Leona...

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Narra _____.

Bajé a la sala común, y me encontré con nadie más y nadie menos que Fred Weasley; al verlo di media vuelta y me dispuse a subir, pero él me vio y corrió detrás de mi.

- _____, espera- me pidió, pero no le hice caso, y seguí subiendo, aparentemente Fred pisó el sexto escalón (el que activaba la trampa), y ambos rodamos escaleras abajo, él cayó primero, y yo encima suyo.

- Qué quieres- le espeté tratando de contener la risa, a decir verdad era una situación bastante cómica.

Me moví, y quedamos ambos sentados contra la pared enfrentados.

- Me comporté como un idiota, y lo siento, no debí tratarte así, tú sólo querías disculparte, no lo merecías- dijo mirándome fijamente a los ojos.

- Yo también estuve mal al gritarte así esta mañana- reconocí.

- Novios?-.

- Alguna vez dejamos de serlo?- dije y me acerqué a él para besarlo, me correspondió el beso, y no paramos hasta que algunos aplausos nos separaron, giramos la cabeza, y vimos a Grorge de un lado, y a Katie y Hermione del otro, me sonrojé.

- Lo sabíamos- comentaron las chicas arriba.

- Te lo dije- agregó George del otro lado.

Nos paramos y bajamos de la mano a cenar.

- No creas que ahora vas a librarte de mi fácilmente- comentó.

- Puedo subir a mi habitación cuando plazca, no creo que te atreves a seguirme otra vez- contesté.

- Si no piso el sexto escalón tal vez lo logre-.

- Touché-.

El otoño dio lugar a un frío invierno, los primeros copos de nieve comenzaban a caer, creando así, un hermoso colchón blanco que se extendía por todo el colegio.

Era sábado por la tarde, Fred y yo nos hallabamos sentados en la torre de astronomía comiendo chocolate.

- Tienes que ir?- le pregunté, pues no quería que se fuera, estaba bastante cómoda sentada entre sus piernas con mi espalda apollada en su pecho.

- Si, debo cumplir el castigo de Snape, apenas termine volveré contigo, y podremos escaparnos a Honeydukes, y pasar ahí toda la noche- con eso me convenció.

- Vale, pero no te tardes, voy a esperarte en la sala común- dije, y ambos nos paramos y caminamos, cada uno por su camino.

Cuando estaba volviendo, escuché un ruido a mis espaldas, me di la vuelta, pero no había nadie, así que seguí caminando, hasta que alguien me agarró por atrás, y antes de que pudiera pronunciar algún encantamiento, taparon mi boca con un hechizo, y me condujeron de vuelta a la torre astronómica. No podía ver de quien se trataba, sólo sabía que dos personas me sujetaban, y una venía detrás.

Traté de liberarme, pero todas mis fuerzas fueron inútiles, en ese instante el miedo me invadió, ¿qué estaba pasando?, tenía que hacer algo para escapar, pero no podía, los que me sujetaban eran mucho más fuertes que yo.

Entramos a la torre, y me sentaron en el piso, pero seguían sin soltarme. 

Pude ver de quienes se trataba, Fletcher y sus mamuts.

- Que pena que aún no nos hallan enseñado a hacer magia sin abrir la boca- comentó y ellos rieron, uno de los mamuts soltó mi brazo, y aproveché para meterle una piña en la nariz, la cual comenzó a sangrar, y me dedicó una mirada de odio - atenla allá- les indicó, y algunas cuerdas salieron de sus varitas, me sujetaron de las manos, pero aún tenía mis pies libres.

- Te dije que iba a vengarme por lo sucedido aquella noche- dijo, y no pude evitar hacer una pequeña sonrisa, esa noche había sido la más graciosa de toda mi vida, pero él se dio cuenta, me pegó una cachetada y con odio añadió- es mi turno, lástima que lo mío no sean las bromas-.

¿Qué quería decir con eso?

- Sugetenla fuerte-. Las sogas apretaban cada vez más fuerte mis muñecas, no solo dolía, quemaba, era horrible.

A pesar de que sabía que no iba a poder liberarme sin magia, no dejaba de intentarlo, pero eran dos mamuts usando magia, contra mi; mi única arma eran mis piernas, pero no podía usarlas todavía, nadie se hallaba lo suficientemente cerca.

Fletcher se acercaba hacia mi, recién cuando estábamos a centímetros de distancia paró.

- Esta vez las copias no podrán salvarte, estas sola, sin magia, y ¿qué eres tu contra nosotros?- dijo y volvieron a reír, eso me enfureció demasiado, y volví a intentar soltarme, sólo que con una fuerza impresionante, que logró tirar a los mamuts al piso, pero Fletcher fue más rápido, y lanzó otra cuerda para sugetarme.

- Es sólo una enana sin fuerza ni magia- dijo con desdén- si es necesario, aten también sus piernas- al decir eso, más sogas salieron de sus varitas, y me ataron por los tobillos.

Sentía que las cuerdas estaban hechas de fuego, por cada lugar de mi cuerpo por dónde pasaban, lo quemaban sin compasión.

No sé en que momento Fletcher se abalanzó sobre mi y comenzó a... qué?!, no, no iba a permitírselo, había comenzado a desprender los botones de mi camisa, pero le pegué un cabezazo (que creo que me dolió más a mi que a él), y quedé un poco mareada, por lo que no pude esquivar la piña que me pegó bajo el ojo, por suerte no salió sangre, aunque iba a quedarme un buen moratón. Dolía, pero no podía concentrarme en eso ahora.

- Te crees muy fuerte no? leona de mi*rda- dijo, eso me hizo recordar lo que soy, una metamorfomaga, como podía haberlo olvidado.

Me concentré lo más que pude en transformarme en una leona; cuatro patas, pelaje rubio, con un rugido temible...

Cuando Fletcher había terminado de desprender los botones, logré transformarme, se sentía genial.

- Roar!- rugí (se escuchaba como un rugido de verdad).

- Corran!- gritó Fletcher. Pude ver sus caras de miedo y sorpresa antes de que salieran corriendo.

Me transformé nuevamente en una persona; como era metamorfomaga, tal vez podía esconder mis golpes, lo intenté, y lo logré, pero debía estar concentrada en ello para mantenerlos ocultos.

No podía moverme, lo que acababa de ocurrir me tenía petrificada, aún sentía las sogas sugetando y quemando mi cuerpo, la piña que me había pegado, y el miedo que se había hecho parte de mi.

Cuando al fin logré salir del shock, me prendí la camisa, y caminé a la sala común, dónde me encontré con Fred.

- Hola bonita- me saludó.

- Ho-hola- dije con la voz más normal que pude hacer.

- Pasa algo?, estás pálida, te sientes bien?- preguntó algo asustado.

- Sólo me duele un poco la cabeza- dije, lo que era una verdad incompleta, porque no era eso lo único que me dolía- voy a subir a acostarme un rato-.

- Te acompaño- se ofreció, y a pesar de que no le iba a contar lo sucedido, lo necesitaba a mi lado, así que no se lo impedí, y subimos juntos.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Perdón por no haber cumplido con eso de subir un capítulo nuevo cada día durante este último tiempo, pero prometo que a partir de ahora me esforzaré por hacerlo.

Espero les halla gustado, porfa comenten qué les pareció.

Los quiere,

Canuto.

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora