Caminar, pensar, tratar de tener las ideas claras como la nieve por más llenas de barro que estén- respondí mirando con curiosidad su gorro. Era rosa con toques de verde esmeralda bordados con forma de estrellas- lindo gorro.

- Gracias- sonrió- pero hablando de ti, qué te tiene tan preocupada? Juraría que escuché rumores sobre un caballero de Dumstrang que corteja a esta dama.

Reí ante el comentario.

- Sí... sobre eso- y acto seguido le conté todo lo que había pasado, las cosas que me había dicho y el hecho de no saber qué hacer ni como sentirme.

- Estas en una situación complicada, pero estás segura que no sabes que sentir, o en realidad no queres sentir lo que sentís? Porque la negación solo demora lo inevitable.

Lo pensé un momento y efectivamente, Luna tenía razón, estaba negando lo que en realidad me pasaba.

- Pero lo que siento en este momento no me va a llevar por buen camino- dije sin pensar lo que salía de mi boca.

- _____, no podes pretender sentir algo hacia alguien, probablemente si sentis, pero no con la misma intensidad y pasión con la que querés a la otra persona, y tal vez no sea lo mejor, pero en ese caso sería sería peor pretender que eso no existe.

Quería decirle que se equivocaba, que ya había olvidado a la otra persona, que estaba lista para seguir adelante y enamorarme de otras personas y que ese primer enamoramiento nunca había sido con un lazo tan fuerte. Pero estaría mintiendo.

- Cerra los ojos _____  concéntrate- dijo Luna tomando mis manos con los guantes- imagínate dentro de 5 años, listo?- asentí y continuó- ahora abre los ojos, estabas sola o acompañada? Quién estaba ahí para ti? No hace falta que me respondas, tan solo piénsalo.

Luna acababa de poner todo tan fácil pero difícil a la vez.

- Gracias - dije abrazándola- eres una buena amiga.

Dicho esto volví al castillo casi corriendo.

- _____! - Me llamó George cuando me vio pasar hecha una bala frente a él, pero no me detuve, seguí de largo hasta entrar en la sala común y...

Angelina, Fred, en nuestro sillón. Ese sillón en el que solíamos sentarnos los dos en los días como este, donde le conté mis secretos y él se abrió conmigo, el lugar donde compartimos noches de frío viendo películas con chocolate caliente.

Mis ojos se cristalizaron, pero seguí, hecha una bala a mi habitación. No me detuve y espero que ellos no se hayan dado cuenta.

Había sido una tonta al pensar que todo cambiaría con tan solo decirle dos palabras, al olvidar que él ya tenía hecha su vida de nuevo, que amaba a una mujer y que yo no era ella.

Pero no iba a jugar con Max. Me envalentoné y crucé eda horrorosa sala con la esperanza de encontrar al búlgaro con facilidad.

Volví a cruzar a George, me llamó, y una vez más no me detuve. En mi mente solo había una cosa: terminar lo que había empezado para no lastimar a nadie.

Por suerte me lo encontré en el Gran comedor merendando con sus amigos.

- Podemos hablar?- le pregunté al acercarme. Todos se callaron al verme.

- Eh, claro- respondió como si lo hubiese tomado desprevenido. Y es que sí, seguro se esperaba una respuesta que demorara más de un día.

Una vez estuvimos alejados de la gente, comencé, intentando tener el mayor tacto posible.

- Mira Max, te aprecio un montón eres de verdad increíble, me ayudaste a ver cosas que pensé que eran imposibles y nos divertimos un montón, pero yo...- suspiré tratando de buscar las mejores palabras- no creo que lo nuestro pueda funcionar. Verás, yo sigo enamorada de... otra persona, y por mucho que te quiera y valore, no creo que sea sano para ninguno de los dos que estemos juntos, además a fin de año no sé si voy a volver a verte, así que nada, no es mi intención lastimarte, pero creo que lo mejor es ser clara y honesta respecto a lo que siento.

Max se quedó callado unos segundos y luego me abrazó.

- Te entiendo _____, espero que logres ser feliz en tu vida, pero sabes que siempre vas a tener una puerta abierta conmigo.

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora