Primer paso

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No podía creer lo que salía de la boca del chico que tenía frente a mí. No podía hacer más que mirarlo inmutable mientras lo escuchaba. Habíamos sido tan tontos, tan idiotas, nos habíamos equivocado tanto. Y lo sabíamos, y estábamos dispuestos a arreglar el error.

En tanto Fred terminó, dimos el primer paso de muchos para solucionar las cosas. Él se bajó de la camilla, quedando a centímetros de mi cuerpo, con una mano me sujetó de la cadera para pegarme a él, de modo que nuestros cuerpos fueran una sola cosa, y con la otra me corrió un mechón de pelo que tenía en la cara.

- Extrañaba observar esos hermosos ojos de cerca- sentenció con dulzura.

No aguanté más. Al instante eliminé el espacio entre nuestros labios y nos fundimos en el tan ansiado y esperado beso. Fue pasional, dejando de lado la dulzura previa nos encontramos devorando cada centímetro sin tocar, todo desde el minuto cero.

Mis manos estaban detrás de su cabeza, jugando, no de la forma más tierna, con su pelo. Él, en cambio, luego de haberme agarrado de la cadera, paseaba sus manos por mi espalda, luego bajó una hasta mi pierna y la volvió a subir.

Cómo lo había extrañado.

Nos separamos agitados, casi sin aire como para respirar un poco.

Unos aplausos se escucharon detrás nuestro. Ambos nos dimos la vuelta para ver a Madame Pomfrey mirando el espectáculo.

- Dumbledore me debe 5 galeones- sentenció y se fue a buscarlo. Ambos reímos por la ocurrencia.

- Vamos a... Un lugar más privado- preguntó casi como afirmando, sabiendo mi respuesta.

Yo asentí sin poder emitir palabra, él me tomó de la mano y salimos juntos encaminados a la sala común. Gracias a Merlín no nos encontramos a nadie lo suficientemente conocido como para que hiciera preguntas, pero sí con varias miradas extrañadas.

Entramos a su habitación, en donde afortunadamente no se encontraba su gemelo. Antes de hacer cualquier cosa, el pelirrojo me hizo una pregunta.

- No dijiste nada hasta ahora, ¿todo bien?

Asentí con la cabeza. - Es que no lo puedo creer, esto... es... es todo un... no sé, no parece real- y antes de que pudiera hablar, continué- pero si es un sueño, espero no despertar jamás.

Y con una sonrisa lo volví a besar apasionadamente, para proceder a quitarle la remera y deleitarme con sus fuertes brazos y espalda marcada.

Él me tomó de la cintura una vez más para pegarme a su cuerpo. Extrañaba sentir el roce de sus manos contra mi piel al meterlas bajo mi remera para tomarme de los pechos por sobre el corpiño. Sentí una necesidad impresionante de arrancarme la ropa, pero esperé a que lo hiciera él. Acto que se concretó en el pequeño camino antes de quedar contra la pared. Una vez allí comenzó a bajar con sus besos para recorrer mi cuello, probablemente dejando una que otra marca. Y yo no me quedé atrás. Fue mi turno de comenzar a besar su cuello, para bajar hasta su clavícula, luego por el centro de los pectorales, para hacerlo desear más y volver a subir a su cuello y así deleitarme con su perfume tan típico.

Ahora él volvió a besarme el cuello, inhaló profundamente, probablemente para sentir mi perfume y recobrar el aire, pero luego continuó bajando con sus besos hasta llegar a mis pechos. En un ágil movimiento me sacó el corpiño, cosa que no interrumpió el camino de sus besos, hasta posarse sobre mis pezones, volver a subir y seguir bajando hasta arriba del pupo. Automáticamente comencé a desprenderme el pantalón, pero Fred volvió a subir hasta llegar a mis labios y quedar de frente a mí, con sus manos en la parte baja de mi espalda, pero sin hacer movimiento alguno.

- Qué?- le pregunté confundida y con la voz agitada.

- No lo dijiste de vuelta- sentenció con un tono de decepción pero con un toque divertido.

- Decir qué Fred- seguí sin entender a lo que se refería, tan solo tenía ganas de volver a sentirlo contra mi piel.

- Sabes a lo que me refiero pequeña.

- No, no lo sé- su tono divertido estaba frustrandome.

Él se acercó a mi oído para hablarme. - Yo dije que te amo, vos?

Tenía razón, no había dicho una palabra en todo el trayecto, y cuando abrí la boca fue solo para comenzar la acción. Cualquiera diría que lo estaba usando para sacarme las ganas, pero no iba a dar el brazo a torcer.

- Y qué.

- Así que esto es un amor no correspondido... qué triste _____.

- Me vas a tener que hacer corresponderlo.

Fred esbozó una sonrisa para proceder a levantarme por los muslos y llevarme como koala hasta su cama, donde me posó sobre el colchón finamente tendido por los elfos.

- Lo vas a corresponder- sentenció con una voz sombría pero sexy.

Al estar boca arriba sobre la cama, apoyada sobre mis codos, podía verlo, apreciar sus brazos que llevaban a unas  clavículas marcadas, seguidas de un pecho ancho, fuerte, ejercitado, que se movía arriba y abajo para poder respirar por la agitación, que desembocaba en unos abdominales bien marcados y culminaban en la v de la pelvis. El resto estaba cubierto por el pantalón, hasta ese momento.

Nos quedamos un buen rato recuperandonos, pero sin dejar de recorrer con la mirada nuestros cuerpos, él me miraba de arriba hacia abajo, deteniéndose en mis pechos voluminosos, a los que detallaba con cuidado y ganas de más.

Él estaba parado sobre el piso, mirándome en la cama, así que en un sutil movimiento me acerqué a él para decirle. - Muy linda la vista y todo pero no estas haciendo letra.

- Así que no estoy haciendo letra... yo que estaba intentando contenerme y ser bueno.

- Bueno nada, tenes miedo de lo que la "princesa oscura" pueda hacerte- mientras decía esto, con la yema de mis dedos recorría su pecho, oreja y espalda.

- La princesa oscura va a arrepentirse de provocarme así- sentenció con la respiración más agitada aún.


Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora