Épico

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Los pasos se hicieron cada vez más cercanos hasta que se detuvieron, miré por el ojo de la cerradura, y se trataba de nadie más y nadie menos que Flitch, así que murmuré alohomora y la puerta se cerró con llave, impidiendo al conserje su entrada a nuestro escondite.

- Estuvo cerca- comentó Fred.

- Demasiado cerca- agregué con el corazón a punto de salir de mi pecho.

- Lo logramos- dijo George.

- Pero ahora tenemos otro problema, qué haremos?- pregunté.

- Quedarnos, obvio- respondió Fred- nada nos garantiza llegar a la torre sin ser vistos-.

- Tienes razón- dije, y George asintió.

- No se ustedes, pero muero de sueño, hasta mañana- dijo, y se recostó sobre el buzo que había convertido en almohada.

Fred y yo nos sentamos apoyando las espaldas contra la pared.

- Mira _____, yo...- comenzó, pero lo interrumpí.

- Antes de que empieces, escucha, recuerdas cuando Angelina te dio la poción a ti? Yo también creí en lo que mis ojos veían, y desconfié de ti a la primera, pero me perdonaste en un abrir y cerrar de ojos, literal porque estaba petrificada... siento haberte hecho dar tantas vueltas- me disculpé girando la cabeza para mirarlo.

- Yo lamento haber desconfiado y haberte gritado- dijo tomando mi mano- Osea que ya estamos bien?-.

- Siempre- respondí, y nos besamos.

- Todavía tenemos que cobrarle los galeones de la apuesta a George- le recordé cuando nos separamos- para poder ir al auto-cine-.

- Mañana mismo por la noche- dijo.

- Hecho-.

- Cuando todos estén cenando iremos, así nadie nos vea- agregó.

- Nos llenaremos de dulces en Honeydukes y partiremos- dije ilusionada, pero me di cuenta de algo, no teníamos auto!- y dime genio, como haremos sin auto-.

- Dejamelo a mi-.

- Pero trata de no meternos en problemas-.

- Lo intentaré, pero no te puedo prometer nada- respondió y reímos, hasta que un largo y sonoro ronquido de George nos interrumpió, lo que nos provocó más risa aún.

Estaba por comentar algo, cuando un bostezo se cruzó por mí camino.

- Cansada, eh?- preguntó con una hermosa sonrisa plasmada en sus labios.

- No se como lo notaste- dije, y rió otra vez.

Me apoyé en su hombro, donde pude oler su exquisito perfume, y sin más me quedé profundamente dormida.

Los rayos de sol que asomaban por la ventana me despertaron al darme de lleno en los ojos.

Fred me había acomodado para que apoyara la cabeza en su regazo, y me tapó con su buzo, mientras que él apenas si había estirado su cabeza hacia atrás.

Me fijé en su reloj, marcaba las 7 am, hora despertarlos.

A Fred lo desperté con un beso, y a George le tiramos agua.

- Qué!?- gritó George despertando de un salto- Me las pagarán par de inútiles-.

- De hecho tu debes pagarnos- dije recordando el dinero de la apuesta.

- Los dos galeones de la apuesta- agregó Fred.

- Qué? No recuerdo ninguna apuesta- respondió haciéndose el tonto, pero lo miramos enojados con una sonrisa malévola- esta bien, esta bien, pero no me miren así, me da miedo de lo que son capaces de hacerme los dos juntos- agregó. Fred y yo chocamos los cinco. - Para qué los usarán?- preguntó.

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora