Si no lo veo no lo creo

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- Tanto miedo doy?- le pregunté en un susurro.

- No hace falta que te redponda- dijo en mi oído- aún así te ves linda enojada-.

Nos separamos y pude ver que todos se habían ido a hacer sus cosas, así que lo miré suplicante.

- Qué quieres? No digas que nada porque no te creo - preguntó divertido pero confundido.

- Saber exactamente cómo me veo-.

Eso de verdad me daba curiosidad.

- Bien, es raro, como si tu... aura se tiñiera de negro, tus ojos se oscurecen pero brillan de ira, y hay algo, como una fuerza que activa nuestro instinto de supervivencia y nos hace retroceder, además la forma en que cierras y aprietas los puños para contener la furia le da un buen toque- explicó.

- Vaya... nunca lo había visto así, no me paro frente a un espejo cuando me enojo- comenté sorprendida imaginandome.

- Pero no hablemos de eso, mañana es el gran día, será mejor que durmamos un rato, ya todos están acostados-.

Me tocaba dormir con los gemelos, ellos en una cucheta y yo en la cama separada. Me lavé los dientes, me puse el pijama, le di un beso a Fred, y me acosté para caer instantáneamente en los brazos de Morfeo.

- Ella...- comentó aquella escalofriante voz en esa lengua tan extraña- es primordial Nagini-.

Escuchaba la voz pero no había nada, todo estaba... vacío.

- Mi señor...- dijo Colagusano- déjeme ir a buscar a la chica...

- No interrumpas Colagusano, además te necesito aquí conmigo, estoy demasiado débil como para quedarme solo tanto tiempo-.

- Pero mi señor...-.

- Pero nada, mi fiel mortifago aquí presente se encargará... empieza de inmediato, va a ocurrir e cualquier momento, así que debes estar listo para hacer tu entrada triunfal-.

- No te fallaré amo- dijo una voz que se me hacía algo conocida.

En ese momento un montón de imágenes diversas se presentaron en mi mente como flashes, un cementerio, una copa, un laberinto, un... ojo?, el estadio del mundial, y... la marca tenebrosa plasmada en el cielo...

Desperté sobresaltada pegando un grito sordo... Podía reconocer la voz de... mi padre, era raro decirle así, eran las mismas voces del sueño anterior... pero la marca... eso significaba que... bueno, no importa... era solo un sueño, verdad?

Me levanté de la cama y fui al baño a lavarme la cara. Los primeros rayos de sol se hacían ver, me sequé y fui a la cocina a tomar un vaso de agua... las manos me temblaban, y el hecho de que alguien me abrazara por atrás agravó la situación haciéndome tirar el vaso.

- Estás bien?- preguntó Fred parándose frente a mi.

No pude más y lo abracé, necesitaba ese abrazo reconfortador.

- Hey, hey, tranquila- dijo acariciandome el pelo- qué fue esta vez?-.

- Yo... si salimos? Quiero despejarme un poco y de paso te cuento-.

- Claro-.

Salimos y nos sentamos frente a las brasas del fuego. Hacía frío, así que me abrazó y pude apoyar la cabeza sobre su hombro.

- Ahora si me vas a contar?-.

- Fue... horrible, no pude ver nada, pero si escuchaba, eran las mismas voces que el sueño de anoche... mi padre hablaba con la serpiente que parece que se llama Nagini, Colagusano lo interrumpía y se ofrecía a buscarlos, pero él se negó y le pidió al otro chico que se preparara y estuviera alerta porque algo iba a ocurrir en cualquier momento y debía estar listo para hacer su entrada triunfal, pero lo del final fue lo más raro, aparecieron muchas imágenes como flashes, un cementerio, una copa, un laberinto, un ojo, el estadio del mundial, y... la marca tenebrosa plasmada en el cielo- expliqué con el corazón en la mano debido a los nervios.

Fred se lo pensó un momento y dijo- crees que... no sé... que tal vez sea más que sólo un sueño?-

- Eso me temo, todo se siente tan real... es como ser la narradora testigo de una historia-.

- Y crees que él lo sepa?-.

- Saber qué?-.

- Que tu lo escuchas, en el supuesto caso que sea más que un sueño-.

- Sinceramente no lo sé, espero que no... en realidad espero que sea solo un sueño, además debería intentar hablar con serpientes- dije cambiando de tema.

- Buena idea, por qué no buscamos una?-.

- Era broma! Digamos que me dan un poco de miedo-.

- Cobarde- murmuró.

- Qué dijiste?-.

- Yo... eh... nada-.

- Parece que voy a tener que hacer más de una venganza-.

- Si lo haces sabes la que se te viene-.

- Imaginate una guerra de bromas entre los dos, se armaría la segunda guerra mágica- comenté riendo- probablemente uno de los dos acabaría muerto!-.

- De seguro- respondió riendo también.

Hablar con Fred y reír un rato me hizo bien, aunque por alguna extraña razón me sentía débil por abrirme de esa forma.

- Con que por acá andaban- comentó George saliendo de la carpa- está fresco aquí afuera- y volvió a entrar sin esperar respuestas, lo que nos hizo reír otra vez, pero el ruido que emitió mi estómago hizo que nos detengamos, parecía que me gritaba "dame comida!".

- Una que yo sé no tiene nada de hambre- comentó Fred divertido.

- Nooo, claro que no, por qué lo dices?- respondí con ironía.

- Vamos que te cocino algo-.

- Se cae el cielo, Fred Weasley cocinando? Si no lo veo no lo creo-.

- No hagas que me arrepienta-

- Está bien, pero procura no incendiar el campamento entero- dije y revoleó los ojos.

Entramos y pensé que era una broma, pero al verme ir directo a la cocina me detuvo agarrándome de la cintura.

- Hablaba en serio- dijo- que ni se te ocurra aparecer por aquí, entendido?-.

- Tengo miedo- comenté y lo miré de reojo, parecía que hablaba en serio, pero mejor prevenir que lamentar- más te vale que no te traigas una broma entre manos porque desearás no haber nacido-.

- Tan poca fe le tienes a tu novio?-.

- En serio quieres que te responda eso?-.

- Ya vete-.

Fred me había hecho olvidar todo el asunto del sueño, así que a pesar de que en serio me daba miedo lo que pudiera llegar a hacer, me fui a cambiar el pijama.

En el cuarto me encontré con George que estaba sin la remera.

- Y Fred?- preguntó mientras buscaba algo en su bolso.

- En la cocina-.

- Hablo en serio-.

- No te miento, dice que va a preparar algo-.

- Si no incendia el campamento antes- comentó y ambos reímos.

- Le dije lo mismo- agregué y agarré la ropa para cambiarme en el baño.

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora